Reino Unido
Mhairi Black, una independentista de 20 años revoluciona Westminster
Esta polémica estudiante de Glasgow es la diputada más joven de la Cámara de los Comunes desde 1667.
Los nuevos diputados electos tras los comicios más reñidos que se recuerdan en el Reino Unido jurarán el próximo lunes su cargo. Pero tras la ceremonia en Londres, Mhairi Black tendrá que volver a Escocia para presentarse a su último examen en la Universidad de Glasgow. Ocupar un asiento en la Cámara de los Comunes antes de haber terminado la carrera de Políticas es tan sólo una anécdota en la vida de esta independentista, convertida ahora en la protagonista indiscutible de Westminster. Con 20 años, Black se ha convertido en la diputada más joven desde 1667, cuando Christopher Monck fue nombrado, a los 13 años Caballero de la Comarca de Devon. Ha logrado arrebatar (por una amplia mayoría) el escaño a Douglas Alexander, peso pesado del laborismo y responsable de la campaña electoral de la oposición. Su imagen es ya símbolo del terremoto nacionalista que ha sacudido al Parlamento.
Los independentistas escoceses del SNP se han hecho con 56 de los 59 asientos reservados en la Cámara Baja para la región. «Es todo un poco locura ¿verdad?», asegura la heroína mientras los rotativos indagan por conocer hasta el más mínimo detalle de su vida. Al fin y al cabo, este tipo de fenómenos ocurren tan sólo cada cuatro siglos y hay que aprovechar la ocasión histórica. Black tenía tan sólo dos años cuando Alexander llegó al poder con la primera victoria de Tony Blair en 1997. Las distintas generaciones de su familia, la mayoría trabajadores de los astilleros de Clydeside, siempre votaron por el laborismo y, desde pequeña, la escocesa mamó en casa la animadversión que se sentía por Margaret Thatcher. «Ahora, sin embargo, mi abuelo se revolvería en su tumba si viera en lo que se ha convertido el Partido Laborista. El intelecto de la formación ha caído, los principios ya no existen. Sencillamente, empezaron a dar por hecho el apoyo de la gente», explicó a «The Guardian».
Bajo la lupa de los medios
Pero todo cambió este año cuando la prensa local empezó a interesarse por una estudiante que combinaba los exámenes universitarios con mítines que cada vez reunían a más público. Black era ya bastante conocida en la zona después de haber llamado decenas de veces a las puertas de sus vecinos durante el referéndum de independencia que Escocia celebró el pasado mes de septiembre. Fue entonces, cuando dejó su trabajo en la pizzería del pueblo y se dedicó a repetir hasta la saciedad los beneficios que aportaría la secesión. Pero, tras dos años intensos de campaña, finalmente el 55% del electorado votó por la unidad. «Tardé uno o dos días en lamer mis heridas. Luego simplemente pensé: ¿qué puedo hacer ahora?», explica. El mismo día ella y su padre, Alan, un profesor de 57 años jubilado, se afiliaron al SNP. Tras la primera entrevista, el partido no se lo pensó y la eligió como candidata para las generales. ¿Sus puntos fuertes? Determinación y liderazgo. ¿Se esperaba otra cosa de la primera chica en haber sido seleccionada por el equipo de fútbol de la escuela? No tardó en saber lo que era jugar en primera liga de la política. Tras ser seleccionada, sus contrincantes sacaron a la luz unos comentarios que había puesto en Twitter durante un partido entre su amado equipo Partick Thistle y el Celtic: «Realmente odio a los j***** celtas». Las frases fueron publicadas en portada de los periódicos locales. No sabía dónde meterse. Fue su hermano quien la animó. «Has puesto a parir a los seguidores del Celtic. Tony Blair llevó al país a una guerra. Vamos a poner las cosas en perspectiva», le dijo.
Como usuaria de las redes sociales desde que tenía 14 años, Black tuvo que empezar a hacer una limpia de todos aquellos mensajes que había publicado de adolescente. Pero la transformación también se dejó notar en su armario. Ella, que siempre se había metido con los «políticos encorbatados de Westminster», tuvo que obedecer a su madre y acompañarla al centro comercial para comprarse un traje. «Me estoy tomando mi forma de vestir un poco más en serio. He tenido que reconocer que, si represento a una amplia gama de personas, tengo que ponerme las pilas», asegura. «Con todo, no me vais a ver con falda y tacones», dice, refiriéndose al atuendo que lleva la líder del SNP, Nicola Sturgeon. Tras haber sido elegida por 23.548 votos, frente a los 17.854 cosechados por el laborista, Black ha dicho que su principal objetivo es establecer de nuevo la justicia social en Paisley. En su nueva versión, la referencia a la independencia ha sido eliminada. Tampoco aparecen los vídeos de YouTube en los que su padre decía que aquellos que habían votado por la unión se dividían en: intolerantes, egoístas, miedosos e ilusos. El mensaje ahora es más dialogante. Sturgeon dijo durante campaña que el apoyo al SNP en las generales no iba a ser traducido en apoyo a la secesión. Y ahora debe cumplir su palabra, al menos durante un año, porque en el manifiesto de la formación de cara a las regionales de 2016 se ha dejado la puerta abierta a un nuevo referéndum. Será entonces cuando podría verse de nuevo a Black en todo su apogeo.
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