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David Bustamante enloquece con Yana Olina
El flechazo del cantante y la bailarina rusa despierta sospechas de que hay menos de lo que venden, tal parece la repentina pasión que le ha dado a él por la chica conocida apenas hace unas semanas
El flechazo del cantante y la bailarina rusa despierta sospechas de que hay menos de lo que venden, tal parece la repentina pasión que le ha dado a él por la chica conocida apenas hace unas semanas.
Un flechazo en toda la regla. Así lo venden, propalan y lanzan enmudeciéndonos. Al final habrá que pensar que el amor es loco, disparatado y realmente imprevisible. Tal parece la repentina pasión que le ha dado a David Bustamante por la recién conocida, apenas desde hace unas semanas, Yana Olina. Desbanca, jubila y anula a Ares Teixidó, que parecía tener todas las papeletas para vencer su soledad recalcitrante. Aunque de entrada apesta a montaje y despierta sospechas de que hay menos de lo que pretenden vendernos, la verdad es que Busta sostiene que ha superado el último año solitario y acaso también el trauma de romper matrimonialmente con Paula Echevarría.
«Eso es el amor», cantaba el injustamente olvidado Luis Aguilé, que compuso canciones ya tan míticas como «Cuando salí de Cuba». Está en la historia cual himno nostálgico. Sí, eso será el amor, aunque mal huele, de tirar para atrás, restando credibilidad a lo habido, acaso también imaginado, con la Teixidó, que no se pronuncia. Busta calla y, por lo tanto, otorga. De momento no afirma, reconoce ni desmiente, una manera de dejarse aceptar sin comprometerse. Lo dejamos en manos del tiempo, mientras estrecha su unión con Yana formando nada improvisada pareja como principal atractivo del programa «Bailando con las estrellas». Ya está a punto de caramelo, que saborearemos hasta la delectación creyendo en el amor como milagro de la vida.
Ella es una treintañera nada bisoña, baqueteada en mil batallas artísticas, ganadora de no sé cuántos concursos de baile y joven de enorme personalidad remarcada por cuantos la conocen. La del cantante es menos fuerte, lo que le hace más dominable, de ahí que no funcionase la unión con Paula. Componían una pareja de postal, qué lástima. Me producían ternura.
El verano promete, es buena tierra de abono y en su transcurso veremos qué da de sí la unión:si se limitan a danzar televisivamente o sus evoluciones provocan sentimientos verdaderos y con cierto grado de compromiso. Reconozco que estos flechazos me sorprenden y hasta intranquilizan, ya no creo que el amor pueda ser tan rápido y contundente. De ahí mis reservas iniciales porque, si todo es verdad y existe cariño tan verdadero, co-
mo el que cantaba Manolo Escobar, han hecho que todo parezca al revés de lo pretendido: crean suspicacias en vez de arrobar como antaño los grandes romances.
La historia pondrá sal y pimienta a los meses venideros. Desearía que cuaje, se afirme y hasta llegue a los altares, aunque David Bustamante quedó escocido –¿por qué no reconocer que dolido?– de la anterior, dolorosa y casi defraudante experiencia. Calculan que las diferentes nacionalidades pueden atraer por el misterio que aún genera una rusa liada con un español con fama reconocida como Busta.
Hacen apuestas, quinielas y lanzan expectativas. Me aseguran que en los primeros ensayos del programa ya surgieron diferencias sobre cómo entenderse en lo artístico, algo que, si el cariño es verdadero (?), siempre se puede superar. Sostengo, insisto, la duda de si es un invento comercial bien promocionado desde la primera cadena, propietaria del concurso, o hay más.
David se juega mucho. Le ocurre también al cantante, como protagonista de otro tipo de bulos, supuestos o fantasías como que está arruinado y por eso vendió su casa montañesa de San Vicente de la Barquera. Da la callada por respuesta y demuestra inteligencia no hinchando hipótesis que igual quedan en disparate comercial. Igual el «amor fou» durará lo que el concurso. Pronto saldremos de dudas, no hay que angustiarse malpensando cómo utilizan los sentimientos.
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