Medio Ambiente
La riqueza de aves de Salamanca atrae al turismo ornitológico de toda España
Salamanca goza de una singular y extensa riqueza paisajística, que se traduce en una gran diversidad medioambiental. Por otro lado, su ubicación geográfica, estratégica entre la meseta y Extremadura, la convierte en territorio de paso de numerosas especies.
Entre los habitantes de estos espacios destacan las aves: enormes avutardas, águilas reales, perdiceras o imperiales, cigüeñas negras, grandes concentraciones de buitres leonados y negros, sin olvidarnos de los coloridos pajarillos, los mágicos abejarucos, las siempre ocultas currucas o los ruiseñores cantarines. De hecho, dentro de la red Natura 2000, la provincia cuenta con 11 zonas de especial protección para las aves (ZEPA), afectando a una superficie de 214.000 hectáreas. Estas zonas son: Arribes del Duero, Campo de Argañán, Campo de Azaba, Campos de Alba, Candelario, Las Batuecas-Sierra de Francia, Quilamas, Riberas de los ríos Huebra y Yeltes, Riberas del río Águeda, Río Alagón y Tierra de Campiñas.
Para satisfacer la curiosidad o la afición hacia el mundo de las aves, la Diputación de Salamanca, que preside Javier Iglesias, ha puesto en marcha varias rutas ornitológicas, dirigidas a distintos públicos con una dificultad baja o media. También se puede contactar con varias empresas especializadas, que ofrecen paseos ornitológicos guiados.
Entre las rutas, destaca la de Cañones de Arribes, de 13,4 kilómetros con una dificultad media. Este itinerario acerca al turista a una comarca con gran variedad paisajística, desde los campos ganaderos de la peni-llanura, a los tupidos bosques de los valles y los profundos cañones del río Duro, frontera natural con Portugal. La sucesión de cañones y cortados constituye uno de los paisajes más sobrecogedores del parque natural, declarado Reserva de la Biosfera, donde acompaña al visitante el vuelo majestuoso de las grandes rapaces mediterráneas: buitre leonado, águila perdicera, águila real, alimoche, culebra europea o el halcón peregrino.
Asimismo, con una dificultad más baja y de tan sólo 6,4 kilómetros, se encuentra el itinerario de Pozo de los Humos, que se inicia en la iglesias de Masueco. El recorrido atraviesa campos cultivados con almendros y olivares y bosques de robles, castaños y arces. En el primer tramo del paseo el turista debe estar atento a la multitud de pajarillos de una gran variedad de especies, siendo comunes oropéndolas, abubillas, abejarucos y rapaces forestales. Al llegar al cañón dejamos paso a las grandes rapaces: buitre leonado, alimoche, y sobre todo, el águila perdicera. Al anochecer podremos escuchar en la época adecuada al búho real.
El mejor consejo para observar aves es no molestarlas, no acercarse en exceso, guardar mucho silencio, tener un poco de paciencia, moverse con calma, y, por supuesto, no olvidar los prismáticos. Se recomienda, concretamente en los períodos de reproducción, mantenerse alejado de los nidos y alrededores y tener en cuenta que las primeras y las últimas horas del día suelen ser las más propicias, cuando las aves están más activas. Por ello, se suele evitar las horas de más calor. Por último, cabe destacar que varias de las rutas se desarrollan en espacios protegidos, por lo que es fundamental respetar la flora, los cultivos agrícolas y las propiedades privadas, y no dejar basura.
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