Andalucía
La derrota de Díaz da munición al PP: «Está aquí porque no le queda otra»
La presidenta de la Junta aguanta las críticas de la oposición por el «tiempo perdido» en cuestiones internas del PSOE
La presidenta de la Junta aguanta las críticas de la oposición por el «tiempo perdido» en cuestiones internas del PSOE
Susana Díaz enfiló rodeada de su equipo camino del plenario. Ayer era el día más difícil después de la derrota en las primarias. «Lo que haga falta. Vamos a ayudar a Pedro. Lo que haga falta». Esta vez, a diferencia de los momentos de gran revuelo de cámaras de televisión, en los que le envolvía la aureola mediática por darse por segura su victoria, Susana Díaz sí hizo corro con los periodistas. Antes y después de una sesión de control en la que la dirigente socialista llegó con una sonrisa de plástico para aguantar las críticas de la oposición, que tenía a tiro el orgullo herido de una líder que ha repetido una y otra vez en la Cámara que lo que la diferencia del resto es que ella siempre gana y el resto pierde.
El pleno fue duro, pero menos de lo que podía esperarse. La oposición es consciente –y así algunos lo confiesan– de que lo menos favorable en estos casos es dar pie a un victimismo que en política suele dar buenos réditos. Pedro Sánchez es un claro ejemplo. Quizá por eso la portavoz parlamentaria de Podemos, Teresa Rodríguez, prefirió pasar página: «No vamos a hacer leña del árbol caído». El líder de Ciudadanos tampoco hurgó en la llaga, pero en este caso, por la condición de socio del PSOE, se atisban otros motivos. «Nosotros en Ciudadanos también tenemos primarias. No voy a entrar en esas cuestiones».
«Bienvenida a Andalucía». Así saludó el coordinador general de IULV-CA y portavoz parlamentario de esta formación, Antonio Maíllo, a la presidenta de la Junta. Fue el primero en preguntar a Díaz y apuntó a la herida fresca. Maíllo recomendó a Rudyard Kipling como consuelo en horas bajas. «Seguro que usted y yo lo hemos leído», dijo. «El triunfo y el fracaso son dos grandes impostores a los que hay que tratar con la misma indiferencia». Y siguió con San Juan de la Cruz: «Las derrotas nos sitúan en el centro de la humildad». «Cambie su actitud, porque de las derrotas se aprende más que de los éxitos, se lo digo yo que he tenido muchas», deslizó el dirigente de IULV-CA, quien pidió una serie de cambios para revitalizar la acción del Ejecutivo, empezando por una remodelación del Gobierno, al estar «agotado y sin iniciativa». Maíllo fue, en líneas generales, elegante en la crítica, aunque alguna de las pullas fue directa a dar en la diana. Susana Díaz instó el miércoles a su grupo a «currar» y centrarse en la comunidad. «Toca Andalucía, señora Díaz, porque no le ha quedado otra y eso debilita el poder andaluz».
El tono de los reproches subió con el debate entre Díaz y el presidente del PP-A. El PSOE se ha afanado en los últimos años en colgar del cuello de Juanma Moreno el lastre de la derrota. Moreno ajustó algunas cuentas, pero tampoco se excedió en la vendetta. «Después de dos años de maniobras, de intrigas y de perder las primarias, dice ahora que se va a centrar en Andalucía. Lo hace porque no le queda otra», espetó desde su escaño el líder de la oposición, quien repitió en varias ocasiones que a Díaz no le saldrá «gratis» haber puesto al Partido Socialista por delante de los intereses de los andaluces. Susana Díaz no se arredró. «Usted es para su fuerza política un agujero y una vía de agua. Ha perdido un tercio de los diputados que tenía su partido».
Susana Díaz trató de repeler las críticas con varios argumentos que serán los que muy probablemente pauten su discurso en los próximos meses: el temor del PP a que ella siga en Andalucía; la defensa de los principios que destacó en las primarias socialistas más allá del resultado; y que está centrada en Andalucía porque así lo han querido la mayoría de los ciudadanos que han votado al PSOE en las elecciones autonómicas. «No es una deshonra perder una votación. Sería deshonroso no defender lo que creo», abundó Díaz.
El presidente del PP andaluz basó prácticamente sus dos interpelaciones en afear a Díaz su resultado en las primarias socialistas y el tiempo perdido en cuestiones orgánicas. «Está aquí porque no la han querido en su partido».
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