Infraestructuras
Barcelona ya ha invertido más de 400.000 euros en la superisla
El Grupo Demócrata acusa al gobierno de Colau de convertir la prueba piloto «en un pozo sin fondo» y pide su retirada
El gobierno municipal ha gastado desde principios de septiembre 409.000 euros en la prueba piloto de la superisla para solucionar algunas de las problemáticas que los vecinos habían detectado.
El gobierno municipal ha gastado desde principios de septiembre 409.000 euros en la prueba piloto de la superisla para solucionar algunas de las problemáticas que los vecinos habían detectado. De esta cantidad, el 32 por ciento se ha destinado a soporte técnico, un 29 por ciento a señalización y un 22 por ciento en pavimentación. El 11 por ciento restante se ha gastado en arbolado y el mobiliario urbano.
Al margen de este dinero, está prevista una inversión de 1.200.00 euros, de los que 1.097.000 euros corresponden a la licitación del tramo de la calle Almogàvers entre Roc Boronat y Llacuna, que se reurbanizará en el marco de las actuaciones de el Eje Pere IV.
El Grupo Municipal Demócrata, la antigua CiU, ha pedido la concreción de los contratos que ya se han adjudicado y ha denunciado que esta prueba piloto es un «pozo sin fondo». «Esto es una prueba piloto y haciendo y van adjudicando contratos menores de acuerdo con las ideas de bombero que están teniendo en todo momento» señaló el concejal Jordi Martí en declaraciones a la ACN. Por ello, volvió a pedir la retirada de esta prueba piloto, remarcando que se puso en marcha en septiembre pasado sin avisar suficientemente los vecinos y comerciantes.
Martí todavía fue más allá en sus acusaciones y ha reprochado al Ayuntamiento que esté adjudicando contratos a «empresas amigas del govern». El concejal demócrata ha explicado a la ACN que todavía no ha recibido los contratos que solicitó el miércoles pasado durante la comisión de Ecología, Urbanismo y Movilidad. «Eso nos hace suponer que estamos delante de un churro todavía mayor del qué imaginábamos», sentenció. Desde el PDeCAT se acusa al equipo de Colau de hacer un mal uso de los recursos públicos porque «van haciendo y van adjudicando contratos menores en base a las ideas de bombero que están teniendo en cada momento».
El pasado mes de septiembre se puso en marcha la primera superisla de Barcelona en su segunda fase, recibida con todo tipo de reacciones. Se trata de un espacio de 2.000 metros cuadrados en el Poblenou, precedido por una somera campaña de información que ha sido liberado para que varios alumnos de arquitectura realicen sus propuestas para ocupar ese lugar. Sin embargo, algunos vecinos han manifestado sus dudas acerca de qué ocupará ese emplazamiento y han manifestado sus quejas por la desaparición de plazas de aparcamiento o el alejamiento de las paradas de transporte público al anularse las que se encontraban en el interior del perímetro. Aun así, la idea ha cogido cierta fama internacional y ciudades como Nueva York la están estudiando. La superisla, en cualquier caso, o su proyecto, se remonta a 1993 y ha estado con mayor o menor intensidad sobre la mesa de todos los alcaldes. No ha sido hata la llegada de Ada Colau al Ayuntamiento, sin embargo, que la idea ha cogido forma y se ha puesto en marcha en Poblenou a la espera de impantarse también en otros barrios.
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