Casa Real
La segunda juventud de Don Juan Carlos
A sus 77 años, se encuentra en plena forma. Este verano estuvo en Indonesia, alejado de los focos. Hace bicicleta y sigue con su tratamiento «antiaging»
Según ha podido saber LA RAZÓN, Don Juan Carlos y el armador Josep Cusí bautizarán así al nuevo barco con el que competirán en la próxima regata de Sangenjo en recuerdo de los 15 anteriores.
Cualquier persona que lea ahora un artículo de este periódico publicado hace año y medio, en medio de toda la vorágine de la abdicación de Don Juan Carlos, pensaría que la periodista no se entera. Independientemente del «relevo generacional» que el propio Don Juan Carlos presentó como motivo principal de su decisión, su sufrido estado de salud era uno de los subyacientes, según pudo saber LA RAZÓN. Y las últimas novedades del Rey Emérito, a día de hoy, es que ha competido en una regata en Sangenjo y se está preparando para la próxima.
«Estoy divinamente», aseguró en una entrevista concedida a Carlos Herrera a la vuelta del verano. «Con más tiempo para ver amigos y a tanta gente para la que antes no tenía tiempo». Según informan fuentes cercanas, el padre de Felipe VI, los días antes de pronunciar estas palabras había estado en Indonesia, disfrutando de sus vacaciones y alejado de los focos. Es lo que tiene ser un Rey «jubilado»: mientras no utilice servicios públicos para fines privados, dónde vaya o lo que haga es asunto suyo. Así le hemos visto en la República Dominicana visitando a su amigo Alfonso Fanjul, en Beverly Hills despidiendo el año el pasado mes de diciembre o en Abu Dhabi para apoyar a Fernando Alonso en las carreras de Fómula 1. Otra cosa es que resulte impactante ver a una persona de 77 años sin detener el timón (ha dado casi tres vueltas al mundo entre viajes públicos y privados) y disfrutando de su tiempo libre, como ya dejó claro el año pasado tras visitar las bodegas Marqués de Murrieta en La Rioja. «No os echo nada de menos», bromeó.
Rehabilitación intensiva
Tras su última operación de cadera en noviembre de 2013 –la octava desde 2010–, siguió un estricto plan de rehabilitación intensiva, que abandonó en abril del año pasado, tras la que se sometió a uno de mantenimiento que consistía principalmente en ejercicios de bicicleta y piscina, que no ha abandonado, así como el tratamiento «antiaging» que lleva haciendo desde hace varios años. Una persona muy cercana a él estuvo recientemente en su despacho del Palacio Real, y «quedó impresionado» de su gran aspecto. «Sigue llevando el bastón, pero como apoyo, podría ir sin él porque dice que ya no le duele». Don Juan Carlos continúa con sus «labores» de despacho en la sombra, y pasa allí largas horas del día. A pesar de que asegure que no echa de menos su reinado, guarda el recuerdo de cuando fue proclamado Rey a través del Dalí que el pintor le regaló en 1979: «El Príncipe de Ensueño», en el que figura una fotografía del sevillano Luis Crux en 1976, una de las primeras instantáneas oficiales de Don Juan Carlos, tras su proclamación cuatro años antes. Según cuenta este allegado del Rey Emérito, volver a regatear es una de sus mayores ilusiones, un reto para demostrarse a sí mismo que las continuas intervenciones quirúrgicas son cosas del pasado; si fuera posible, de otra vida.
«Necesito un cocinero»
Un asunto que tenía pendiente y que no quiere dejar sin resolver es comer «lo que no le dejaban». Porque, por muy inverosímil que resulte pensar que a lo largo de casi 40 años de reinado no se han encontrado cocineros que satisfagan su paladar, un anécdota producida en 1978 lo explica a la perfección: las mujeres de los grandes de España visitaron al Rey para pedirle que restituyera los antiguos cargos dentro de Palacio, como el de camarera mayor. «Os agradezco esta visita», respondió, «pero yo no necesito una camarera, sino uno cocinera. La Reina es vegetariana y aquí se come fatal». Septiembre del año pasado fue el pistoletazo de salida de la ruta gastronómica que ha iniciado por España y que retoma cada vez que tiene ocasión, y Burgos es el lugar escogido. En realidad, sus morcillas, que Don Juan Carlos compró en una tienda «Delicatessen» tras almorzar en El Landa.
La carne africana de «biltong» (búfalo o antílope) también le gusta mucho, aunque ya le resultará difícil de conseguir. Porque si otra de las mayores aficiones de Don Juan Carlos ha sido la caza, con bastante probabilidad ya no se dedicará tanto dentro de nuestras fronteras por cuestiones de movilidad, ya que llegar a los puestos de las monterías requiere subir por caminos de difícil acceso hasta llegar al puesto asignado.
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