Ocio

Gastronomía

Rosa Vañó: “La del aceite de oliva es la revolución del siglo XXI”

Se encuentra en pleno lanzamiento de dos innovadores zumos de aceituna: el primer arbequina picante con harissa y el desarrollado con pláncton junto a Ángel León

Rosa Vañó / Foto: Connie G. Santos
Rosa Vañó / Foto: Connie G. Santoslarazon

Se encuentra en pleno lanzamiento de dos innovadores zumos de aceituna: el primer arbequina picante con harissa y el desarrollado con pláncton junto a Ángel León.

Tras desempeñar diversos cargos de responsabilidad en multinacionales, entre ellas, Coca Cola, como directora de la BU de carbonatados, en 2003 decidió fundar, junto a su hermano Paco, Castillo de Canena Olive Juice. Un grupo aceitero situado en el municipio jienense de Canena, donde se encuentra el olivar propiedad de su familia. Con 15 años cumplidos, la marca es referente de innovación y calidad dentro del mercado de aceites de oliva de alta gama en todo el mundo. Tanto es así, que en 52 países los amantes de la buena mesa disfrutan de su zumo de aceituna con el que han conseguido reconocimientos nacionales e internacionales. Entre ellos, el Ofi, el Oscar del sector. La energía se la aporta la tostada con picual y sal que desayuna cada día.

–¿Por qué decide dejar su carrera en Coca Cola?

Fue al cumplír los 40. Es un momento de reflexión en mi vida. No solo porque quería hacer cosas nuevas, sino porque consideraba que tenía la experiencia, el conocimiento y el «know how» para iniciar mi proyecto desde 0.

–¿Me está diciendo que sufrió la crisis de los 40?

–Sí, más que la de los 50. Me pareció que aquello que no hiciera a los 40 ya sería complicado iniciarlo más tarde. Y es más, si ahora dejara Castillo de Canena, dudo que comenzara otro negocio de la misma envergadura.

–¿Ha sacrificado mucho?

Sí, por supuesto. Si llego a saber entonces lo que conllevaba, hubiera tomado otro tipo de decisiones y priorizado ciertas cosas. Es verdad que cuando yo empecé mis hijos eran pequeños. Soy una gran defensora del trabajo per se, no creo en la suerte, ni en los pelotazos. Las horas de trabajo es lo que lleva a hacer un proyecto sólido. Optimismo, tesón y paciencia son necesarios.

–Forma parte del Top 100 de mujeres líderes de España. ¿Le han puesto alguna vez la zancadilla?

Cada vez más, el género lo marca el talento. Es verdad que el mundo agrícola estaba muy enfocado al hombre. Sobre todo, en el aceite de oliva. El tiempo fue dándome una de cal y otra de arena. Como mujer, no me he sentido incómoda, pero sí he encontrado escepticismo e ironía. Sin embargo, ahora es un sector que cada vez está más en manos de mujeres.

–¿Por qué en España nos falta cultura? Aún hay quienes en el súper no saben qué aceite escoger.

Hay personas que no saben la diferencia entre el aceite de oliva, el virgen a secas y el extra virgen, que es el zumo de aceituna fresca. Ha habido un poco de confusión en el nombre de la categoría. Existe desconocimiento y ha faltado información.

–Tampoco tienen claro qué variedades armonizan mejor con cada plato.

Los más fuertes, un cornicabra o un picual, resultan perfectos para disfrutar con un tomate, en una ensalada o en un tartar. Si desea algo más sutil, el arbequina es perfecto para los pescados a la brasa o a la sal. Sobre unas verduras a la parrilla, en una ensalada fresca de frutas e, incluso, para hacer una maravillosa mayonesa. Queremos que la gente experimente, ya que es un condimento que da valor a un producto.

–¿Cómo anda de salud el sector?

–Está en un momento inmejorable, lo que ocurre es que debemos expandir las categorías. Nos hemos centrado en los aceites de alta gama y tenemos que saber cómo gestionar los buenos graneles y los de gama media. En definitiva, vigorizar todos los tipos.

–¿Cómo se cata un aceite?

–Jamás bebido. En una patata asada, con pan o en una buena pasta. Es una grasa y necesita calor.

–¿Un buen restaurante debe tener un carro de aceites?

– Los cocineros han llevado el aceite por el mundo. Yo soy partidaria de que cuenten con un carro, pero limitado, ya que una vez abierto pierde. Con tener tres o cuatro para disfrutar de su frescura es suficiente.

¿Qué país es nuestro gran competidor? ¿Italia?

– España es líder en producción e Italia es el primer país exportador y no tiene, ni siquiera, una producción interna para su propia demanda. Competimos con nosotros mismos, contra la capacidad de España para poder desarrollar, explicar y liderar la categoría. Nuestros aceites están muy bien colocados. Pero hay que respetar los precios, crear valor, exportar y comunicar. La del aceite es la revolución del siglo XXI.

–Fueron pioneros en embotellar el primer día de cosecha.

Sí. En ello, hay una parte emocional, porque nos debemos a la tierra. Recogemos cuando la aceituna está muy verde y los aceites son fragantes. Además, escogimos una botella distinta, de color rojo. El consumidor comenzó a identificar un producto con un color y eso es maravilloso. Necesitaba capacidad de comunicación en el lineal. Hemos demostrado que la singularidad vende. Marcar tendencia es un estrés brutal.

–¿Qué dice a quien afirma que el aceite de oliva virgen extra es caro?

¿Comparado con qué? Una botella es una bomba de salud y de gastronomía. Somos muy injustos, porque tiene unas posibilidades culinarias impresionantes.