Escritores

María Dueñas: «Pondría a leer a todos los políticos y les obligaría a hacer deberes»

María Dueñas / Foto: Cipriano Pastrano
María Dueñas / Foto: Cipriano Pastranolarazon

Para hacer la foto, maleta en mano, no hubo que tirar de recreación. La pura realidad nos pasó por encima, como a la escritora el éxito cuando vio la luz su primera novela, «El tiempo entre costuras». Afronta ahora la promoción de «Las hijas del capitán» (Planeta) y en Atocha, la estación, nos citamos con ella entre viaje y viaje. No para ni pierde la sonrisa. Templanza le han dejado los años, aunque admite añorar ese huracán llamado estrés con el que «se escribe mejor». Hambrienta rozando las tres de la tarde y despierta responde: he aquí María Dueñas.

¿Ha dado el salto al libro electrónico?

Sí, lo tengo, pero en un porcentaje bajo. A veces tengo urgencia por comprar algo y lo descargo inmediatamente, pero sigo prefiriendo el papel.

¿Cuántos libros puede leer al año?

No tengo ni idea. Hay semanas que puedo leer dos o tres enteros y otras estoy enfrascada en mil cosas, picoteando o viajando y uno se me alarga un par de semanas.

¿Qué es el éxito?

Reconocimiento público a tu trabajo.

Suena bien lo de ser un éxito de ventas.

Yo me lo encontré un poco de sopetón y tuve que aprender a convivir con eso. Pero el éxito de los escritores no es pesado, te permite hacer tu vida cotidiana con total normalidad, no te conviertes en una «celebrity».

¿Pesa a la hora de ponerse a escribir?

No, cada proyecto lo asumo partiendo de cero. Es un capítulo nuevo de mi vida, ilusionante y exigente. No me abruma ni me paraliza. Todo lo contrario, el éxito es un estímulo. Sabes que eres capaz de escribir cosas que gustan a los lectores.

La igualdad de la mujer comienza por...

Porque no nos dejemos pisar y porque tengamos claro cuál es nuestro sitio en el mundo y lo defendamos con todas nuestras armas.

¿Queda mucho camino para la igualdad?

Queda. No tanto como a las protagonistas de mi novela en los años 30, pero queda.

¿Cómo se vive en España la inmigración?

Creo que dentro de todas las tensiones que hay somos un país que nos hemos adaptado a ella con cierta rapidez y naturalidad. Cuando yo era niña no había inmigrantes en España. Recuerdo perfectamente haberme ido a vivir a Estados Unidos una temporada cuando acabé la carrera y al volver notar que ya te ponían el café personas de otros lugares. Quitando casos concretos, que los hay, creo que hemos sido adaptativos, pero también queda bastante por hacer.

¿Desde fuera cómo se ve España?

A España la quiere todo el mundo muchísimo y cuando nos va mal da mucha pena. Somos un país muy estimado y valorado.

¿A qué político pondría a leer?

A todos. Empezando por el primero y acabando por el último y con deberes obligatorios.

Que el fin del mundo le pille...

Si fuera Sabina diría bailando, pero voy a decir que me pille leyendo.

¿Qué libro?

Cualquiera. Hay miles de ellos maravillosos, el título es lo de menos.

¿Quién fue su autor?

Tengo muchos. No soy de uno, ni de un libro ni de un estilo.

¿Cuántas veces se lee un texto?

Puf, muchísimas. Soy muy perfeccionista. Vengo del mundo académico donde el rigor es una máxima sin la que no podemos trabajar y estoy acostumbrada a repasarlo todo y ser autocrítica.

¿Se toma vacaciones de la escritura?

Cuando termino la promoción del libro, un poco, pero siempre hay algo en la cabeza.

¿Cómo es una jornada de escritura?

Cuando estoy encerrada escribiendo sin viajes ni nada me pongo por la mañana y acabo por la tarde. Una jornada laboral con todas las de la ley.

¿Y de inspiración hablamos?

Hay días que las cosas salen mejor y otras peor, pero no dejo de trabajar.

¿Cuánto tiempo le lleva escribir un libro?

Un año y medio. Antes hay unos meses de documentación, reflexión, de preproducción y luego otra temporada, que es muy pesada, de corrección. Al final todo suma casi dos años.

¿Qué tiene Nueva York?

Es una ciudad tan fascinante que sumergirme en la colonia española de las primeras décadas del siglo XX no me ha dado más que satisfacciones.

¿Hablamos de arte o de disciplina?

Es una disciplina para la que necesitas un poco de materia prima.

¿Estamos hablando de talento?

Talento, aptitud, podemos llamarlo de muchas maneras. Pero igual que todo el mundo no es bueno para cantar bien o para el deporte, tampoco toda la gente está capacitada para el uso de la lengua. Pero, dicho esto, se necesita currar mucho. Hay genios que del tirón pueden escribir obras maestras, pero son los menos. La mayoría curramos bastante y sacamos mucha punta a esa pizca de talento que podemos tener.

Si no se dedicara a escribir...

Yo tenía una vida muy plena en la universidad y no me hubiera sentido frustrada si no hubiese llegado a ser escritora, pero estoy encantada de haber cambiado de vida a los 40 años. Es muy refrescante e interesante.

¿Dónde está la felicidad?

No tengo ni idea. Supongo en que las cosas salgan como tú quieras. En que las piezas encajen.

¿Cuál es el peor halago que le pueden decir?

Estás muy bien para tu edad.

¿Cómo se asume el paso de los años?

Bien, independientemente de que el espejo te devuelve el paso de los años, anímica y físicamente me encuentro bien, estoy fuerte. Y la edad te da una templanza y otra manera de ver las cosas, una perspectiva que a mí me gusta.

Entonces, el pasado siempre fue mejor...

No para todo. Para aguantar una noche de juerga sin duda, pero para otras cosas yo no daba un paso atrás.

¿Cuándo fue la última vez que se tomó

tres copas?

Hace nada... Me tomo copas muy a gusto. Y si son de vino, anoche mismo, en la terraza de mi casa con unos amigos.

¿Entre vino y cerveza?

Soy mucho más de vino que de cerveza.

¿Qué opina del movimiento #Metoo?

Creo que marca un antes y un después, a pesar de que no es que cambie todo. Pero los silencios van a ser menos.

¿Ha sufrido la desigualdad?

No agresivamente, pero sí en situaciones comunes a todas las mujeres. Por ejemplo, no es que se te castigue por tener hijos, pero yo me encontré sobrecargada de asignaturas a mi vuelta simplemente porque a la hora del reparto yo no estaba por la baja maternal...

¿En qué ciudad le gustaría perderse?

Me pierdo mucho en Tánger. Cuando me quiero quitar del medio rápido me voy para allá.

¿Existe la frase perfecta?

Debe de existir. A ver si doy con ella para la próxima novela.

¿A quién daría un tirón de orejas?

A mucha gente, a media España... A bastantes políticos, a la gente gritona, a los que tiran cosas a la calle, a quien gestiona que los trenes estén tan mal organizados, a quien nos da coca-cola de grifo asquerosa... (ríe).

¿Cómo será este verano?

Un poco triste porque no estará mi padre y un poco alegre, porque nos juntaremos la familia. Y espero empezar a pensar en la nueva novela.

¿De qué es dueña María Dueñas?

De mis decisiones.

¿Y el dinero qué papel juega ahora?

Es gustoso saber que mal se tiene que dar para que lleguen las vacas flacas en mi familia.

Si hubiera una canción...

Soy de pocos mitos, pero en otra promoción me sonaba mucho en la cabeza esa de «Gracias a la vida».