Hollywood
Brad Pitt: Un divorcio que puede costarle su carrera
Acusado de mal padre, maltratador, alcohólico y con cierta adicción por la marihuana, el actor podría caer en la lista del desprestigio de Hollywood, acostumbrado a darle la espalda a sus ídolos
Acusado de mal padre, maltratador, alcohólico y con cierta adicción por la marihuana, el actor podría caer en la lista del desprestigio de Hollywood, acostumbrado a darle la espalda a sus ídolos
Cuentan personas cercanas a Brad Pitt que el actor estaba furioso cuando se enteró de las acusaciones en su contra por parte de su futura ex mujer. No solamente se rompía su matrimonio en mil pedazos –la imagen de unión indestructible de dos grandes poderes del mundo del cine–, sino su reputación, al tener que hacer frente a las acusaciones. Ahora, medio mundo le tacha de mal padre, de abusador y alcohólico con fijación por la marihuana.Tendrá incluso que convencer al FBI de su inocencia. De acuerdo con «People», las alegaciones sobre el maltrato físico y verbal a uno de sus hijos han llegado hasta la institución impulsada en sus inicios por J. Edgar Hoover. Según los medios locales, el Departamento de Servicios Familiares e Infantiles de Los Angeles recibió una llamada anónima denunciando la mala actitud del actor y su trato violento a bordo de un avión privado. Aunque, en conversación con la institución, este diario no pudo confirmarlo. El objeto de su agresión habría sido Maddox, el mayor de sus hijos, al que adoptó en 2006. Según «TMZ», la pareja habría comenzado a discutir durante el vuelo y Maddox, el joven de 15 años, quiso intervenir para defender a su madre. En ese momento, su padre habría arremetido contra él, pero Jolie se interpuso. La Policía de Los Ángeles, sin embargo, aseguró a LA RAZÓN que no está investigando ninguna declaración en contra de Pitt. Pero como el incidente sucedió en un vuelo entre Francia y Estados Unidos, la Policía local no tendría jurisdicción para intervenir. Otro asunto distinto es la institución federal, que ya se ha pronunciado al respecto. «El FBI sigue recogiendo información y evaluará si habrá una investigación a nivel federal», expresó en declaraciones a «People».
Pitt, por su parte, parece estar colaborando con la causa. Personas de su círculo consultadas por el diario «USA Today» aseguraron que todo se ha exagerado bastante, «pero su interés se centra en hacer lo mejor para sus hijos». Sin embargo, el protagonista de «Seven» bien sabe que en un país tan dado a lo políticamente correcto estas teorías sobre su divorcio pueden hacerle un daño mayúsculo, no sólo en cuanto a la pérdida de papeles, la reducción de su caché o la asistencia a las salas cada vez que haga una propuesta cinematográfica, sino en sus causas filantrópicas y desfiles por la alfombra roja. Si no logra limpiar su nombre le espera un ocaso mucho menos plácido de lo previsto.
Casos sobran en la industria para ilustrar lo que se le puede venir encima. A Johnny Depp, por ejemplo, le pasó hace poco tras su divorcio de Amber Heard. Salieron a la luz los trapos sucios, especialmente el maltrato físico que obligó a la actriz a interponer una orden de alejamiento. Depp, que ya venía acusando un paulatino declive en la popularidad de sus cintas, ya no parece ser la estrella que era. La prueba fue el pésimo resultado de su último estreno, «Alicia a través del espejo», justo en mitad de su proceso de divorcio. «Variety», la revista con sede en Hollywood, se preguntaba hace unas semanas si el actor podrá recomponer su reputación. Para hacer frente a las acusaciones, el actor ha contratado los servicios legales de Lance Spiegel, un abogado de familia que ya ha trabajado con estrellas de la talla de Michael Jackson, Charlie Sheen o Eva Longoria.
Tampoco le vino bien en términos de imagen a Woody Allen su matrimonio con su hija adoptiva, Soon-Yi Previn, casi 40 años menor que él, un hombre admirado por su trabajo cinematográfico, pero criticado hasta la saciedad por esa unión que provocó una ruptura y un enfrentamiento muy desagradable con Mia Farrow, su pareja y madre adoptiva de Soon-Yi. El caso más sangrante, sin duda, ya con un juicio abierto que podría desembocar en la cárcel, es el de Bill Cosby. Tras años siendo uno de los comediantes más queridos y respetados de la televisión estadounidense, pasa ahora sus días encerrado en su casa de Pennsylvania, aislado del acoso de los medios. Las múltiples acusaciones de violación y abusos sexuales le han hundido la vida. Ya nadie quiere ver su programa estrella, «El show de Bill Cosby», y su imagen parece insalvable a estas alturas.
Además de los presuntos abusos a sus seis hijos, tres adoptados y tres biológicos, cuya custodia aún comparte con Jolie, está el asunto de la infidelidad que le han atribuido. En cuanto se supo la noticia, las teorías sobre su relación con Marion Cotillard, con quien rodó un filme en mayo, se dispararon. Aunque ya la actriz aclaró que no está involucrada con él, de los rumores siempre queda algo, por lo que Pitt tendrá difícil sacudirse el estigma de infiel. Si fue capaz de serlo cuando estaba casado con Aniston, por qué no ahora tras 12 años de relación con la hija de Jon Voight, se preguntarán muchos.
El golpe no sólo lo es para Pitt y la percepción que tenga el público de él, sino para Hollywood en general. Con su divorcio se pierde a una de las grandes parejas que quedaban en el gremio, concebidas a la vieja usanza, de alguna manera, en un rodaje y sin que se sepa demasiado sobre sus vidas privadas, como sucedía hace años con nombres como Lauren Bacall y Humphrey Bogart o Elizabeth Taylor y Richard Burton. Parte de esa esencia que arrastraba consigo la pareja formaba parte de un halo romántico que vendía Hollywood como en los tiempos previos a las redes sociales. Brad Pitt y Angelina Jolie siempre se han cuidado de no exponer a sus hijos a los medios sensacionalistas y de no hablar demasiado de su vida privada. Ahora, sin embargo, todo lo publicado añade a Pitt, muy seguramente, a una lista de ilustres desprestigiados en la meca del cine.
Aniston-Brad-Jolie, un triángulo sin resolver
Hollywood, que vive de mitos y rivalidades, siempre ha abanderado historias de infidelidades y cuanto más melodramáticas, mejor. Cuando en 2005 Brad Pitt y Angelina Jolie se enamoraron durante el rodaje de «El señor y la señora Smith» y él rompió su matrimonio con Jennifer Aniston, el público enloqueció con este triángulo de estrellas que heredaba el morbo de otros históricos como el de Debbie Reynolds, Eddie Fischer y Elizabeth Taylor, cuya enemistad surtió de carnaza al respetable durante cuarenta años. De hecho, toda la maquinaria que arrastra el cine ha alimentado cada uno
de los rumores de celos que en Angelina despertaba Jennifer Aniston, cual triángulo amoroso sin resolver hasta el día de hoy. Jolie estaba protegiendo a su marido de algo que ella misma conoce muy bien: hombre y mujer que trabajan (actúan) juntos corren el riesgo de enamorarse. «Amo a Brad y lo haré el resto de mi vida», confesó Aniston en la primera entrevista tras su separación, aún tratando de superar su fracaso matrimonial pero más rehecha de la depresión que la tuvo «durante meses tirada en la cama y devorando kilos de helado convertida en Bridget Jones», reconoció dos años después del divorcio.
✕
Accede a tu cuenta para comentar