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Botánica a bordo

Jeanne Baret se convirtió en la primera mujer que dio la vuelta al mundo con su regreso a Europa en 1769, pero para ello tuvo que ocultar su identidad durante tres años

Jeanne Baret llegó a enrolarse en una expedición disfrazada de hombre
Jeanne Baret llegó a enrolarse en una expedición disfrazada de hombrelarazon

Jeanne Baret se convirtió en la primera mujer que dio la vuelta al mundo con su regreso a Europa en 1769, pero para ello tuvo que ocultar su identidad durante tres años

Las buganvillas son esas enredaderas de porte arbustivo que llenan muros y terrazas con sus vistosas flores moradas. Pertenecen al género Bougainvillea, cuyo nombre se debe al navegante francés Louis Antoine de Bougainville, responsable de la expedición que trajo esta planta a Europa en 1769. Pero quizás la especie debería llamarse, en justicia, Baretia: la auténtica descubridora de esta trepadora originaria de Brasil fue Jeanne Baret, nacida tal día como ayer de 1740.

Jeanne incumplía todos los requisitos para viajar en los barcos de Bougainville en busca de territorios colonizables en el Pacífico. No era marinera, no era científica, no tenía experiencia exploradora, estaba relacionada sentimentalmente con uno de los miembros de la tripulación y era mujer. Pero eso nadie lo sabía. Porque Baret se enroló en la expedición disfrazada de hombre, mantuvo su secreto hasta que atracó de vuelta a Francia tres años después de zarpar (en 1769) y participó activamente en las misiones científicas que se le encomendaron. De esa guisa, se convirtió en la primera mujer que dio la vuelta al mundo en barco... aunque bajo identidad masculina.

Durante la singladura, Jeanne trabajó como «mozo asistente» del profesor Philibert Commerson, botánico de a bordo, que recolectó docenas de especies en sus trasiegos por Brasil, Estrecho de Magallanes, Tahití, Isla Mauricio y Madagascar.

Commerson había enviudado años antes de la expedición e inició una apasionada relación sentimental con la mujer que contrató para hacerse cargo de las tareas de su hogar. Llegaron a tener un hijo que dieron en adopción.

Cuando el comandante Bougainville invitó a Commerson a dirigir la parte científica de su aventura, éste estaba locamente enamorado. Y no podía resistir separarse de su amante tres años. De manera que la pareja decidió cometer una osadía sin precedentes. Ella se haría pasar por marinero, se enrolaría en un puerto de escala de la expedición y sería reclamada por el botánico para trabajar a sus órdenes.

La operación fue un éxito. El grupo científico de Commerson descubrió 70 especies vegetales únicas para la ciencia del momento. La mayoría de ellas recibió el apellido «comersonii». Pero hoy hay serias dudas de cuántas fueron descubiertas realmente por el enamorado investigador. Se sabe que pasó buena parte del viaje enfermo y que fue Jeanne la que asumió el liderazgo de las investigaciones. De hecho, según su biógrafa, Glynis Ridley, es muy probable que la propia buganvilla fuese recolectada por ella.

Hasta 2012 no se reconoció la labor de esta mujer valiente y resuelta. Un botánico de Estados Unidos descubrió ese año una nueva especie de planta del mismo género que el tomate a la que llamó Solanum baretiae. Se hizo justicia así a la aventura de aquella mujer tal como habría deseado su amado Commerson. Él mismo había dejado entre sus notas sin acabar antes de morir la idea de denominar a todo un género vegetal nuevo con el nombre de Baretias.