Cataluña
C’s dobla candidatos para el 26-M y aspira a conseguir poder local
Tendrá 204 cabezas de lista y alberga posibilidades de vencer en algunas ciudades
Tendrá 204 cabezas de lista y alberga posibilidades de vencer en algunas ciudades
Tras la victoria del pasado 21 de diciembre en las elecciones autonómicas, C’s aspira a consolidar su pujanza en Cataluña en los comicios municipales del próximo domingo. Tras irrumpir en numerosos Ayuntamientos en 2015, ahora el objetivo es conseguir alcaldías. Para afrontar ese reto, las posibilidades de éxito se han multiplicado ya que el partido naranja ha doblado el número de candidaturas municipales, pasando de rondar las 90 en la última cita con las urnas a 204 para el 26-M, y se ha afianzado ya como el partido de referencia del constitucionalismo en Cataluña –demostrado en las elecciones autonómicas del 27 de septiembre de 2015 y el 21-D–.
En el cuartel general del partido naranja evitan fijar expectativas ya que, entre otras cosas, según argumentan, no se puede medir el éxito solo en función de los concejales que se obtengan sino también por los votos. En este sentido, resaltan que el 90 por ciento de los electores en Cataluña tendrán a su disposición una papeleta de C’s: estarán presentes en todo los municipios con población de más de 20.000 habitantes y en casi todos los que superan los 10.000. En cambio, en los municipios menos poblados del interior de Cataluña es donde el partido sigue teniendo una asignatura pendiente, difícil de resolver con el actual clima político, según reconocen, ya que la mayoría son localidades donde el independentismo es un rodillo y es mucho más complicado forjar candidaturas para plantear batalla. En todo caso, de lo que están convencidos también es de que en la mayoría de ciudades pueden convertirse en decisivos.
Decisivos, pero también protagonistas. C’s cosechó 176 concejales en 2015, pero entonces se optó por no entrar en ningún gobierno municipal para quedarse en la oposición. Ahora, los liberales aspiran a vencer en algunas ciudades –Salou o Vilaseca son municipios en los que alberga grandes posibilidades–, pero en caso de no lograr una victoria, tampoco descartan formar parte de gobiernos de coalición. Bien es cierto que todas las alianzas postelectorales se circunscribirán a partidos constitucionalistas, descartando así, como es natural, cualquier pacto con el independentismo –con los «comunes» están abiertos a abordar negociaciones en función del municipio y el proyecto (ya que algunas candidaturas tienen un marcado sello independentista)–.
El optimismo en el seno de C's es sustancial ya que en la gran mayoría de los municipios en los que presenta candidato ya se obtuvo la victoria en las elecciones autonómicas del 21-D. Por tanto, ahora el reto es tratar de capitalizar nuevamente ese electorado. Para conseguirlo, los naranjas han apostado en muchos lugares por situar como cabezas de listas a figuras procedentes de la sociedad civil. El más notorio ha sido Manuel Valls.
Si bien, en ese caso, las siglas de C's han quedado diluidas en la plataforma del ex primer ministro francés, que ha querido darle una pátina de gran transversalidad a la lista. Paradójicamente, ese distanciamiento de Valls puede acabar salvando al partido naranja ante las malas perspectivas electorales. Las encuestas auguran una debacle para ex primer ministro francés –no mejoraría los resultados de C's en 2015 (5 concejales de 41) e incluso podría perder algún edil–, y la poca visibilidad que está teniendo el partido naranja en la candidatura permitiría rebajar su desgaste en caso de fiasco. De hecho, Rivera no ha participado en ningún acto con Valls.
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