Toros
El Liqui
Tiene apodo de torero antiguo. Y es que Daniel de la Fuente desprende torería en la forma de andar por la plaza. No ha pasado mucho tiempo desde que cogió el capote y la muleta, una tarde sevillana junto al maestro Eduardo Dávila Miura. Desde entonces, fue creciendo en él ese sueño por llegar a ser figura y compartir cartel con los más grandes. Hace poco más de un mes, Daniel consiguió enloquecer esa catedral del toreo que es la Plaza de toros de Sevilla. En dos tardes consecutivas logró cortar tres rotundas orejas. Y, lo que es más importante, hizo que los aficionados de la Real Maestranza lloraran de emoción ante una inolvidable faena. Los chiquillos que estaban en los tendidos, saltaron al ruedo para llevarlo en volandas hasta la misma puerta del hotel, recordando aquellas fotos en sepia de Juan Belmonte. Pero ¿quién es «Liqui»? Desde aquella tarde en el coso del Baratillo, donde se proclamó triunfador entre dieciocho novilleros, llegan –por fin– los contratos. Ha sido el único novillero español sin picadores anunciado en el certamen «Soñadores de gloria», de la Plaza de toros Monumental de México, donde el pasado sábado se le pidió con fuerza la oreja en el novillo que abrió plaza. Por las venas de Daniel de la Fuente corre sangre de antiguos ganaderos: de Anastasio Martín, de Dolores Rufino y los Moreno Santamaría, toros con los que tomó la alternativa Joselito «El Gallo». La arena de la Monumental quedó perfumada del aroma de La Puebla del Río... Daniel es una de las esperanzas de la afición taurina. «Hay torero», dicen los entendidos. Ojalá tenga suerte para llegar a lo más alto: México huele a marisma,/ sabe a un río y a ese albero/ que hasta Insurgentes llevó/ su esencia de buen torero.
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