Andalucía

CSIF, por un gran pacto en Andalucía

La Razón
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Suele decirse que no hay mejor forma de intentar ocultar la verdad que vertiendo una mentira. O una media verdad, que para el caso es lo mismo. Y, tras lo visto, oído y leído en estos días, las medias verdades interesadas contra CSIF han colmado televisiones, radios, periódicos y comunicados on-line. Desde el primer instante en el que CSIF se planteó recurrir la aplicación del VI Acuerdo de Concertación Social al TSJA, nunca (insisto, nunca) nos movió ni un afán recaudatorio ni, muchísimo menos, un fin vengativo con las siglas que lo rubricaron. CSIF, obviamente, no considera la formación un negocio. Pero tampoco un chiringuito donde los de siempre se reparten el pastel sin preguntarse siquiera si alguien merece un trozo de tarta.

CSIF sí se lo planteó. Desde hace tiempo. Casi sin ganas de pastel y sin afán por recibir ni un céntimo más de lo que legítimamente merece. Y lo curioso del asunto es que todas las instancias judiciales le han dado la razón. Primero el TSJA; luego el Tribunal Supremo, ante el que no cabe recurso alguno. De ello, obviamente, se hicieron el merecido eco, sin excepción alguna, los medios de comunicación (los que algunos llaman portavoces descarados), dando paso al sinfín de medias verdades y valoraciones malintencionadas a las que hacíamos referencia anteriormente. Que si no somos representativos (habrá que ver el ámbito del que se entiende esa representación), que si no formamos parte de la Mesa General (siendo CSIF el sindicato mayoritario), que si lo que queremos es hacer negocio y recibir parte del pastel (cuando seguimos financiándonos en un 99% con las cuotas de nuestros afiliados)... El ventilador para ocultar la verdad no ha hecho más que comenzar. Su problema es que la verdad, como el tiempo, acaba imponiéndose de forma implacable.

Nosotros seguimos fieles a nuestras ideas. Independencia y profesionalidad, profesionalidad e independencia. Y forjadas en ellas acudimos en su momento (y acudiremos, que a nadie le quepa la menor duda, cuando sea necesario) a los Tribunales contra el que consideramos otro desmán de la Administración. Y como en la manida reordenación o en la reciente rebaremación del concurso, siempre le dieron la razón a nuestros postulados. Ahora, los dolidos y afectados sindicatos firmantes no quieren aceptar una realidad que les puede suponer, incluso, tener que devolver las millonarias cuantías recibidas, como CSIF exige. Por eso se rebelan, se retuercen, se indignan y nos insultan. Ya lo resumía el Quijote: «Ladran, amigo Sancho, luego cabalgamos».

Andalucía necesita la Concertación. Un gran acuerdo social, bien planteado y estructurado, es vital para el progreso de Andalucía. Una Concertación en la que los principales agentes sociales, económicos y laborales vayan de la mano para darle forma al futuro más inmediato de la región no es que sea importante, es trascendental. Ahora bien, CSIF no está dispuesto a que ésta siga siendo un patio cerrado donde se veta a los que no queremos ser palmeros ni se nos dan la voz y el voto que las elecciones sindicales nos otorgan.

Desde hace meses, dada la situación de alerta a la que nos lleva el desempleo, venimos reclamando un gran pacto andaluz. Andalucía necesita ese acuerdo. Pero un gran acuerdo sin siglas, sin vetos, sin rencillas. Un gran pacto por la Economía y por el Empleo que intente poner remedio a los graves problemas de nuestra sociedad y a la hemorragia de paro y pobreza que vive nuestra región. Un gran pacto donde todos, sin exclusiones, aportemos ideas, recursos y experiencias para colocar a nuestra Comunidad en el lugar que le corresponde. Un gran pacto basado en el consenso y sin rencores. Un gran pacto por y para Andalucía, en el que la Junta, como ante las sentencias del Supremo, tendrá que dar a los andaluces las explicaciones oportunas.