Religion
«Los sacerdotes pueden usar las cartillas de las parroquias para ayudar»
La crisis económica ha disparado las peticiones de ayuda a Cáritas y ha modificado el perfil de los solicitantes, que ahora son personas sin problemas de exclusión social y que han perdido el empleo o su vivienda. También ha cambiado el protocolo que venía siguiendo la Iglesia para atender estas peticiones, la mayoría a través de las parroquias. El arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo –que ayer participó en el Forum Europa–, aseguró que, ante la situación de emergencia social, ha dado instrucciones a los párrocos para que usen las cartillas de sus templos para prestar ayuda a los más necesitados. Cada parroquia tiene dos cuentas corrientes, una de Cáritas dedicada al servicio asistencial y otra del propio templo para los gastos corrientes. Por tanto, los sacerdotes, gracias al permiso de Asenjo, podrán utilizar la cuenta de la iglesia para atender los casos más urgentes, siempre y cuando los fondos de Cáritas escaseen. «Hay gente que ha perdido el piso, el trabajo y hasta la esperanza», lamentó el prelado.
Igualmente subrayó, en relación a la Iglesia de Sevilla, que «está haciendo un esfuerzo supremo para estar junto a los que sufren», al tiempo que recordó que Cáritas, a nivel nacional, «ha multiplicado por tres sus ingresos y recursos». «En España hay más de 70.000 voluntarios de esta organización, ante los que me descubro por el trabajo que realizan, al igual que los técnicos».
En su intervención, también criticó el aborto, una práctica que conectó directamente con «un grave desorden moral sin ningún tipo de paliativos, cualquiera que sean las circunstancias que lo aconsejen». En este sentido, defendió el «derecho humano fundamental» de los médicos a la «objeción de conciencia» ante este tipo de situaciones.
En cuanto al papel que juegan los jóvenes en la Iglesia, Asenjo negó que exista un alejamiento entre ambos. Un hecho que corroboró en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) que se celebró en Madrid en 2011 y que comprueba cada día en Sevilla, donde «se trabaja mucho y bien con los jóvenes». Ante la próxima celebración de la JMJ en Río de Janeiro, el arzobispo reconoció que la presencia sevillana será muy reducida por la falta de recursos.
No quiso dejar pasar la oportunidad sin glosar la figura del nuevo Papa Francisco, del que dijo que no se espera un «cambio de rumbo» en la Iglesia con su llegada, aunque sí un «giro armonioso con la tradición anterior, que se traducirá en una mayor cercanía al pueblo».
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