Ciencia

El territorio-masa

La Razón
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El «idiota especializado» es el modo en que llaman en Alemania a quien domina una materia pero desconoce con altanería las demás. Ortega lo denominó hombre-masa y hay que ver cómo colea. A diferencia de lo que sucedía hace un siglo, la persona influyente es hoy, en el mejor de los casos, un especialista-ignorante. Igual que un abogado del Estado lo ignora todo sobre la reproducción en el reino vegetal, un profesor de Ciencias Políticas es incapaz de distinguir entre un virus y una bacteria. El problema no es menor. La especialización ha comportado aislamiento, de modo que al idiota especializado lo sucede un aislado idiota. Cada uno hace la guerra por su cuenta, desde los pensionistas, esta semana, a las mujeres, el 8 de marzo, en una concatenación de protestas sectoriales de bloques en bucle. Llega la primavera, las calles vuelven a estar que arden. La brigada académica de Podemos, interesada tácticamente en prender mechas a cada Día Mundial de lo que sea, actúa de idiota especializado; de idiotas aislados hacen los figurantes del sindicato del dedal. Es el signo de los tiempos. Sin hombres-masa ni «mass-media», no serviría de nada fragmentar la protesta sectorialmente, a no ser que fuera para agenciarse al consorte de una vida, de una noche. La meta de este gotero de manifestaciones consiste en copar todas las portadas de telediarios posibles. Es la pornografía de la indignación, una práctica que malea tanto al hombre-masa como al territorio-masa: las regiones exigen ser cantones y las federaciones, imperios. Todo se vuelve airado, grandilocuente, sensacional y televisivo. Ahora es la Junta la que saca pecho en los fastos del Día de Andalucía. Basta de FLA, fuera cadenas. El territorio-masa se enfurece como un Leviatán y el idiota mira el dedo.