Valladolid

Soledad y dependencia se convierten en un reto social y asistencial

Al menos tres de cada diez castellanos y leoneses mayores de 65 años viven solos y necesitan de algún tipo de apoyo

De pie y de derecha a izquierda, Victoria Ana Merino, Julia Alonso y Josefa de Castro, cuidadoras voluntarias de Cruz Roja en Valladolid. Sentadas, Dativa Cuesta y Josefa Prieto, usuarias de las actividades de la oenegé
De pie y de derecha a izquierda, Victoria Ana Merino, Julia Alonso y Josefa de Castro, cuidadoras voluntarias de Cruz Roja en Valladolid. Sentadas, Dativa Cuesta y Josefa Prieto, usuarias de las actividades de la oenegélarazon

Lo dijo hace poco la consejera de Familia, Alicia García: «La soledad es hoy un importante reto social y asistencial en Castilla y León». Los últimos datos que se conocen sobre población revelan su paulatino envejecimiento (casi 570.000 mayores de 65 años, 82.000 de ellos de 85 o más) y lo que es peor: en apenas doce años, tres de cada diez personas que vivan en esta tierra tendrán más de 65, y muchas de ellas vivirán solas.

En estos momentos, alrededor de 126.000 hogares de la Comunidad se encuentran habitados únicamente por un mayor de 65 años, según el último censo sobre población y vivienda en la Región. Lo que supone el 23 por ciento de este colectivo, que se eleva al 34 en el caso de los que tienen 85 o más años. En España, se estima que son dos millones de personas mayores las que viven sin compañía, de las que el 26 por ciento son dependientes y necesitan de alguna ayuda.

Ante esta tesitura, oenegés como Cruz Roja cuentan con programas y numerosos voluntarios que tratan de paliar la soledad y el aislamiento de estas personas, además de prevenir el maltrato y promover su autonomía. ¿Cómo? Pues con actividades como cursos de acercamiento a las nuevas tecnologías y el uso del móvil para que puedan estar en contacto con sus seres queridos y afianzar su red social; talleres de memoria; tertulias; charlas e incluso visitas culturales. También acompañan a estas personas en sus lugares de residencia para escucharlas y, sobre todo, para que se sientan queridas.

«Cruz Roja nos da la vida»

LA RAZÓN reúne a tres cuidadoras voluntarias de Cruz Roja en Valladolid, Victoriana Ana Merino, Julia Alonso y Josefa de Castro, y a dos usuarias de la oenegé, Josefa Prieto, de 86 años, y Dativa Cuesta, de 74, para charlar con ellas sobre sus preocupaciones y anhelos diarios.

Josefa Prieto vive sola, por propia decisión, desde que hace 14 años muriera su marido. Aunque tiene nueve hijos y catorce nietos con los que tiene contacto aunque le gustaría estar con ellos más tiempo, pero no quiere «fastidiar» su vida. Pese a su movilidad reducida -le han colocado prótesis en las dos rodillas y esta operada de la cadera-, reconoce que la soledad «es muy dura» y, sobre todo, dice, «cuando te la imponen». Si bien, tiene claro que el apoyo de Cruz Roja le da la vida y no lo cambia por nada. Josefa es una de las más activas y procura no perderse ningún programa. «Tengo que venir como sea, porque así me organizo, no pierdo la rutina y estoy más sana mentalmente».

Dativa Cuesta, por su parte, tiene dos hijos y tres nietos, y vive con su marido. Dedica gran parte de su día a día a cuidar de él puesto que tiene problemas cardíacos y apenas sale de casa. Pero Dativa aprovecha siempre que puede las actividades de Cruz Roja, ya sea por la mañana o por la tarde, en busca de un respiro «para no venirme abajo», dice, y de algo de vida social. «Cuando era joven me hubiera gustado haber podido ir más a la escuela, pero eran otros tiempos, así que aprender cosas nuevas como hago ahora y compartir experiencias con otras personas es lo que más me ayuda y me motiva», asegura.