Sevilla

El Sánchez Pizjuán es Disneylandia

Goleada del Sevilla al Málaga (4-1) en un partido decantado con cuatro goles en once minutos

Vietto celebra uno de sus dos goles
Vietto celebra uno de sus dos goleslarazon

El pueblo sevillista será feliz esta Navidad. Tercero en Liga y favorito para estar en los cuartos de la Champions, el equipo de Jorge Sampaoli presentaba un fantástico balance contable pero hasta ayer no había mostrado el fútbol atractivo que pregona su entrenador. Eso: hasta ayer. El Málaga, llegado al Sánchez Pizjuán con el espíritu respondón de los equipos en crecimiento, se marchó cabizbajo, arrollado por un vendaval de cuatro goles en once minutos que liquidaron el partido cuando apenas había trascurrido un tercio del mismo.

Se discutía la eficacia de los delanteros sevillistas... otra vez hasta ayer. Sampaoli asoció a Ben Yedder y a Vietto, quienes está visto que juntos funcionan mejor que por separado. Marcaron los tres primeros tantos, dos el argentino y uno el francés, con definiciones sencillas gracias a las asistencias de N’Zonzi, Vitolo y Mercado. Pero el mérito del goleador, casi siempre, consiste en estar en el sitio y allí estuvieron los arietes. Los mencionados once minutos de locura los selló Vitolo, que intercambió los roles con Vietto y empujó a la red un obsequio de su compañero.

El de ayer fue un triunfo doblemente meritorio, pues el Sevilla lo logró sin su hombre-referencia, Mudo Vázquez, ni sus dos laterales titulares. Mariano y Escudero pasaban por insustituibles pero las prestaciones de Pareja y Sarabia los alivian del peso de tan rotundo epíteto. Y en el centro del campo, por favor, mientras Nasri interprete una sinfonía cada vez que salte al campo... ya puede ausentarse el sursuncorda. Los efectos benéficos de una intervención de este muchacho sobre una jugada equivalen a la mejoría del potaje de lentejas cuando se agrega un chorrito de vinagre.

La relajación cundió en el inicio de la segunda parte, hasta que Rami fue expulsado en un episodio de enajenación transitoria (entradón que manda a Juankar al hospital y protesta tabernaria) y Sandro, de falta directa, marcó el 4-1. Pese a la inferioridad y a la defensa sin circunstancias, con el transferible Kolo y el filial Diego como centrales, el Sevilla no pasó a apuros porque se agigantaron N’Zonzi e Iborra, dos pivotes con la suficiente madurez como para darle al partido la pausa que necesitaba. Sólo a través del bullir de Ontiveros tuvo presencia ofensiva un Málaga que nunca tuvo fe en la remontada.