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Luis Álvarez: «Cuando crees que tienes todas las respuestas, Dios te cambia las preguntas»
Es un triunfador, «millonario» y luchador. Se encuentra entre «El éxito» y convertir la estación de Príncipe Pío en un símbolo de la cultural nacional
Es un triunfador, «millonario» y luchador. Se encuentra entre «El éxito» y convertir la estación de Príncipe Pío en un símbolo de la cultural nacional
Es un hombre de éxito. Y lo lleva escrito en la cara. Felicidad. Más allá de los problemas rutinarios y los mil y un quebraderos de cabeza a los que deben abocar los negocios. No se le vislumbra ni rastro de ello. Quiso ser torero, actor y acabó siendo productor de teatro y el primer español que llegó a Broadway con un musical. De ahí que le acabara reconocimiento dentro del Broadway League y hace poco se ha declarado el 7 de agosto en Las Vegas, lugar donde reside desde hace años, como el día de «Luis Álvarez». Dentro de esa vorágine empresarial por la que transita, el libro «El Éxito», que edita Espasa, donde desvela las claves para hacerse millonario, le ha reclutado por tierras españolas al menos durante un tiempo. Quedamos en el corazón de Madrid, en la plaza de Santa Ana. A sus 41 años tiene mucho que contar. Su próximo proyecto es hacer de la estación Príncipe Pío un lugar de ineludible visita en Madrid. Una visión futurista con la que se ha ganado el reconocimiento en distintos países.
–¿Qué relación hay entre el éxito y la felicidad?
–La relación es perfecta, pero creo que usamos mal el lenguaje. Si tienes éxito no eres feliz, es al revés; si eres feliz tienes éxito. Lo otro es mentira. Pasa igual con la generosidad. Se es generoso si eres millonario, y no es verdad, el que es tacaño lo es en todas la situaciones, hay que donar todo lo que uno pueda. El español gasta y no ahorra lo que debería, nos iría mejor si gastáramos después de ahorrar.
–En estos tiempos, el bolsillo es estrecho.
–Es cuestión de cambiar los conceptos. Si ahorras 1,66 euros al día desde los 20 años según la renta variable y fija de los últimos años, todos seríamos millonarios. Por eso, cuando mi hija me preguntó qué podía hacer para su futuro, le escribí este libro donde le contaba cómo funciona el fondo de inversión Éxito + 10. Logré con Caser hacer una inversión a la medida de lo que quería, sin comisiones, sin penalización...
–En su libro se habla del secreto de ser millonario ¿no está feo hablar de dinero?
–En España sí, parece que el dinero es un tema tabú, en Estados Unidos se trata con normalidad. Si tratáramos el tema con más naturalidad tendríamos menos crisis.
–¿Cuál es nuestro peor enemigo?
–El ego. Si ve que estás bien te lanza mensajes para fastidiarte, para asustarte. Un filósofo dijo al morir que no habían ocurrido el 90 por ciento de las cosas que había estado temiendo toda la vida.
–Habla del éxito y de dedicarse a lo que realmente a uno le gusta, pero eso en ocasiones ¿no es lo más difícil?
–Yo siempre digo que es aquello que harías las 24 horas del día sin que te paguen por hacerlo.
–¿Y luego?
–Luego viene la pregunta compleja: ¿cómo hacer de eso tu medio de vida? Al final la realidad te dice que se puede hacer. En el último congreso que hice, que vino José Mota, ponía como ejemplo que hay gente que se gana la vida de una manera muy rara pero lo consigue. Por ejemplo, hay un tipo que se dedica a viajar y se hace vídeos bailando con la gente del lugar, compra cosas de todos los países y las vende en su página web y así ha logrado hacer su modo de vida. ¿Quién somos los demás para juzgar si sí o si no? Ahora mismo, la crisis ha dejado en la misma inestabilidad a un abogado que a un actor.
–Anda inmerso en ese gran proyecto que va a ser la vieja estación de Príncipe Pío.
–Sí, me voy a centrar en ello. Madrid necesita un lugar con la fuerza cultural que tiene por ejemplo el Moulin Rouge y Príncipe Pío posee mucha personalidad.
–También está metido Warner en el proyecto.
–Sí, hay escuela de Fama de Nueva York, restaurantes y la Warner se va a encargar de los conciertos. Tenemos un contrato de 50 años, así que mi mayor éxito sería llegar a vencer ese contrato.
–¿Qué supone haber sido reconocido por la Cámara de Comercio de Nueva York?
–Me hizo mucha ilusión, es como una aprobación.
–En su libro incita al emprendimiento. ¿Qué pasaría si todos fuéramos emprendedores?
–Sería una sociedad perfecta. No existiría la seguridad social, los autónomos no tenemos, pero se darían servicios con empresa propia.
–¿En quién deposita su confianza?
–En mi empresa el 99 % son mujeres. Y bestiales.
–¿Qué tendríamos que importar de Estados Unidos?
–La industria del espectáculo, no estamos bien organizados. Por ejemplo, en Broadway League hay tres familias que lo dirigen casi todo, pero en realidad la gestión la lleva una persona externa muy buena. El modelo de los teatros de España tendría que cambiar y traer la ley de mecenazgo.
–¿Cuál es su formación?
–Tengo dos carreras: la del éxito y la del independentismo de la crítica de los demás.
–¿Siempre ha sido así?
–No. Hay una frase de Banderas que dice que en EE.UU no se perdona al que fracasa y en España no se perdona al que triunfa.
–¿Un millonario está preparado para dejar de serlo?
–Siete veces puede caer el hombre que vale que volverá a levantarse.
–¿Cuántos fracasos hay en una carrera de éxito?
–Todos. El éxito es ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo.
–En ese proceso de hacerse millonario ¿se arruinó?
–Dos veces. La media está en 3,1. Me falta una...
–¿Ruina, ruina?
–La primera fue espantosa. Arriesgué lo que tenía y lo que no y lo hice con el favor de mis padres y hermanas que avalaron con sus casas. El 11-M fue demoledor.
–¿Cómo salió?
–Rezando mucho y con humildad. Fue un milagro. A mi madre se lo ocultamos. Cuando crees que tienes todas las respuestas, Dios te cambia las preguntas.
–Ha sabido llegar a grandes inversores.
–Soy el único productor en el mundo que ha conseguido a través de Caser que mis inversores tengan un seguro de riesgo en mis producciones hasta un 8%de rentabilidad. Y por eso estoy en la Broadway League; les pareció algo muy innovador. Hay muchas cosas que traer, pero llegará con la globalización.
–¿Qué mas se traería de fuera?
–El amor por nuestra bandera. Cada vez estoy más seguro de que entre el nacionalismo y el catetismo hay una delgada línea que en España se está agudizando.
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