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«Noble por herencia y muy noble de corazón»
El cardenal y arzobispo emérito de Sevilla Carlos Amigo Vallejo, encargado de presidir la misa funeral de la Duquesa de Alba en el Altar del Jubileo de la Catedral, ha recordado y definido a la aristócrata durante su homilía como “una noble por herencia y noble, muy noble, de corazón”. Según ha dicho tras la lectura de una carta del Apóstol San Pablo, doña Cayetana podrá disfrutar ahora “de la eterna libertad de Dios” y de una “vida llena de nobleza y bondad”, por lo que ha pedido al Señor que admita su alma entre los santos después de haber demostrado ser una persona “generosa y al servicio de los más necesitados”.
“Sabía muy bien, qué elegancia, que de los pobres no se presume sino se les sirve y se les presta”, ha ensalzado Amigo Vallejo, quien ha considerado que la duquesa, de “unas profundas convicciones cristianas y una religiosidad marcada” por la forma en que esta se vive en Sevilla, “por su amor a la familia y su ayuda a los más necesitados”, se va “en paz” después de una muerte que le ha llegado “a una avanzada edad”.
El cardenal ha advertido, como consuelo a su familia, de que “el amor no tiene medida ni en la edad ni en el tiempo” y de que, precisamente por eso, “el tiempo pasa pero el amor permanece”. “Por eso no busquéis su memoria en ninguna parte del mundo porque ella quiere vivir permanentemente en el recuerdo de quienes tanto la quieren y la han querido. Llevadme en el corazón y así siempre estaré viva”, ha agregado.
Durante la misa funeral y la homilía, Amigo Vallejo ha estado acompañado del arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo; el deán de la Catedral de Sevilla, Teodoro León; y otros cuatro sacerdotes, entre los que se encontraba Ignacio Sánchez Dalp, amigo personal de la familia y confesor de la duquesa.
Uno de los momentos más emotivos del acto religioso ha sido cuando, casi al término de la misa y después de la comunión --que sólo han hecho la Infanta Elena y, de la familia más directa de Cayetana de Alba, sus hijos Carlos y Cayetano--, Alfonso Díez y una de las nietas de la duquesa, la hija de Eugenia Martínez de Irujo y Fran Rivera Ordóñez, se han fundido en un largo abrazo entre lágrimas. Los ha consolado la menor de los Alba, que ha salido de la Catedral de Sevilla del brazo de Alfonso tras el féretro de su madre, que de nuevo en la calle ha recibido un fuerte aplauso de los sevillanos.
Todo el acto religioso ha estado amenizado por el organista de la Catedral, José Enrique Ayarra, y la Coral catedralicia polifónica, que han interpretado un amplio repertorio fúnebre con obras, entre otros, de Hndel y Bach.
Un adiós multitudinario
Eran sobre las 12,15 horas cuando, en una abarrotada Catedral con más de 2.000 personas en el interior y otras miles en el exterior, ha recibido al cortejo fúnebre que acompañaba al cuerpo de Cayetana Fitz-James Stuart y Silva, XVIII duquesa de Alba, XI duquesa de Berwick y 14 veces Grande de España, para darle su último adiós.
El féretro ha entrado en la Catedral a hombros de algunos costaleros de la Hermandad de los Gitanos y familiares de la aristócrata, entre ellos sus nietos, y ha sido depositado en el Altar del Jubileo, entre cirios y hachones de plata y ante la presencia, en primera fila, de su marido, hijos y nueras, así como de María Cristina de Borbón-Dos Sicilias y su marido. Todos vestían de riguroso luto y se mostraban serenos, pese a sus compungidos rostros.
A este último acto público de las exequias de la popular aristócrata han asistido también la infanta Elena --en un sillón real junto a la familia directa de la Duquesa--, el presidente del Senado, Pío García Escudero; el ministro de Defensa, Pedro Morenés; la delegada del Gobierno, Carmen Crespo; el consejero de Justicia de la Junta, Emilio de Llera; el alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido; y el presidente del PP-A, Juanma Moreno, entre otras autoridades y personalidades. También han estado representantes de la corporación municipal del Ayuntamiento hispalense y de la Real Maestranza de Caballería.
Entre los amigos y allegados, ha destacado la presencia de Carmen Tello y su esposo Curro Romero --de los primeros en llegar y amigos íntimos de Cayetana y Alfonso--, Nati Abascal, los diseñadores Victorio y Luchino, el torero Cayetano Rivera y su novia la modelo Eva González o el exfutbolista Emilio Butragueño.
Tras la incineración del cuerpo, el santuario de la Hermandad de los Gitanos, a la que pertenecía la duquesa, acogerá por la tarde una ceremonia en la que la familia depositará parte de las cenizas en una de sus capillas laterales. El resto, serán depositadas en Madrid, en el panteón de la Casa de Alba.
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