Castilla y León
En el medio rural de Castilla y León un cura llega a encargarse de 15 parroquias
Ofician hasta seis misas los fines de semana y llevan a los feligreses a la iglesia en su propio coche
En el medio rural de Castilla y León un cura puede llegar a encargarse hasta de 15 parroquias. «Si las vocaciones no dan un vuelco, cada vez nos tendremos que repartir más», asegura el párroco de la comarca de Aliste (Zamora), Teo Nieto.
Hace de media 138 kilómetros diarios con su propio coche para cubrir las necesidades de todas las iglesias a su cargo. Oficia seis misas los fines de semana -dos el sábado y cuatro el domingo- y otras tantas los días de diario.
Sin embargo, no es solo cura rural, también es profesor de Religión en Alcañices. Esta tendencia al pluriempleo no es única de Zamora, si no que se da en muchas diócesis de nuestra Comunidad, como Salamanca, Segovia o Burgos.
El envejecimiento de los pueblos lo acusan también los párrocos. «En cinco años he bautizado a 10 niños y he enterrado a 231 personas», afirma Nieto. Asimismo, la despoblación en el medio rural obliga a muchos curas a vivir en la carretera.
Es el caso también de Jesús Manuel Nieto, cura de Mayorga (Valladolid), quien tiene a su cargo ocho parroquias.
Asegura que es imposible celebrar misa en todas ellas cada domingo, por lo que decidió fusionar la misa de la parroquia de Cabexón con la de Villalba y la de Monaterio con Saelices, por lo que el lugar de celebración se va alternando, cada semana en un sitio.
Además, las religiosas de clausura de Mayorga recibieron permiso para poder salir los domingos a la celebración a la iglesia parroquial. «Así evitamos tener dos misas aquí y ninguna en los pueblos», explica.
Por otro lado, Francisco Casas, cura en Villalón de Campos (Valladolid), traslada en su vehículo particular a algunos fieles de Bustillos de Chaves hasta Villanueva de la Condesa para que asistan a misa.
«No es lo mismo una celebración con veinte personas que con cinco, porque siempre será más rica una comunidad cuanto más amplia sea», afirma Casas.
Del mismo modo, el cura de Villalmanzo (Burgos), Fernando García Cadiñanos, responsable de otras ocho parroquias, asegura que se ha convertido, por la soledad que acompaña a los mayores, en un asistente social, intermediario entre vecinos y administraciones y la «última esperanza para los que están más necesitados».
Sin embargo, hay algo en lo que todos están de acuerdo: «mientras haya un parroquiano en un pueblo, tendrá su cura».
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