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Martínez-Bordiú y José Toledo: El último divorcio de los Franco
La separación, que llega inesperadamente después de 32 años de matrimonio que parecía modélico, ha supuesto un golpe para Carmen, la nonagenaria hija del caudillo y madre de José Cristóbal, que siempre ha intentado mantener unido a su clan.
La separación, que llega inesperadamente después de 32 años de matrimonio que parecía modélico, ha supuesto un golpe para Carmen, la nonagenaria hija del caudillo y madre de José Cristóbal, que siempre ha intentado mantener unido a su clan.
Eran los únicos nietos de Franco que permanecían unidos, siempre entre rumores sobre tensiones motivadas por el lógico desgaste tras muchos años juntos. Parece que Jose Toledo y José Cristóbal han resuelto ir cada uno por su lado tras figurar durante décadas como modelo de entendimiento. Aseguran que ella ha dado el paso definitivo de separarse de los Martínez-Bordiú, encabezados por la aún espléndida Carmen, que vestida discretamente y bien acompañada realzó anteanoche los Premios Chicote, ya una tradición con agasajo postinero tal pide su chotis. Allí sobresalió el emblemático pelo blanco de Luis del Olmo, gran frecuentador de los Madriles y «la Toledo y José Cristóbal» fueron «leit motiv» en todas la bocas, que además agrandaron el asunto.
LA DUQUESA DE FRANCO
Se trata de la historia siempre repetida que nadie podía suponer protagonizada por un dúo hasta ahora perfecto. Quizá por eso prefieren dejarse, a fin de no generar posturas negativas. Otro dolor para la nonagenaria pero aún lúcida duquesa de Franco, que con Villaverde sorteó engaños de todo tipo. Pero nunca perdió el tipo ni lo exteriorizó, acaso tan fría, señorial, reservada y prudente como lo fue su padre, Franco. Ella ve deshecho un clan que siempre alentó porque al haber sido hija única, mimada al máximo hasta por el país, siempre tuvo la frustración de no tener hermanos. De ahí su carácter introvertido tan parecido al del Caudillo. Con el marqués tuvo hijos variopintos entre los que siempre sobresalió por su encanto Carmen, que ha tenido matrimonios diversos. Desde el primero con Luis Alfonso de Borbón impuesto para satisfacer a su abuela, de la que era nieta preferida, y por el que tuvo que romper con su novio, Jaime de Rivera, hasta lo más reciente y casi incomprensible con el ladrillero Luismi, una pasión casi tan volcánica como la vivida con Jean-Marie Rossi. Fue un escándalo en su tiempo, recién muerto Franco. Se conocieron durante un crucero por el Mediterráneo y ella perdió literalmente la cabeza por el canoso anticuario francés. De esa relación nació una hija, y Rossi hasta le hizo compartir casa con la esposa anterior. Un perfecto «menáge à trois».
Duraron más de lo previsto y ella fue dando bandazos, según recordaban los asistentes a los Chicote, y haciendo doblete como Belén Esteban. Realzaron el centenario de «Lecturas», lo más representativo de la prensa catalana, que siempre ha tenido una línea diferente a otras publicaciones como «Semana» y «¡Hola!». Bien pudo verse y admirarse, al igual que el exhibidor escotazo en uve hasta la cintura que lució esa noche María Casado, el terciopelo granate del vestido de Ana Rosa Quintana, el llamativo bolso de Alaska, la desafortunada chaqueta amarilla de Fabiola de Osborne y la satisfacción de Diego Matamoros anunciando que antes de un año contraerá matrimonio. Ante el anuncio, se vio más radiante a la futura que al reservado hijo de Kiko.
Preysler, ausente
Pueden inspirarse en Rosa Clará, tan esencial en bodas y bautizos, o quizá en la Tot-Hom barcelonesa que adelantó primavera-verano, así van de adelantados sin caer en el abrigo que seguramente supondrán las votaciones de mañana. Contra lo previsto, esperado y siempre jaleado, hubo desbandada de nuestras vips capitalinas, quizá mostrando su contestación o rechazo a las propuestas indumentarias que llegan desde la Cataluña triunfant. No presidió ni amadrinó, como suele, Isabel Preysler, que no se separa de la maleta ni del puente aéreo animada por Vargas Llosa en esa relación por la que nadie apostaba y que ya tiene dos años. Amor en la tercera edad puliendo el genio literario del peruano españolizado y el inagotable encanto de nuestra «más».
El anticipado desfile de Tot-Hom fue otro centro del cuchicheo y Marta Rota, fundadora de la marca que hoy dirige junto a sus hijas, desoía los lamentos incluso viendo vacías las primeras filas donde solo sobresalió Tessa de Baviera, que puso un chic histórico ya en desuso, y Begoña Trapote con su siempre recién adquirido bronceado. Llegaba del paraíso que supone la Marbella otoñal. Me contó que está llena de «millonetis» que rechazan el latoso agobio veraniego, como también ocurre con la devaluada Ibiza durante el mes de agosto.
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