Enrique Miguel Rodríguez
Siempre habrá bodas
Las encuestas, los datos oficiales contrastados, apuntan que cada vez hay menos bodas. Crecen, sobre todo en los países más avanzados con mejores niveles de vida, los llamados «single»: hombres y mujeres que viven solos. En principio a mí esto me parece un tremendo fracaso social porque luego muchas y muchos que abominan de la convivencia, compartiendo casa, son los que llenan los lugares públicos en busca de compañía. La casa –se lamentan– se les viene encima. Pero no es del tema de la convivencia y los egoísmos que la hacen tan difícil de lo que quiero hoy escribirles. Al hilo de los datos con los que empezaba es conveniente señalar el auge que uno puede observar en los escaparates de muchas calles de toda Andalucía de asuntos relacionados con las bodas. En Sevilla, la calle Cuna se ha convertido en referente de los trajes de novias, novios, e incluso de padrinos. España lidera a nivel mundial este tema. Las firmas Pronovias y Rosa Clará son el espejo a nivel mundial de lo que escribo. Igualmente sucede con muchísimos palacios, que se pueden alquilar para fiestas o bodas. También hay una amplia oferta de fincas cercanas en las que se pueden realizar celebraciones, contando además con ofertas de especialistas en viajes de boda, audiovisuales, espectáculos y planificaciones integrales de una boda. El día 24 comienza en Fibes la XXI edición de Sevilla de boda. Cuenta con 120 expositores. Y a tenor de estos datos no parece por tanto que el casamiento esté en peligro de extinción. Claro que para ejemplo de hasta dónde se puede llegar en esto de legalizar lo del amor para toda la vida tenemos el próximo enlace de Ana Boyer y Fernando Verdasco. Ya les comenté que sólo asistirán 50 personas. Descontados padrinos, padres y hermanos quedaban pocas plazas, por las que luchaban denodadamente algunos que no querían faltar. Ahora es posible que se estén arrepintiendo, porque la empresa que organiza el acto ha solicitado a los asistentes un adelanto de 1.500 euros. Posteriormente abonarán otros 1.500 para alquiler de villas, avionetas y otros gastos. Vamos, a 6.000 euros la pareja.
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