Ciencia y Tecnología
La posible red basura
Parece que remite por fin la ola de admiración mágica que el paletismo boquiabierto sentía hasta hace poco hacia internet. Después de dos décadas de las habituales segregaciones de panegíricos y utopías fáciles y superficiales por parte de los falsos profetas de siempre, la red empieza a verse como lo que tan sólo es: un simple medio de comunicación tecnológicamente más perfeccionado que los anteriores. Como tal, la red debería tomar nota del camino y la evolución que siguieron los medios de comunicación que la precedieron. Todos conocemos el triste final de la televisión, concebida en su momento como una ventana de información al mundo y terminando sus días de una manera decepcionante en la telebasura. Por mucho que el avance de la tecnología haya facilitado enormemente la distribución de las informaciones, de las obras artísticas y de los productos de entretenimiento, no ha conseguido reducir de una manera significativa en ningún modo la dificultad de recopilar y contrastar la fiabilidad de esas informaciones, ni la dificultad, el tiempo o el trabajo de crear una obra artística, ni un buen producto de ocio. No ataco a internet; ataco la bobaliconería de considerar la red supersticiosamente como una magia que nos traerá la enésima revelación por la cara. No soy un analfabeto digital. Tuve mi primer Mac en 1990 y me ganaba algún dinero enviando traducciones por e-mail a Bruselas del Boletín Oficial de la UE. Los dos primeros Sabinos que aparecieron en la net española del siglo pasado fueron una web a mi nombre y otra dedicada, contrastes de la vida, por el PNV a Sabino Arana. De la misma manera que apareció una telebasura, una red basura es posible. La red es demasiado importante cómo para no obligarnos a pensar de qué manera hacerla más valiosa y mejor.
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