Sevilla
No tanto dedazo
José Luis Sanz debió experimentar el pasado martes sensaciones muy parecidas a las de Javier Arenas el 25 de marzo de 2012. En esta ocasión no había encuestas pero dos periódicos influyentes en el centroderecha, especialmente uno, apuntaban desde hacía semanas a Sanz como el favorito en la sucesión de Zoido. En vez de paloma salió gavilán. A decir verdad el alcalde de Tomares contaba con el apoyo del todavía presidente regional y de la secretaria general Cospedal, las provincias de Granada y Córdoba lo veían con buenos ojos y el PP de Sevilla y el de Jaén habían jugado su baza. No era poco. Pero sí insuficiente. Los populares de Málaga y Cádiz apoyaban a Juan Manuel Moreno y resultaba de dominio público que Sanz nunca despertó simpatías – dicen que tampoco se las trabajó en exceso– en el PP de Huelva ni en el de Almería. Así pues, y no habiendo podido convencer Rajoy ni a Cañete ni a Báñez ni al propio Zoido, quedaban Sanz, Moreno y quienes han resultado igualmente desairados en esta carrera: el alcalde de Córdoba, José Antonio Nieto, y la delegada del Gobierno Carmen Crespo. Es falso que haya habido tanto dedazo. En todo caso dedos varios apuntando en direcciones diversas hasta que la ruleta de la política se paró en Moreno, un joven malagueño llamado a ser ministro hasta que también ha sentido la llamada de su tierra. No obstante –porque el procedimiento pareciera haber sido diseñado por otro Moreno, Cantinflas– lo lógico es que el PP-A hubiera celebrado un Congreso lo más abierto posible. De hecho esta fue siempre la opinión de José Luis Sanz hasta que hace año y medio le ofrecieron una envenenada secretaría general al servicio de una compleja operación de estado mayor. Y este tipo de partidas, en los partidos, suelen arrojar resultados inciertos. Si Sanz hubiera sido un buen candidato ya no lo sabremos aunque es posible. Tan favorito seguro que nunca fue.
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