Artistas
Kenny Goss: El hombre que más amó a George Michael
Fueron pareja durante 13 años y en las últimas semanas habían vuelto a verse con frecuencia. La muerte del cantante ha supuesto un durísimo golpe para su ex pareja. «Le he querido mucho mucho», declaraba.
Fueron pareja durante 13 años y en las últimas semanas habían vuelto a verse con frecuencia. La muerte del cantante ha supuesto un durísimo golpe para su ex pareja. «Le he querido mucho mucho», declaraba.
Se conocieron en un restaurante de moda de Los Ángeles, el Fred Segal. Ambos aguardaban mesa y empezaron a hablar sin guión previo. Simpatizaron desde el principio. Las vidas de George Michael y Kenny Goss tenían bastantes puntos en común. Quizá faltos de cariño en la infancia, ambos se refugiaron el uno en el otro buscando una mezcla de protección y amor. Era el año 1996. El cantante estaba en la cima del éxito y su recién conocido amigo despuntaba como hombre de negocios. La relación entre ambos, la más duradera que mantuvo el artista, se prolongó con altibajos hasta 2009 (las temporadas que pasaba el norteamericano en Dallas al frente de su galería de arte acabaron por distanciarles). Goss llora hoy la muerte de su pareja, que sucedió el pasado 25 de diciembre: «Le he querido mucho, mucho», explicaba a un medio. «Era una parte muy importante de mi vida y tengo el corazón roto». Amigos de su entorno aseguraban estos días que se había producido un acercamiento entre ambos (incluso que podrían pensar en retomar su relación, aunque el artista estaba unido sentimentalmente al estilista Fadi Fawaz desde 2012), que Goss estaba detrás del nuevo trabajo discográfico de George Michael, que era él quien le había hecho volver a sonreír tras pasar por periodos de intensa oscuridad y que si alguien era capaz de devolverle la estabilidad y ofrecerle una tranquilidad que le era esquiva ése era Goss. La música del nuevo álbum estaba prácticamente preparada, faltaban las letras. A Michael le ilusionaba el proyecto y su amigo volvía a estar cerca de nuevo, su apoyo de tantos años. «Con él he vivido los mejores momentos de mi vida y también los más duros. Me hizo abandonar la idea cobarde de quitarme de en medio en momentos de desesperación cuando me rondaba la idea del suicidio», confesaba el cantante a una publicación hace algunos años. Después de romper su relación, Goss se mantuvo cerca, le visitó en la clínica vienesa en la que estuvo ingresado en 2011 para tratar sus problemas de drogadicción.
Juntos construyeron una pareja sólida y abierta de la que no estaban excluidas terceras personas, pues George Michael se declaraba infiel por naturaleza, hecho que cada vez soportaba peor Goss. «En mi cabeza no entra la monogamia. Envidio a las parejas homosexuales que sí la llevan a término, no es mi caso. El hecho de conocer a alguien y sentir de pronto una química que te hace vibrar me parece increíble, aunque no quiere decir que vaya a formar parte de nuestras vidas. Nosotros somos dos, Kenny y Michael, y algún amante ocasional». Pensaron incluso en formalizar su unión, pero el cantante se echó atrás. No quería ataduras, él ya se consideraba lo suficientemente unido a Goss, no necesitaba un documento que lo confirmara. ¿Se plantearon la adopción? El tema, según han desvelado sus íntimos, se barajó, pero de nuevo el ex componente de Wham! se opuso «porque sería un pésimo padre. No creo que sea un buen referente para un hijo ni un buen ejemplo porque soy un neurótico», comentaba.
Morir primero
La seguridad que demostraba cada vez que subía a un escenario no se correspondía con la que manifestaba en el día a día. George Michael le tenía verdadero pánico a sobrevivir a su pareja y así lo manifestó en 2004: «Mi mayor problema en la vida es el miedo a la pérdida. Temo a la de Kenny mucho más que a la mía propia. Prefiero tener una vida corta y que sea yo quien se vaya primero porque no sé si podría superar su ausencia». Goss se convirtió en su apoyo firme en los momentos más duros para Michael, por ejemplo, tras la muerte de su madre en 1997, lo que le sumió en una profunda depresión: «Me sentía verdaderamente inútil. Menos mal que él estuvo ahí, porque si no habría corrido un serio peligro», declaraba a una publicación.
Goss recordaba estos días al artista como «un hombre extremadamente generoso y amable». Prefería quedarse con los recuerdos más bellos de «mi querido amigo», un hombre al que dio cariño y del que lo recibió. Su infancia no fue precisamente fácil. Reconocía en una entrevista no recordar que su padre le dijera jamás que le amaba. «Un hombre nunca le dice a otro que le quiere», se justificaba el rudo progenitor. No hubo cuentos de pequeño, sino reprimendas, notables ausencias y bastante alcohol. «Todo el cariño que recibí en mi entorno familiar más íntimo provino de mi hermano Tim. Él se comportó como un padre y una madre para mí. No sé qué hubiera hecho sin su ayuda». Él fue el primero a quien Goss confesó su homosexualidad, tapada con algunos escarceos juveniles de instituto, como el «affaire» que tuvo con una miss local texana de poco fuste.
De su vida en común apenas han trascendido datos. Cuatro eran las propiedades de la pareja: la residencia en la que falleció el cantante, en Oxfordshire (y de la que el jueves se vio salir por primera vez tras la muerte del cantante a su última pareja, Fawaz), una casa del siglo XVI rodeada por un jardín y en cuya biblioteca le gustaba al artista perderse entre los libros. Goss se refería a ella como «el hogar», repleto de antigüedades que tanto atraían al artista. «Es bastante más conservador que yo, más tradicional. A mí me gusta mezclar, algo que a Michael le horrorizaría, como las piezas asiáticas, no las soporta, mientras que a mí me apasionan», comentaba. En Londres, Nueva York y Sidney también disfrutaban de propiedades valoradas en varios millones de dólares. En 2005 revelaba parte de los gustos de la pareja en una entrevista: él prefería la decoración moderna y los tonos neutros para muebles y paredes, contar con alguna obra de arte, también. Y disfrutar de una cómoda cama repleta de almohadones. «Tenemos la relación más exageradamente romántica que conozco después de diez años», decía. A la pregunta de qué le gustaba más del cantante, iba directo al grano: «Su pelo rizado, que seca cada mañana con un secador. Me hace sentir tan bien conmigo mismo. Le adoro», confesaba. Un cabello que su hermana Melanie se encargó de mantener en perfecto estado durante años. Ella, se supo ayer, se convertirá según avanzan varios diarios ingleses en la principal beneficiaria de su herencia, pues podría recibir alrededor de 50 millones de dólares. Estuvo hasta el último momento muy cerca de su hermano, ocupándose de su salud, demasiado quebradiza debido a las adicciones del artista.
Recluido en casa
Ella también le animaba a que volviera a respirar, a vivir, pues Michael estaba muy a disgusto con su imagen física: había aumentado notablemente de peso y poco o nada quedaba de aquel esbelto joven que saltaba como un gamo sobre el escenario. Kenny Goss también quiso que esa reclusión voluntaria acabase. Primero era necesario comprobar que se encontraba bien y que deseaba cambiar. «Kenny había vuelto a estar en su vida. Es una de las personas que tiene realmente ascendencia sobre Michael. Ha habido varios intentos de que salga a la luz un nuevo álbum, pero ahora parece que la cosa va en serio. Y si hay alguien que pueda conseguirlo ése es Kenny», dicen sus amigos.
Autopsia llena de misterio
Se necesitarán más pruebas para conocer el motivo de la muerte de George Michael, fallecido el pasado 25 de diciembre en su residencia de Oxfordshire mientras descansaba. «La causa de la muerte no es concluyente», apuntó ayer un portavoz del cuerpo policial de Thames Valley, que agregó que los resultados de esos nuevos análisis no se conocerán probablemente hasta dentro de seis u ocho semanas y no se descarta llevar a cabo pruebas toxicológicas (relativas al consumo de estupefacientes, alcohol, medicamentos y sustancias químicas) para determinar las verdaderas causas de su muerte súbita. Se cree que el artista falleció debido a un fallo cardiaco y se descartó en un primer momento que pudiera haber alguna circunstancia «sospechosa» en el deceso. No obstante, habrá que esperar a los resultados que arrojen las pruebas. Lo que sí es cierto es que cada revés de la vida sumía al artista en una profunda depresión, que combatía a base de Prozac, en el mejor de los casos, alcohol, marihuana y otras drogas alucinógenas. Una enfermedad que sufrió de forma crónica y que, a su juicio, era de origen genético: «Mi madre se encontró a su padre y su hermano con la cabeza dentro del horno de gas y uno de mis tíos, Colin, se suicidó el día después de mi nacimiento».
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