Danza
Àngels Margarit invita a jugar con Bach y las matemáticas
El Mercat acoge el estreno del espectáculo familiar «Back Àbac»
El Mercat acoge el estreno del espectáculo familiar «Back Àbac».
A los niños les encanta construir cosas, casi tanto como destruirlas después y bailar para celebrarlo. Por qué no unir estos dos fenómenos en un mis espectáculo para toda la familia. La coreógrafa Àngels Margarit lleva años colaborando con las escuelas para buscar forma de introducir la danza en los programas curriculares y así ayudar a enseñar matemáticas a partir del juego y el movimiento. Porque a los niños les encanta construir cosas y destruirlas y bailar y no hay mejor manera que utilizar esto para que encima aprendan, por ejemplo, geometría.
Después de «Flexelf» y «Origami», la coreógrafa regresa a los espectáculos familiares con «Back Àbac», un montaje que busca que los niños, a partir de ocho años, se dejen fascinar por la mágica unión de la música de Bach, los cuadros de Cornelis Escher y el juego del ábaco, la unión de diferentes piezas de madera para hacer operaciones matemáticas elementales y jugar con las medidas y la geometría. «Es un trabajo hecho con capas para enfocar la idea de medida y que los niños se impliquen en los diferentes movimientos de los bailarines», asegura Margarit.
Unión danza y circo
El Mercat de les Flors acogerá el espectáculo a partir del 26 de diciembre y cuenta con la particularidad que la compañía Mudances incluye tanto a bailarines como personas de circo. Cada uno de los intérpretes, vestido de un color primerio diferenciado, jugará con las piezas de madera y bailarán y harán equilibrios para dar a entender mejor cómo las medidas determinan nuestro espacio. «Como tenía que poner las cosas boca abajo me pareció interesante utilizar las cualidades de los artistas circenses para marcar mejor esta situación. Me ayudaba a trabajar mejor la proporción», señala Margarit.
Otro de los grandes protagonistas de la pieza es la música de Johann Sebastian Bach. A traves de interpretaciones de sus piezas muy diversas, desde adaptaciones con música electrónica a ritmos tradicionales con xilófonos japoneses o solos de trompeta, Bach brilla hasta hipnotizar el movimiento de todos los bailarines. «La música de Bach siempre me ha parecido infinita. Cambia, regresa, vuelve a cambiar, se metamorfosea y no deja de sorprender nunca. Cada generación tiene su propia aproximación al genio y esto hace que sea interesante jugar con él», dice la coreógrafa.
El resultado es un montaje lúdico, sensual y juguetón que consigue hacer vibrar la curiosidad de los jóvenes. Por ello, junto con el montaje, Margarit realizará la primera semana de enero una serie de talleres de danza alrededor del espectáculo y cuando acabe las funciones en la segunda mitad de enero realizará representaciones para las escuelas. «Cuesta mucho encontrar la forma de enseñar cosas y la danza puede ser muy útil», comenta Margarit.
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