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Mercasevilla, el centro de los ERE

La Razón
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Todas las piezas del puzzle de los ERE están encajando después de dos años de instrucción judicial. La última, la reveló ayer el PP del Ayuntamiento de Sevilla. Según la documentación que aportó, el presunto testaferro del conseguidor «Juan Lanzas», Juan Francisco Algarín, facturó a la lonja pública 300.000 euros en concepto de 100.000 kilos de pintura. Las cien toneladas de pintura dan para un análisis más hilarante del que pretendemos, pues parece el encargo para enjalbegar la Casa Blanca y no un mercado. Y de blanqueo, precisamente, van estos tiros. Lo sustancial, y en esto nos centramos, es que esta documentación de facturas presuntamente falsas encaja con la declaración que Algarín hizo a la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil. Aseguró que llevó dinero desde Mercasevilla hasta un bar en los bajos de la delegación de Empleo. Mercasevilla es el afluente inagotable en el caso de los ERE, una suerte de cruce de caminos que siempre se interpone en las pesquisas judiciales. De Mercasevilla salió el primer hilván del caso, al trascender la cinta en la que tres altos cargos –recientemente condenados– pedían a unos empresarios una «mordida» de 450.000 euros; y de Mercasevilla puede salir el hilván definitivo. Es decir, el destino final de las abultadas comisiones que cobraron los intermediarios. No hay que olvidar que Algarín Lamela era administrador de una de las tres empresas pantalla que investiga el juzgado a través de las cuales se introdujeron en el sistema financiero las comisiones. La equis principal que falta por despejar es si este dinero retornó en forma de sobre o maletín repleto de dinero a los cargos políticos que intercedieron para otorgar las ayudas del «fondo de reptiles».