Junta de Andalucía

Las escuelas oficiales de idiomas pierden diez mil alumnos en dos años

La oferta para estudiar en los centros púbicos se reduce pese a que la demanda en las academias sigue creciendo. Estudiar en un centro privado para obtener un título puede costar hasta diez veces más

Fachada de la sede de Sevilla de la Escuela Oficial de Idiomas
Fachada de la sede de Sevilla de la Escuela Oficial de Idiomaslarazon

Las escuelas oficiales de idiomas «constituyen el único medio oficial de acreditar los diferentes niveles de competencia de una lengua extranjera en España, al margen de las enseñanzas obligatorias». Así lo explicita la Consejería de Educación en el informe anual que edita cada año y, pese a ello, cursar alguno de los 11 idiomas que oferta en alguna de sus 51 sedes es cada vez más difícil. Las plazas se han reducido en más de diez mil en solo dos años, según recogen los Presupuestos de la comunidad entre los años 2015 y 2017. El alumnado de las escuelas de idiomas ha pasado de los 72.548 del curso 2014/15 a poco más de 62.000 en el actual –la tendencia hasta ese año era de crecimiento–. En esas 62.000 plazas se incluyen los cursos de actualización lingüística (CAL), dirigidos al profesorado que presta servicio en centros bilingües, y el Programa «That’s English!», desarrollado en convenio con el Centro para la Innovación y Desarrollo de la Educación a Distancia, dependiente del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.

Estas enseñanzas se enmarcan dentro de las denominadas «especiales» que tutela la Consejería y admiten alumnos desde los 16 años. Los idiomas más solicitados son inglés, francés, alemán e italiano. Málaga es la única que ofrece más de cinco, once en total. Su principal atractivo, además de que su finalización implica obtener una titulación oficial sin realizar otro examen, es el bajo precio. El curso sólo cuesta los 74,16 euros de la tasa de matriculación; 53,78 euros para los antiguos alumnos.

El coste en una academia privada es muy variable, pero se dispara respecto a la formación pública, ya que oscila entre 60 y 110 euros al mes. Desde la patronal de academias de enseñanzas de idiomas Aceia explican que «a partir de 2008, coincidiendo con el comienzo de la crisis, notamos un aumento muy grande de nuevos centros privados de idiomas, llegando a triplicarse en poblaciones pequeñas». Es lo que llaman la «burbuja lingüística». Su presidente, Borja Uruñuela, advierte contra el fraude en el sector: «Hubo un aumento de la demanda y la gente aprovechó para abrir más centros, pero se ha visto el 40% de las inspecciones de consumo de la Junta terminan con un expediente abierto por alguna irregularidad». En este sentido, desde la patronal aseguran que en demasiadas ocasiones han constatado «falta de garantías para el profesorado y los estudiantes» en determinados centros, por lo que recomiendan no dejarse llevar únicamente por el precio a la hora de escoger. «El precio es solo un factor, hay que ver la trayectoria del centro; quién lo gestiona; el contrato que te ofrecen o cuántos estudiantes certificados ha logrado en los últimos años», detalla.

Sobre la situación actual, Uruñuela señala que el crecimiento experimentado en adultos desde 2010 se ha frenado. «La gente debía formarse para optar a un empleo y los universitarios tenían la obligación de obtener el B1. Ahora, el tirón se centra en los cursos intensivos», cuyo coste varía en función de las horas y su extensión.

El negocio en torno a la enseñanza de idiomas supone una facturación de 500 millones de euros al año, según datos manejados por Aceia. Un informe realizado conjuntamente con la Unión de consumidores UCA-UCE revelaba que las certificaciones en las categorías B1 y B2 crecieron más de un 1000% en 2013 respecto al año anterior, mientras está aumentando en la actualidad el número de personas que quieren certificarse las C1 y C2, más profesionalizadas. En 2015 la diferencia fue de un 20% respecto al ejercicio precedente, mientras que el año pasado las certificaciones crecieron un 4%.

Sobre el programa bilingüe de la Consejería en colegios e institutos públicos –que solo llega al 29% del alumnado–, Uruñuela es reticente a pronunciarse. No obstante, cree que «habría que matizarlo». «Una academia usó como reclamo el lema ‘te hacemos bilingüe’. Lo denunciamos porque es publicidad engañosa, de la misma manera que el programa bilingüe de la Junta. La realidad es que los niños salen a lo mejor como mucho de un nivel B1, que no es para nada bilingüe. Si en los colegios e institutos el contacto con el idioma el tiempo es muy pequeño el aprendizaje va a ser proporcional, hay que ser consciente de eso».