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Costa Azul: Ramón Freixa, de Barcelona a Menton

Rememora una ruta que hizo de pequeño con sus padres

La exuberancia de las ciudades costeras de Francia impresionó bastante a nuestro protagonista
La exuberancia de las ciudades costeras de Francia impresionó bastante a nuestro protagonistalarazon

Rememora una ruta que hizo de pequeño con sus padres.

«Soy feliz, vendo felicidad y me lo paso muy bien», así de contundente se muestra el chef catalán antes de narrarnos su viaje elegido. Al frente del restaurante Ramón Freixa Madrid, ubicado en el Hotel Único y galardonado con dos estrellas Michelin, no puede evitar que sus destinos turísticos estén siempre ligados a la gastronomía. «A ver, me gusta mucho comer y ésta siempre va unida a mis viajes, pero cuando decido irme a algún lugar de vacaciones no tiene por qué tener únicamente un fin gastronómico. Lo que sí hacemos es buscar siempre lugares en los que comer bien. Si voy a Ibiza, opto por ciertos sitios concretos donde sé que voy a estar contento, pero de verdad que no tiene por qué ser una ruta gastronómica». Tampoco pasaría nada y, de hecho, al final resulta casi inevitable.

Solo hay que leer su relato. «Recuerdo con especial cariño un viaje que hicimos por la Costa Azul. Lo realizamos en coche. No me gusta conducir, pero sí ir de copiloto, así que siempre digo que somos tres: nosotros dos y la Merche, la Merche es el coche. Me encanta viajar con ella. Primero cruzamos parte de la Provenza, con los campos de lavanda y unos pueblecitos maravillosos. Elegimos esa ruta recordando una que hicimos con mis padres cuando éramos pequeños. Nos llevaban a comer a Francia, a L’Oasis, en Mandelieu La Napoule, que antes tenía tres estrellas Michelin y ahora tiene dos. Lo disfrutábamos muchísimo. La zona de Saint Paul de Vence es maravillosa. Allí está la Fundación Maeght, repleta de obras de Miró, Giacometti y Chagall, y es muy recomendable. De ahí ya fuimos a Montecarlo, también una ciudad muy especial para mí porque allí está uno de los primeros tres estrellas al que fui con mis padres: el restaurante de Alain Ducasse, en el hotel de París. Habían renovado esa sala y me apetecía muchísimo ver el cambio y su caja esférica tan espectacular. Además, fuimos en agosto y tuvimos la oportunidad de cenar en la terraza, con un concierto de Mika justo debajo, imagínate, nosotros en primera fila en Alain Ducasse con Mika cantando tan cerca... Increíble». Las referencias a sus padres son continuas. Creció descubriendo lugares y sabores.

«Sí, repetimos bastante la ruta que habíamos hecho de pequeños con mis padres, fue muy especial. Terminamos en Menton, a donde fuimos al restaurante de Mauro Colagreco; ahora está en la lista de los sixty best y se llama Mirazur. Así que es un viaje que nace en Barcelona y termina en Menton. Fue casi una semana y te da tiempo a recorrerte la zona muy bien. También da para que engordes todo lo que no has engordado durante el año (ríe), pero disfrutas mucho. Y las playas son maravillosas. En Cannes, por ejemplo, te sientes una estrella de Hollywood. A lo mejor no te puedes permitir alojarte en el Hotel Martínez, en la Croisette, pero hay otros sitios más asequibles y merece la pena». Viajero incansable, ahora sueña con ir a Suráfrica y es fácil adivinar los motivos: «Me encantaría conocer las bodegas y restaurantes que tienen porque sé que hay cosas realmente espectaculares». Pasión culinaria.