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José Bono: «Mi pasión siempre han sido los bichos»

Único varón que tuvieron el socialista José Bono y la empresaria Ana Rodríguez. Lleva más de 20 años montando, vive de la hípica y se dedica profesionalmente a los caballos

José Bono: «Mi pasión siempre han sido los bichos»
José Bono: «Mi pasión siempre han sido los bichos»larazon

Único varón que tuvieron el socialista José Bono y la empresaria Ana Rodríguez. Lleva más de 20 años montando, vive de la hípica y se dedica profesionalmente a los caballos.

José Bono, hijo, llega a la entrevista con olor a heno, a caballo y con una sonrisa que pocas veces le abandona. Vive entre dos mundos, se levanta cuando canta el gallo y se sube a su tractor o al todoterreno para moverse por la finca familiar que regenta en tierras toledanas, donde entrena, enseña y cría caballos. Es jinete profesional y el único varón que tuvieron el político socialista José Bono y la empresaria, Ana Rodríguez. Le dio un disgusto al ex presidente del Congreso cuando supo que su primogénito no votaría al PSOE de sus desvelos. Tanto fue así que estuvo un tiempo sin hablarle. Ahora que el político se ha convertido en abuelo, que juega al dominó y viaja con el Imserso, ve la vida con otro talante. Su hijo es el chico que toda madre quisiera tener y el mejor amigo de muchas amazonas cinco estrellas que se pasean por los torneos de medio mundo subidas sobre caballos de varios millones de euros.

–¿Echa de menos vivir en un palacio?

–Realmente no echo nada de menos de aquel momento, ni de ese tipo de vida. Mi padre siempre ha sido importante y es verdad que uno siente un cambio y que ahora hay menos seguridad. Mi padre conduce su propio coche, ya no tiene los chóferes de antes, pero no lo echamos de menos, al revés, hemos ganado en calidad de vida.

–¿Cuándo se subió solo en un autobús de línea?

–Tendría unos 14 años. Nunca nos hemos sentido objetivo de secuestradores, en algún momento tuvimos más cuidado porque mi padre estuvo más amenazado, pero hemos vivido una vida de niños normales en nuestros colegios públicos y viajando en los coches de los padres de nuestros amigos. La diferencia con mis compañeros de clase es que mi padre vivía en un palacio y tenía coche oficial, pero, como he crecido así (yo nací en el 84 y mi padre ya era presidente de Castilla-La Mancha), no me daba cuenta, creía que era normal y punto. Con el paso del tiempo es cuando te das cuenta.

–¿Salía con su pandilla y los guardaespaldas?

–No, jamás tuvimos. A mi madre se lo propusieron y se negó.

–¿De un político y una empresaria, por qué sale un jinete?

–Es un poco extraño. Mi padre es alférez de caballería, allí hizo la mili, pero de aquello no me viene nada. También es cierto que a la familia de mi padre le gustaban los caballos, pero no los conocí, así que tampoco me viene de ahí. Recuerdo que de pequeño me emperré y mis padres me daban largas hasta que conseguí que me apuntasen a hípica. Ya llevo más de 20 años montando. Vivo de la hípica y me dedico profesionalmente a los caballos. Creo que mis padres se sienten orgullosos.

–A usted no hubo que explicarle que la leche no sale de una botella...

–No, para nada. Nosotros hemos pasado todos los veranos en el pueblo de mi padre, ahí lo vivíamos todo. Siempre me ha gustado vivir en el campo, rodeado de animales. Mi pasión siempre han sido los bichos.

–¿Criándose en un palacio? Qué poco sofisticado ha salido.

–Bueno, pero al final el palacio es una casa más grande que las demás y el nuestro era enorme porque estaba lleno de oficinas. No era de cristal como el que te puedas imaginar de la Cenicienta. Es verdad que había unos salones y unos jardines muy grandes, que los usábamos para hacer cabañas, como otros niños utilizan los parques de la calle. Al final nuestros amigos venían al palacio y jugábamos en el jardín como si fuera un parque. Mis padres nunca nos educaron en ese tipo de distinciones.

–En una grupa, Onassis, Marta Ortega y usted son iguales. ¿El caballo unifica?

–Sí, pero este deporte tiene un 70 por ciento del caballo y un 30 del jinete. Con un animal bueno, alguien con dinero puede hacer cosas buenas, pero siempre que aprenda, porque si no, no conseguirá nada. Reconozco que es un deporte en el que con mucho dinero se puede llegar lejos y es una parte que no me gusta, pero es inevitable.

–La Infanta Elena no llega a destacar como amazona. ¿Por qué?

–Monta los caballos de la yeguada militar y no son los más adecuados para ella. Es una chica estupenda, pasa desapercibida como infanta en el mundo del caballo y es una amazona más.

–¿Los que no son ricos de familia, cómo se lo costean?

–Por ejemplo, mis padres montaron un negocio familiar, una hípica en Toledo en la que tenemos caballos de otras personas, organizamos competiciones hípicas y doy clases. Regento el negocio de mi familia y vivo de eso. Cuando era un «hobby» ellos me lo pagaban, pero ahora puedo decir que ganamos dinero con esta actividad porque trabajamos bastante.

–¿Los millonarios mandan el camión con los mozos y usted es el conductor de sus caballos?

–Yo tengo un mozo que me ayuda y también podría mandarle. Conduzco porque me gusta estar con mis caballos y a Marta Ortega, también. Hay quien tiene su trabajo fuera, como ella que trabaja con su padre, por eso no puede estar todo el día viajando con los caballos. Si se dedicase profesionalmente solo a los caballos, seguramente lo haría, como lo hacemos todos. Comparar no me parece justo porque a todos nos une la pasión por los caballos

–¿A Pablo Iglesias en que modalidad le pondría?

–En ninguna, creo que el estereotipo que tenemos en España de la hípica no le pega absolutamente nada. Gracias a Dios, no es así, porque no todo lo que rodea a la hípica es de millonarios, hay muchos que trabajamos duro. Igual no es el mejor sitio para recabar votos para Podemos, pero no estaría mal porque así no sería yo el único de izquierdas en este mundo.

–¿Es el más de izquierdas del mundo de la hípica?

–Bueno, los de izquierdas me dicen que soy de derechas y los de derechas me dicen que soy de izquierdas, y éstos no se equivocan porque soy profundamente de izquierdas, aunque nunca he tenido carné.

–De izquierdas, pero votó a Ciudadanos.

–Lo hice porque no estaba de acuerdo con lo que pasaba en el PSOE y en el fondo lo que propone este partido no me parece tan de derechas. Como no encontré una alternativa intermedia, les voté. No quería votar al candidato que proponía el PSOE, con el consiguiente disgusto de mi padre, que estuvo un tiempo sin hablarme. Pero tengo el deseo de volver a votarlo porque Podemos no es una opción para los que somos de izquierdas.

–Ya tienen a Pedro Sánchez...

–Yo quería que hubiese salido Susana Díaz. Ahora me lo pensaré porque me costó un disgusto tremendo con mi padre y supongo que volveré al redil. Mi padre opina que Susana es un «monstruo político», que es excepcional e inteligente, y yo confío en el criterio de mi padre.

–¿A Susana la ve con un látigo a la grupa de un caballo o en un carruaje?

–No la veo ni llevada como una princesa. La veo con ganas de unir al partido y de pelear por mejorar los resultados.

–¿A Albert Rivera le pondría a saltar o a domar caballos?

–Me gusta mucho como habla y lo que dice. También comparto prácticamente todo su programa. Le queda mucho porque le hace bastante daño que digan que no es un voto útil. A Rivera le pondría a saltar obstáculos.

–¿Y a Rajoy?

–En la oficina donde estén los sobres y las cartas, que parece que se le dan bien.

–¿Con usted, hemos perdido un político?

–No, yo estoy desencantado con la política. Vivo entre caballos que, gracias a Dios, no leen noticias. La he vivido muy de cerca con mi padre, nos pusieron 16 denuncias sin fundamento y ahora la sufro con el PP que nos gobierna y con todos sus casos de corrupción. A mí me das un altavoz, como esta entrevista, y me gusta denunciarlo por si puedo contribuir a cambiar las cosas.

–¿A su padre le han puesto la camisa de fuerza para retenerle en casa?

–Mi padre está encantado ejerciendo de abuelo. Es feliz con sus nietos y en el pueblo con su pandilla de amigos. Se dedica a viajar con ellos y está feliz como nunca le había visto. Antes le llamaba y me decía: «Ahora te llamo, que estoy en la Cumbre de la OTAN». Hoy me dice: «Ahora te llamo, que estoy en medio de la partida de dominó o de mus».

–¿José Bono ahora viaja con el Imserso?

–Casi, casi, podría decirse así, pero más dinámico que los del Imserso.

–¿Por qué rechazó ir a «Supervivientes»?

–Porque no me gusta que me reconozcan. Vivo feliz sin que la gente por la calle sepa quién soy. No me gusta que se hable de mi familia, ni de mi vida privada.

–¿Se viaja mejor en el Jaguar o en el tractor?

–Con el aire acondicionado en el Jaguar se va muy bien, que seamos de izquierdas no quiere decir que seamos tontos. Si pudiera tener el Jaguar para la ciudad y el tractor para el campo, yo encantado.

–¿Un lugar para perderse en verano?

–Me gusta vacacionar sin caballos y si es en Mallorca o Asturias, mejor.

–¿Tiene fe, cree en Dios?

–Yo creo en las personas, en nada más. Mi padre siempre nos ha animado a creer en los misioneros y que si no nos gusta la Iglesia que creamos en la gente que ayuda.

–¿Cuándo se cae del caballo reza?

–Cuando he estado en el hospital por haberme dado un golpe grande, sí que he dicho «si existes, es el momento de ayudarme», pero no rezo.

–¿Echa de menos llamar desde el Palacio de Fuensalida?

–Al final es como todo el mundo, te acostumbras y nunca nos hemos aprovechado de esos «privilegios» porque mi padre nunca nos dejó. Recuerdo que en la feria de Albacete, cuando alguien nos quería saltar la cola, nosotros le pedíamos que no lo hiciera porque los otros niños se ponían a gritar y con razón.

–Llamarse como su padre, ¿es una ventaja o desventaja?

–Es un orgullo, pero también me ha dado algún susto que otro. He reservado en algún restaurante y cuando he llegado la decepción ha sido horrorosa porque había gente esperándolo a él.