Artistas
Isabel Pantoja blanquea su libertad sobre los escenarios
Ayer fue el último día de la condena de dos años que la tonadillera debía cumplir por blanqueo de capitales. Aunque disfrutaba del tercer grado desde el 2 de marzo, a partir de hoy puede considerarse una mujer libre ante los ojos de la Justicia y lo celebró con una fiesta en Cantora para los más íntimos.
Ayer fue el último día de la condena de dos años que la tonadillera debía cumplir por blanqueo de capitales. Aunque disfrutaba del tercer grado desde el 2 de marzo, a partir de hoy puede considerarse una mujer libre ante los ojos de la Justicia y lo celebró con una fiesta en Cantora para los más íntimos.
Isabel Pantoja ya es una mujer libre ante los ojos de la Justicia. Ayer se cumplía la condena de dos años por blanqueo de capitales impuesta por la Audiencia de Málaga, hecho que se produce un mes antes de lo previsto porque se ha tenido en cuenta el tiempo que estuvo en prisión preventiva. Comienza la cuenta regresiva de tres años hasta que se eliminen definitivamente sus antecedentes penales, lo que sucederá el 28 de octubre de 2019. Pero queda aún pendiente una deuda económica que tendrá que solventar, ya que aún no ha podido hacer frente al millón ochocientos mil euros que le reclama Hacienda. Sus propiedades, las pocas que tiene ya, están embargadas, incluida Cantora, finca en la que vive.
Pero, como dice una buena amiga suya a LA RAZÓN: «Isabel no quiere mirar atrás. Ahora comienza una nueva vida sin el peso de la condena. Está dispuesta a ponerse a trabajar lo antes posible y pagará sus deudas. Nos vamos a llevar muchas sorpresas, porque en los últimos meses el foniatra la ha estado ayudando muchísimo a cuidar su voz, como ya pudieron apreciar los invitados a la boda de Kiko. Isabel recuperó los aplausos y el cariño de la gente como artista. Fue un momento importante para recomponer su autoestima».
Nos cuentan también que el mismo día del enlace, su revista de cabecera le hizo unas fotografías exclusivas –tanto en el Hotel Alcora de Sevilla como en el mismo escenario del enlace matrimonial– que ilustrarán la exclusiva que, posiblemente, veamos el próximo miércoles. Sus comentarios a dicha publicación son los de una mujer que quiere cerrar un pasado oscuro, hacer borrón y cuenta nueva. Son frases impactantes que expresan las angustias vividas y las largas noches de desasosiego en su celda. Además, habla de las amigas que hizo en la cárcel, de su trato con los funcionarios y de la esperanza de reencontrarse con su hermano Agustín y sus dos hijos en los días de visita. También analiza su futuro, sus esperanzas, las pocas ganas que tiene de enamorarse, de sus vástagos y sus nietos.
En cuanto a la familia, la tonadillera también tiene razones para sentirse tranquila ahora que sus hijos se han reconciliado. Pantoja sufría en silencio las desavenencias entre los dos, y ya que éstos se llevan mejor, uno de sus propósitos principales es intentar que la armonía regrese a la relación entre su hija y Agustín.
Pantoja vio en la boda de Kiko e Irene a Fran Rivera. Pero fue sólo eso, un reencuentro. El diestro afirma a LA RAZÓN que «no tienen la menor relación y que quedan muchos temas por dilucidar. Lo único importante de ese día fue ver a mi hermano tan contento y a su mujer, tan guapa como siempre». Con quien sí hubo reencuentro amistoso ese día fue con Raquel Bollo. Y es que el círculo íntimo de Pantoja ha cambiado bastante. Ahora es Celeste, la presidenta de su club de fans, la que casi no sale de la finca. Es algo así como una «chica para todo» que se desvive por cumplir las órdenes de la mujer a la que tanto admira. También está el mismo Agustín, hermano, confidente y representante, y su sobrina Anabel, fiel defensora de su tía en «Sálvame». En ese grupo se incluyen también a tres amigas anónimas de la artista, las de toda la vida, que la visitan asiduamente y que nunca le fallaron.
En Universal, su compañía de discos, ya están ultimando con el clan Pantoja el regreso de Isabel a los escenarios. En principio, podría producirse a mediados de noviembre con una gira por varias ciudades españolas, como Madrid, Sevilla, Barcelona y Valencia. Aunque el más reciente rumor indica que el primero de esos conciertos podría ser tan pronto como el 10 de noviembre en el Gran Casino Aranjuez de Madrid. Ya se especula con que el caché por actuación podría estar, según el escenario, entre los sesenta y los cien mil euros, una cantidad que aliviaría la maltrecha economía de la cantante. Porque no olvidemos que es ella la que hace frente a los gastos familiares, incluidos los de su hermano y representante y los derivados del cuidado de su madre, doña Ana, además del pago a los empleados de Cantora.
En cuanto a su nuevo disco, ya está listo para salir a la venta. Se llama «Hasta que se apague el sol», como su gira de 2014, que se vio truncada por el ingreso de Pantoja en prisión. Lo grabó ese año en el estudio de su amigo Juan Gabriel, y ella afirmó en su momento que «es un honor poder colaborar con él, le admiro como artista y lo quiero como ser humano, estamos encantados de que este trabajo se haya grabado en México, y es un bonito encuentro después de tantos años sin grabar algo suyo». Ese encuentro entrañable dio como fruto un disco con doce temas, dos de ellos inéditos y otros que versionan las canciones del azteca. Los que los han escuchado aseguran que «va a ser un bombazo, un alarde de emociones, vamos a recuperar a la Isabel de su mejor etapa, a la mujer que se entrega por completo cuando canta».
Memorias carcelarias
A la exclusiva que saldrá la semana que viene en su revista de cabecera, el disco y los conciertos, se sumará la publicación de sus memorias carcelarias. Una editorial radicada en Barcelona le ha hecho una cuantiosa oferta, pero no han cerrado aún el trato porque ella pide más dinero. Los rumores apuntan a que podría cobrar por la exclusiva entre trescientos cincuenta y cuatrocientos cincuenta mil euros, a pesar de que sus expectativas se acercaban más al millón. Lo mismo sucede con el libro. Una persona de la editorial revela que «lo que solicita es una cantidad desorbitada, aunque esperamos llegar a un acuerdo si rebaja sus pretensiones».
Dicen que en Cantora se reciben muchas cartas, todas para Isabel Pantoja, y que unas cuantas son de hombres que le declaran su amor. Pero ella no está para noviazgos y mucho menos para romances pasajeros. En esta nueva vida en libertad, su prioridad son su familia y su profesión. No cabe nadie más.
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