Política

LaLiga Santander

Una agonía innecesaria

La decisión de mantener a Setién se reveló errónea tras el empate del Espanyol en el Villamarín (1-1), que convierte las tres jornadas que quedan para el final en un calvario

Los hinchas radicales del Betis se ausentaron en la primera parte, durante la cual una pancarta ocupó su sector de la grada / Foto: Efe
Los hinchas radicales del Betis se ausentaron en la primera parte, durante la cual una pancarta ocupó su sector de la grada / Foto: Efelarazon

La decisión de mantener a Setién se reveló errónea tras el empate del Espanyol en el Villamarín (1-1), que convierte las tres jornadas que quedan para el final en un calvario

Se acabó. Aunque llevaba tiempo acabado, anoche quedó claro que el curso del Betis concluirá con esa mezcla de bostezos y melancolía que deja la mediocridad. Europa es una quimera después del enésimo tropiezo casero frente a un rival de medio pelo, un Espanyol vacacional que se adelantó gracias a un obsequio de Canales y que encajó el gol de la igualada en la prolongación, al rematar Feddal un magnífico pase de Lo Celso.

La vergonzosa actuación del jueves en el campo del Levante había sido casi la puntilla pero las matemáticas dictaban que aún había opciones de volver a Europa, para lo que era obligatorio vencer. Con los mismos puntos e idénticas opciones llegaba el Espanyol. Todo, sin embargo, imitaba el ambiente de encuentro sin nada en juego, disputado (¿?) a ritmo de bolo y con defensas colaboracionistas, sin tensión alguna.

Cada aproximación del Betis traía un peligro que conjuraba la impericia de Jesé, ya proverbial, además de que ni Lo Celso ni Canales eran los de las mejores tardes. De hecho, el marcador se abrió a causa de un grosero error del cántabro, que entregó a el balón a Borja Iglesias en el punto de penalti. El «Panda» regateó a Joel Robles, tiró a romper pero repelió Mandi, aunque el rebote le llegó a él mismo y sirvió a Darder, que marcó a placer.

La primera mitad terminó entre gritos de «Quique vete ya», un clásico, que animaron a Setién a menear su once con los ingresos de Tello y Loren. Las tres carreras que dio el catalán y una falta en buena posición lanzada a las manos del portero no justificaron esta vez el debate que suscita este futbolista. Transcurrió la segunda mitad sin grandes sobresaltos hasta un tramo final, con Feddal de ariete, en el que el Betis atacó por acumulación y se hizo acreedor al empate que logró el marroquí en el penúltimo minuto del descuento para rescatar un punto que, lejos de consolar al público, lo soliviantó más todavía. La temporada se terminará sin que casi nada se juegue en las tres últimas jornadas, un síntoma de que el juicio debe ser severo porque del crecimiento prometido, nada hubo.