Andalucía

Nadando hacia la erradicación de la pobreza en la India

Christian Jongeneel, impulsor de «Brazadas solidarias»
Christian Jongeneel, impulsor de «Brazadas solidarias»larazon

Hace nueve años, sentados en una heladería malagueña, tres amigos conversaban sobre cómo podían cambiar el mundo a través de la natación. Así nació «Brazadas solidarias», una organización impulsada por el nadador Christian Jongeneel –vinculada a la Fundación Vicente Ferrer– que se dedica a la organización y promoción de eventos deportivos con un cambio de paradigma: prestar más interés a la vertiente social y solidaria que a la competición. «No sabíamos muy bien cómo hacerlo, estábamos muy perdidos», reconoce Jongeneel, aunque el punto de partida sí estaba claro. «Pusimos en nuestros estatutos que queríamos erradicar la pobreza extrema en la India con nuestras brazadas, algo quizás demasiado idílico». Sin embargo, la idea fue tomando forma poco a poco. Cada vez más nadadores, que solían hacer travesías de larga distancia, se fueron sumando al proyecto. «Queríamos una cooperación activa, aprovechar las rutas a nado para recaudar fondos». Y así nacieron las travesías populares, donde la competitividad se diluía en favor de la vertiente social. «Queríamos que viniera mucha gente, con sus familias, que nadaran y se lo pasaran bien». Actualmente, las rutas las sufraga un patrocinador y la aportación íntegra de cada nadador va directamente a un proyecto solidario en la India, centrado en Anantapur, uno de los rincones más pobres del planeta donde la Fundación Vicente Ferrer despliega su ingente labor solidaria.

Otra de las propuestas de esta singular ONG es cruzar el Estrecho a nado. «Cada año tres grupos de cuatro personas lo hacen, organizando eventos, rifas y cenas para recaudar dinero». El proyecto siguió creciendo y ya son 16 las travesías que se organizan por toda España, concretamente en Andalucía, País Vasco, Canarias, Menorca y Asturias.

Jongeneel asegura que todo este esfuerzo tiene su recompensa cuando visita Anantapur y ve que las iniciativas de diversa índole se materializan. «Se construyen colegios, orfanatos y hay programas de nutrición y de mujeres con VIH».

En el deporte, como en la sociedad en general, las desigualdades están a la orden del día. Tan sólo hay que comparar las cifras que se manejan en la élite y las dificultades que padecen las disciplinas de base. «En el mundo de la natación nadie tiene conciencia de que se va a ganar la vida con esto. Paralelamente hice mis estudios. Todo está eclipsado por el fútbol». La otra cara es la de los deportistas que, para competir, «se llevan sus tuppers de pasta, cogen el autobús y van a donde sea».

En 2016 Jongeneel consiguió una gran gesta. Se convirtió en el primer europeo en dar dos vueltas a la isla de Manhattan a nado y sin neopreno. Tardó en completar los 93 kilómetros casi 24 horas. «La experiencia fue muy bonita y sufrida». Además, tuvo un componente psicológico «muy duro, ya que había hecho muchas travesías, pero de este nivel no». Pese a todo, asegura que ahora es más fácil nadar porque «antes me movía un espíritu más competitivo». «Ahora estoy totalmente centrado en los proyectos de la India. Con esta iniciativa recaudamos bastante dinero para ayudar a mujeres con VIH, para que tengan un parto seguro».

Agradece el galardón que otorga LA RAZÓN a «Brazadas solidarias» porque «yo no me siento líder ni guía de ningún proyecto». «Estoy dentro de un grupo de personas con mucha ilusión. Todos pensamos que el deporte es un motor de cambio». De hecho, anima a partircipar en las diferentes actividades porque «es posible cambiar las cosas».