Dieta
Ni aguacate ni alcachofa: este es el alimento humilde que tienes que añadir a tu dieta
La remolacha roja, una raíz humilde pero poderosa, se afianza como pilar en la nutrición moderna, desplegando un abanico de beneficios para la salud
La remolacha roja, con su característico color intenso y su inconfundible sabor terroso, se ha consolidado en los últimos años como un alimento imprescindible en cualquier dieta equilibrada. Expertos en nutrición y salud natural la recomiendan de manera sistemática, destacando su riqueza en nutrientes esenciales.
Esta hortaliza, popularmente conocida también como "betabel" en algunas regiones, es una gran fuente de antioxidantes, vitaminas y minerales. Su composición la convierte en un aliado para el organismo, aportando no solo valor culinario a los platos, sino también un amplio espectro de propiedades saludables.
Su versatilidad en la cocina permite su consumo en diversas preparaciones, desde cruda hasta cocida, al vapor o en zumos y batidos. Esta adaptabilidad, sumada a sus propiedades, la convierte en un componente clave para aquellos que buscan una alimentación consciente y un estilo de vida activo.
Un concentrado nutricional de envergadura
La remolacha se distingue por su alto contenido en fibra, folato (vitamina B9), potasio, hierro y vitamina C, además de albergar nitratos naturales. La pigmentación rojiza que la caracteriza se debe a las betalaínas, unos compuestos antioxidantes que ejercen una acción de combate contra el estrés oxidativo corporal. Una porción estándar de 100 gramos de remolacha cocida aporta aproximadamente 44 calorías, lo que la posiciona como una opción ligera y densa en nutrientes. Este vegetal es, asimismo, una fuente natural de energía, motivo por el cual es habitual en la dieta de atletas y personas con alta actividad física, tal y como informan desde THE OBJECTIVE.
Los nitratos presentes en la remolacha se transforman en óxido nítrico en el organismo, un proceso que favorece la dilatación de los vasos sanguíneos y, por ende, mejora el flujo sanguíneo general. Este mecanismo tiene mucha importancia para la salud cardiovascular y explica parte de sus efectos.
De hecho, un ensayo clínico de la American Heart Association, publicado en su revista Hypertension, evidenció que el consumo de zumo de remolacha puede reducir la presión arterial sistólica hasta 10 mm Hg en apenas dos horas y media. Este efecto se mantiene, aunque de manera ligeramente atenuada, incluso hasta las 24 horas posteriores a su ingesta, lo que subraya su potencial en el manejo de la hipertensión.
Más allá de la nutrición: Propiedades terapéuticas confirmadas
Además de su perfil nutricional, a la remolacha se le atribuyen propiedades antiinflamatorias, hepatoprotectoras y digestivas. El folato que contiene es fundamental durante el periodo de gestación, contribuyendo de forma considerable al correcto desarrollo del tubo neural del feto. Su efecto depurativo también es digno de mención, ya que asiste en la eliminación de toxinas del organismo, con un impacto positivo en la función hepática.
La fibra que posee esta raíz contribuye a una adecuada salud intestinal, favoreciendo el tránsito y la microbiota. Un sistema digestivo en óptimo estado es esencial para la absorción de nutrientes y el bienestar general, y la remolacha aporta un soporte valioso en este aspecto.
Asimismo, diversas investigaciones han sugerido que los compuestos antioxidantes de la remolacha podrían desempeñar un papel preventivo frente a enfermedades crónicas como el cáncer o la diabetes tipo 2. No obstante, los científicos indican que se requieren aún más investigaciones clínicas a largo plazo para confirmar de forma concluyente estos efectos potenciales en la salud humana.