Casas reales
La reina Isabel, entre la espada y la pared por sus dos hijos
El príncipe Carlos habría denegado la petición de su hermano Andrés de asignar funciones oficiales retribuidas con dinero público a sus dos hijas
El príncipe Carlos habría denegado la petición de su hermano Andrés de asignar funciones oficiales retribuidas con dinero público a sus dos hijas
Se avecina tormenta en Buckingham Palace. Y es que, según publica hoy el diario Sunday Express, el príncipe Andrés, segundo hijo varón de la reina Isabel II, ha puesto a su hermano mayor, el príncipe Carlos, dos condiciones sobre la mesa: la primera, que sus dos hijas, las princesas Beatriz y Eugenia, ejerzan funciones oficiales a tiempo completo y subvencionadas por las arcas públicas; y la segunda, que ambas habiten en el Palacio de Kensington, la que fue residencia de Diana de Gales hasta su muerte.
Una condiciones que, según informa el citado diario, habrían sido denegadas por el heredero de la corona británica, lo que habría colocado a la reina Isabel en mitad de una disputa que, de acuerdo con Sunday Express, hasta habría necesitado de la colaboración del Gobierno para intentar que las aguas vuelvan a su cauce.
La polémica surge cuando el príncipe Andrés, actual duque de York, escribe una carta a su madre en la que le solicita que sus dos hijas, Beatriz y Eugenia, desempeñen funciones oficiales a tiempo completo que impliquen no sólo una retribución del Estado sino también alojamiento en el Palacio de Kensington y no así en los «pequeños» apartamentos del Palacio de St. James en los que a día de hoy residen.
«El duque teme que sus hijas sean apartadas»
Según ha informado una fuente a Sunday Express, el duque habría movido ficha en un intento de proteger a sus dos hijas frente al creciente protagonismo de sus sobrinos. «El príncipe Andrés considera que Beatriz y Eugenia están siendo eclipsadas por Guillermo, Kate y Enrique y piensa que irá a más a medida que los hijos de los duques de Cambridge crezcan», asegura la fuente. «Alega que, como únicas princesas de sangre de la familia, sus hijas se merecen el mismo papel real que sus primos, así como los mismos estándares de alojamiento», continúa. «El duque teme que sus hijas sean apartadas cuando la reina fallezca», concluye.
Ante tal tesitura, la soberana no se habría sentido capacitada para contestar a su hijo y habría delegado el asunto a su secretario personal, Cristopher Geidt, quien a su vez lo habría puesto en conocimiento del príncipe Carlos. Éste, contundente, habría encomendado a un representante del Gobierno hacerle saber a su hermano que su petición no es posible.
Una monarquía austera
«El heredero quiere una monarquía austera, en la que sus dos hijos, los príncipes Guillermo y Enrique, y su cuñada, Kate, sean los únicos que tengan presencia en los actos oficiales más importantes», ha hecho saber otra fuente a Sunday Express, que también relaciona la negativa de Carlos de Inglaterra con la previsión de que un aumento del presupuesto de la casa real afecte a su imagen como futuro monarca.
Beatriz, de 28 años y licenciada en Historia, y Eugenia, de 26 y licenciada en Filología Inglesa e Historia del Arte, ocupan, respectivamente, el séptimo y octavo lugar en la línea de sucesión al trono del Reino Unido. Las nietas de la reina más longeva del mundo han tenido un escaso protagonismo en los actos públicos de la familia real británica y se han limitado a acompañar ocasionalmente a su padre en algunos eventos oficiales.
Mientras Buckingham Palace decide pronunciarse sobre la polémica, las princesas Beatriz y Eugenia continúan con sus vidas. Beatriz, que el pasado mes de agosto rompía con su novio tras diez años de relación, declaró en las últimas semanas que está centrada en continuar su carrera tras abandonar en junio una importante empresa neoyorquina de inversiones. Este mes también viajó hasta Bhutan (Asia), al igual que hizo su padre en 2010, para reunirse con la familia real budista del país. Por su parte, Eugenia publicaba esta semana un vídeo en el que dejaba ver su faceta de activista y denunciaba la trata de personas, cuestión por la que la semana pasada se reunía en Westminster con la Primera Ministra británica, Theresa May, para concienciar a la sociedad sobre esta lacra social.
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