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Lluís Homar: «Me tenía que dopar para rodar con Almodóvar»

El actor relata en sus memorias cómo pasó «del cielo al infierno» junto al director

Homar y Almódovar, en la presentación de «Los abrazos rotos» (2009)
Homar y Almódovar, en la presentación de «Los abrazos rotos» (2009)larazon

El actor relata en sus memorias cómo pasó «del cielo al infierno» junto al director.

«Solo sufrí. Me tenía que dopar para rodar con él». Como un auténtico infierno, así relata Lluís Homar en sus memorias «Ahora empieza todo» (Now Books), publicadas este mes, el calvario que padeció a las órdenes de Pedro Almodóvar, director con el que trabajó en «La mala educación» y «Los abrazos rotos». Sendas experiencias en las que pasó del «cielo al infierno». Muchos son los que han destacado el nivel de exigencia que imprime a sus intérpretes o cómo pasaron de ser actores fetiches a sucumbir en el más estricto ostracismo almodovariano, caso de Carmen Maura. Sin embargo, nadie había verbalizado de manera tan explícita la «ansiedad» que conllevan las imposiciones del manchego hasta ahora. Quizá porque Lluís Homar ya ha conseguido superar «los malos momentos en los que la personalidad avasalladora de algunos me atrapó y me convirtió en un ser dependiente».

Días de vino y rosas

Homar tuvo un pequeño papel en «La mala educación», que protagonizó Gael García Bernal, y su actuación fue «bien valorada»; el propio Almodóvar lo defendió públicamente para optar al Goya para el mejor actor secundario. Eran días de vino y rosas. «Con él aprendí muchas cosas. Del cine y de lo que lo rodea, entras en otra dimensión. Estaba fascinado conmigo y yo con él. La promoción de aquella película fue apoteósica, viví en la gloria durante unos días. Si me llegan a decir entonces cómo acabaría todo, no me lo creería», cuenta en el libro.

Con su segunda colaboración, pese a ser el elegido para el papel principal de «Los abrazos rotos» junto a Penélope Cruz, todo cambió. «Las cosas no funcionaron desde el principio. Todo era no, cualquier propuesta mía era un no», cuenta Homar, quien se recuerda «llorando abrazado al director, perdido y esperando una guía para el desarrollo del personaje». Afirma que los últimos días tuvo que tomarse «un valium para estar en condiciones». El actor reflexiona en qué pudo fallar y concluye que tal vez no se integró «como Almodóvar quería en su séquito». Hasta ha empezado a perdonarle que «le ignorase» en la presentación de la película y ni siquiera le citara cuando dio la palabra a los actores: «Tenía que haberme levantado y marchado», confiesa Homar.