Sevilla

«Queremos un colegio digno, no un gueto para nuestros hijos»

«Queremos un colegio digno, no un gueto para nuestros hijos»
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Un grupo de padres y madres de Utrera han decidido dar el paso que los políticos no son capaces de dar. La Junta de Andalucía viene dando largas a una localidad con 55.000 habitantes a la necesidad de construir un nuevo colegio en los últimos años, periodo en el que han proliferado las famosas «caracolas» en los centros de enseñanza por la falta de plazas. El inicio del curso 2013-14 ha colmado el vaso de la paciencia de muchas familias, que vieron cómo para evitar el hacinamiento de los alumnos la Junta optó «in extremis» por adaptar unos terrenos en la zona conocida como «La Mulata», donde debería construirse el nuevo colegio, para colocar unas caracolas para nuevas líneas escolares. Hoy, este grupo de padres, que se han constituido como una plataforma denominada Familias Afectadas por la Falta de Plazas Escolares (FAFPE), acuden a la Consejería de Educación para presentar las primeras 300 reclamaciones de las más de 600 que han recogido en el pueblo, miles de folios a sellar en siete departamentos, para reclamar por parte de la Administración un compromiso para la aprobación y elaboración del proyecto que garantice «un colegio digno».

La visión que ofrece la Junta sobre las aulas prefabricadas se cae por la evidencia en el caso de Utrera. «Al principio nadie quiere caracolas y luego ningún centro quiere que se las lleven», dijo al arrancar el curso el delegado de Educación en Sevilla, Díaz Morillo. La realidad es que a Utrera, al «anexo» creado de la nada a 800 metros del CEIP Al Andalus, llegaron caracolas de «tercer o cuarto uso» en otros centros andaluces en condiciones penosas de seguridad y salubridad. Los padres incluso se negaron a llevar a sus hijos al colegio hasta que no se resolviesen los problemas: falta de electricidad, chapas cortantes, cables a la vista, alcantarillado de fácil acceso... Todo ello para escolares de infantil. Para un grupo de cien niños, las clases comenzaron el 23 de septiembre, dos semanas después de lo normal y sólo gracias a donaciones cuentan con material electrónico en las aulas.

Miguel es uno de los padres afectados: «Queremos un colegio, no un gueto para nuestros hijos». Este padre narra cómo en el actual escenario, «hay niños de 3 y 4 años que tienen que recorrer casi 800 metros para ir al comedor» del Al Andalus, un centro que por otra parte tiene más de cincuenta años y se encuentra en malas condiciones.

La Junta se apoya en el descenso demográfico de los últimos años para negar la urgencia de un proyecto que sigue paralizado, pero los padres constatan la insuficiencia de plazas por zona. «Hay alumnos que tienen que atravesar la ciudad cuando en el camino hay dos y tres centros en ocasiones». Alcanzado el tercer trimestre de 2013 han nacido 463 niños en Utrera, según el censo del juzgado de Utrera. Se prevé que finalice el año con más de 600. El número de plazas ofertadas es inferior. El problema, por tanto, se agravará y no será suficiente con elevar la ratio como en otras ocasiones, y lo que ha provocado que zonas comunes hayan sido habilitadas como aulas por la falta de espacio.

El 10 de octubre se aprobó una moción en el pleno del Ayuntamiento utrerano para tratar con la Junta de Andalucía la creación del nuevo colegio e incluir en el próximo presupuesto su inicio. Educación plantea acelerar el proceso con la colaboración del Ayuntamiento, que se haría cargo del proyecto básico (250.000 euros), pero el alcalde no quiere caer en otra trampa de la Administración autonómica y recuerda una guardería construida recientemente y sin uso por falta de mobiliario. Se hace imprescindible un compromiso mutuo por escrito.