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El único soltero oficial de Podemos
En la pasada legislatura un total de 234 diputados confesaron estar casados mientras que en 2016 sólo 138 declararon estarlo. Un total de 197 no destacan su estado civil
De los 69 diputados de la formación morada sólo Miguel Vila especifica su estado civil en la ficha del Congreso. «Es uno de los más guapos», dicen desde su partido, opinión que comparten más compañeras
Si les dejan, están dispuestos a quererse toda la legislatura... Así comenzaría el bolero que se coló en el Congreso de los Diputados en la fallida investidura de Pedro Sánchez. Si les dejan formar gobierno, si les salen las cuentas, si se sientan o no en la mesa negociadora... Fue el líder de Podemos, Pablo Iglesias, quien llevó hasta la tribuna el tema del «amor» y acabó con un: «Sólo quedamos tú y yo, Pedro». Preocupado por procurar la felicidad a sus diputados, se ofreció a poner su despacho a disposición del podemito Miguel Vila y Andrea Levy, quien había confesado que le gustaba, y que no conocía su nombre. «Me halaga», llegó a responder él a la periodista del «Intermedio». Y así, se convirtió en uno de los más guapos de entre sus señorías. Con esta nominación, entre debate y votación fallida, algunos tildaron el hemiciclo como el nuevo «reality» televisivo. Desde la bancada morada suelen decir que tienen nuevas formas de comunicar y de hacer política que rompe con los cánones tradicionales. «Lo que hizo Iglesias fue tratar de rebajar una situación» un poco tensa, aseguran fuentes de Podemos.
¿Y quién es él? La página del Congreso recoge que tiene 31 años y que es técnico superior en imagen. Cámara de TV. Realizador, mezclador, fotógrafo... Se le recuerda por los pasillos del Congreso como uno de los cámaras que seguía los pasos de los diputados durante seis años. «Es raro pasar de estar detrás a estar delante», confesó al sacar su escaño. Activista de movimientos sociales como el «No a la Guerra» o el «15-M», es delegado sindical y consejero ciudadano de Podemos. Nació en Burgos y sus compañeras de bancada piensan como Levy. «Es uno de los más guapos, pero es que tenemos muchos». Además, tiene casa en Madrid –según la declaración del Congreso– y, como un joven más, hipoteca.
La llegada de las nuevas señorías ha llenado de un dinamismo diferente la Cámara. Los 40 diputados de Ciudadanos y los 69 de Podemos (confluencias incluidas) son los que más caras nuevas aportan, hasta el punto de que los policías que guardan la Cámara aún les siguen pidiendo la identificación porque no les conocen. Defienden que ser jóvenes y estar sobradamente preparados no está reñido con su inexperiencia en la Cámara. Creen que era «justo y necesario» que se renovara el Congreso y que las «nuevas formas de hacer política implican un cambio generacional», también en las formas. Algunos no pasan de los 30 años y son pocos los que aún no han terminado la carrera, pero los hay. Esta nueva generación ha bajado la media a 45 años con respecto a la pasada legislatura. Es en Podemos donde está el perfil más joven, entre 30 y 39 años, al igual que en C’s. Esta es la legislatura donde más solteros no confesos hay.
En la pasada legislatura, contando con las bajas de diputados, confesaron estar casados un total de 234, 48 solteros y 170 omitieron su estado civil. Sin embargo, en 2016 son sólo 138 los que confiesan estar casados frente a los 197 que no confiesan su situación. La bancada donde hay más casados es la del PP y luego la del PSOE. Curiosamente, el único diputado de Podemos que registra la página del Congreso como «soltero» fue Miguel Vila, el nuevo guapo de la Cámara. De hecho, los dos días siguientes a que Iglesias hiciera público el ofrecimiento de convertirse en celestino por un día, tuvo que sortear las bromas de sus compañeros de bancada. «No se habló de otra cosa», recuerdan. El tema llegó al cruce de tuits con dedicatorias de canción incluida de sus compañeros: «Mi novia es de derechas»; otros escribían a Levy que compartían su buen gusto y las fans del diputado morado le pedían que no se fijara en una del PP.
Con esta oleada de nuevas generaciones el Congreso ha cambiado y algunos lo llegan a comparar con una universidad donde, entre temario progresista y reformista, aún está por ver si piden también el ministerio del amor, para que ni una sola mirada o beso se pierda entre los escaños. ¿Y quién sería el ministro del amor? Fuentes de Podemos bromean que si existiera esa cartera la tendría que ocupar Juan Carlos Monedero, ya que fue él quien denominó a la formación morada como una «fábrica de amor». Y desde ella siguen intentando ponerle ojitos a Pedro Sánchez, con declaración de Iglesias incluida, para un enlace que dure toda la legislatura.
La cafetería del Congreso ya ha tomado tintes universitarios y han tenido que remodelar hasta el mobiliario sustituyendo los sillones de piel por sillas y mesas más funcionales para que quepan todos, porque ahora, incluso cuando no hay sesión plenaria, la cafetería está llena. Los nuevos partidos se pierden por el laberinto del Congreso y es ahí, cuentan fuentes de la Cámara, donde se van conociendo en busca del despacho perdido. A los trabajadores que llevan toda la vida en la Cámara les sorprende ver a los de Podemos moverse siempre en equipo por los pasillos. «Son como pequeñas patrullas. Y también han encontrado problemas a la hora de rellenar las Proposiciones No de Ley, para lo que recurren a los servicios jurídicos o a los asesores».
La frase instaurada es la de que hay «muy buen rollo». La pasada legislatura algún funcionario apostó incluso por que los líderes de los partidos introdujeran en sus réplicas algunas frases más juveniles para que los mensajes calaran, pero no surtió efecto. Aún no se conocen todos, pero al igual que en otras legislaturas los enfrentamientos se quedan para la tribuna.
¿Y se liga más ? «A mí no me ha dado tiempo a fijarme en nadie», cuenta un diputado entre risas. Otros aseguran que, a pesar de ser joven, lleva una vida «muy aburrida», «pero sí dicen que en Podemos se lo pasan bien». Y los más nuevos indican que lo más curioso ha sido encontrar que gente del pasado «vuelve». «No sé si eso es ligar más o menos, de momento en el Congreso he ligado poco». «Supongo que los maduritos también tuvieron su época de esplendor». No hay lista de guapos oficiales, porque «venimos a trabajar», pero no perderán de vista las cualidades del contrario. Lo que más les cuesta aún es escuchar que les llamen «señorías», y dicen que su edad les permite que haya «entendimiento en todos los sentidos».
En la bancada del PP vieron los discursos de la investidura de Iglesias o Rufián como una falta de respeto a la Cámara. «Les faltó escupir», destacan. «Que el hemiciclo por el que pasaron Cánovas o Sagasta tenga unas intervenciones tan penosas sería bochornoso si no fuera porque esconde algo: deslegitimizar la democracia». «Quieren entrar en las instituciones para vaciarlas», destacan. Y también critican que «lo que no puede hacerse es que acabe dirigiéndose el Parlamento por criterios de parrilla televisiva». El amor, al igual que la legislatura, están en el aire...
Cuando los partidos opuestos se atraen
No es la primera vez que los partidos opuestos se atraen. Meritxell Batet (PSOE) se casó en 2005 con el diputado del PP José María Lasalle. Dicen que fue un flechazo cuando la diputada del PSOE citó a poetas catalanes mientras defendía una PNL. Una referencia que cuentan cautivó a Lasalle, quien la felicitó. También otra pareja curiosa es la que forman Inés Arrimadas (Ciudadanos) y Xavier Cima, miembro de Convergencia Democrática de Cataluña.
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