Crisis en el PSOE

«Pedro Sánchez provoca preocupación en el establishment»

El periodista Jesús Maraña publica «Al fondo a la izquierda», un retrato del derrumbe del edificio socialista

Jesús Maraña
Jesús Marañalarazon

El periodista Jesús Maraña publica «Al fondo a la izquierda», un retrato del derrumbe del edificio socialista

La crónica del fallecimiento de lo que hasta ahora se conocía como el PSOE la escribe Jesús Maraña (León, 1961) en «Al fondo a la izquierda» (Planeta) y se lee como una especie de novela de intriga con toques de relato rosa. Delaciones, promesas incumplidas, arrebatos de furia, despedidas, medias verdades, mentiras directas, muerte. Ahora que Pedro Sánchez, de quien dijo en su día Susana Díaz «no sirve, pero nos sirve», ha vuelto a tomar las riendas del partido, lo que el autor adelantó toma cuerpo en la disoluta realidad política española.

–¿Va a tener que reescribir su libro tras la victoria de Pedro Sánchez en las primarias del PSOE?

–No le afecta, porque lo que he intentado en el libro es realizar un relato periodístico basado en testimonios y declaraciones directas que he tenido para tratar de construir el terremoto político español en el ámbito de la izquierda. No he hecho ninguna apuesta sobre quién iba a ganar porque no me atrevía y porque además tenía serias dudas de lo que podía pasar. Me ha sorprendido la distancia, la holgura con la que se ha producido esta victoria y lo que ha demostrado es cierta ceguera por parte de lo que pensaban durante mucho tiempo que Pedro Sánchez estaba amortizado y que los actos los llenaban de gente que eran como maniquíes porque faltaba público. Ha habido cierta prepotencia a la hora de calibrar eso y lo han pagado en las primarias.

–¿Cree que Susana Díaz es ya un cadáver político?

–(Silencio) No me atrevo en política ya a hacer ninguna valoración sobre la carrera de nadie y menos después de lo que ha sucedido, porque nadie apostada en octubre que hoy Pedro Sánchez estuviera donde está. En política creo que no se puede decir que todo ha terminado, porque depende mucho de lo que haga uno mismo y los actores implicados, pero está claro que ha salido con su liderazgo muy tocado. Depende de la capacidad que tenga de asumir su derrota con humildad y de la generosidad de Pedro Sánchez hacia su persona.

– Ex ministros como Corcuera se han marchado ya. ¿Qué queda en el actual PSOE de aquel histórico que ganó en 1982?

–Tengo mis dudas porque para las actuales bases e incluso los cuadros creo que a Corcuera ya lo consideraban fuera del partido. ¿Eso puede ocurrir con otros casos más? Pienso que sí, pero no pienso que vaya a ver una estampida de dirigentes para ver cómo evoluciona todo hasta el congreso y después del congreso.

–¿Y el establishment?

–Si lo entendemos como el poder mediático, económico y político queda preocupado porque cualquier posición a la izquierda que posibilite un entendimiento con Podemos, no digo ya con el nacionalismo catalán, se considera muy arriesgado, lo ven como inestabilidad, etc. No lo han ocultado, porque han promocionado en la manera de lo posible el bipartidismo, la gran coalición. Por lo tanto, Pedro Sánchez provoca preocupación en el establishment, pero lo que sí me atrevo a decir es que tal como han ocurrido las cosas, desde esos estamentos habría que preguntarse por qué han sucedido estas cosas. Se ha irritado a mucha gente y a muchas bases que se han expresado como se han expresado.

–En su libro habla en varias ocasiones del concepto de credibilidad. ¿Lo tiene el PSOE hoy?

–Pienso que tiene una oportunidad si saben aprovechar la ola de ilusión que ha provocado esto. Podría recuperarla, porque es evidente que en los últimos años la ha perdido la política, el periodismo, los medios y también el PSOE. De ahí el distanciamiento entre buena parte del electorado y de las bases del partido. Recuperar eso no es nada se sencillo a pesar de que veamos la victoria de Pedro Sánchez como una renovación garantizada.

–Echenique ha dicho que quiere «hechos y no promesas». ¿Qué va a pasar en la izquierda?

–De aquí al congreso socialista la elección de los delegados por territorios y las propuestas políticas marcarán las líneas argumentales a llevar a cabo y sobre todo determinar cuál es su principal adversario: el PP o Podemos. Parece lógico que la postura será lo que ha defendido en las primarias, pero está claro que Pedro Sánchez no está en el Parlamento y tiene que buscar una cara de referencia en la Cámara. Creo que es inteligente y apostará como ha hecho en los últimos meses, cuando no ha estado en la primera línea mediática. Al no estar allí, necesitará más presencia en los medios, lo cual es muy peligroso para un político porque te puede provocar contradicciones y disgustos.

–Lo que ha sucedido en el PSOE en los últimos meses se suma a un clima político disparatado que ha crispado a la opinión pública. ¿Cree que los españoles ya están tan anestesiados que aguantan lo que sea o por el contrario piensa que esta situación es ya insostenible?

–Uno de los éxitos que ha tenido el discurso del PP y de Rajoy ha sido el de intentar que aparezca como normal lo que es totalmente anormal. Hacer cotidiana la corrupción tiene el problema de que se asume como el normal funcionamiento de la vida democrática, lo cual es tremendo. Por lo tanto, si estamos saturados o no, tengo dudas porque ya ha habido situaciones para que el hartazgo hubiera explotado, pero hay una cosa positiva y es que la gente tiene mucho interés por participar en la política.

–¿Queda algo al fondo de la izquierda española?

–Claro que queda. Queda mucha gente, de hecho cualquier encuesta del CIS revela que hay una mayoría que se coloca en el centro-izquierda. Otra cosa es lo que cada uno considera que es ese espectro. Creo que le queda vida, pero hay una desorientación en la socialdemocracia internacional y hace falta que haya propuestas que consigan esa credibilidad perdida. No es fácil defender ese discurso frente al poder mediático y empresarial, pero en el libro recojo varios testimonios de empresarios que entienden que se ha ido demasiado lejos, sin tener en cuenta las aspiraciones de las clases medias y los excluidos, y que hay que hacer las cosas de otra manera, pero eso tiene más que ver con la izquierda que con el neoliberalismo.