Barcelona
Carme Riera regresa a los territorios de su infancia en «Temps d'innocència»
El nacimiento de su nieta ha sido el motor que la llevó a pensar en su niñez. «Temps d'innocència». Carme Riera. Edicions 62. 242 páginas, 20,00 euros.
Cuando a una persona le anuncian que va a ser abuela, la alegría, la esperanza y la nostalgia se mezclan en un feliz cóctel emocional. En un único segundo, no sólo recupera la historia de su vida, sino que proyecta al futuro la vida de la criatura. Cuando a una escritora le anuncian que va a ser abuela, esta experiencia se multiplica por mil y nace esa necesidad de explicarle al recién nacido esas historias propias que nos convierten en lo que somos. Al menos eso es lo que le ha ocurrido a Carme Riera, que en «Temps d'innocència» (Edicions 62 en catalán y Alfaguara en español) vuelve la vista atrás y hacia adentro para explicar su infancia en Mallorca.
Un paraíso perdido
Riera vuelve a la escritura más literaria, más íntima y poética, para contarnos, a través de la inocencia de los ojos de una niña menor de diez una Mallorca ya perdida. «Todavía podías ver rebaños en las calles, o escuchar el tañido de las campanas. Incluso había olores, como el incienso, que han desaparecido por completo. Si no explicase esta Mallorca, desaparecería para siempre», afirmó ayer la escritora.
El libro también es un retrato de toda una generación, la de aquellos niños de los 50 educados con severidad y mano dura y que asustaban con historias del infierno y demonios con tridente. «Hemos inventado la literatura para recuperar todo aquello que hemos perdido. Yo ya tengo más pasado que futuro, pero los ojos de mi nieta me dan futuro. Quería volver a esos ojos, a mi propia inocencia», aseguró Riera.
La familia también es otra de las grandes protagonistas del libro, y una bastante particular, aguantada por las mujeres. «La vida de un niño es la doméstica y en los 50 ese era el territorio de la mujer. Mi familia sí tenía algo particular, aunque no más que otras. Al menos a mí me sirvió para abrirme la imaginación», dijo la autora.
Su madre, una de las protagonistas de la obra, todavía está viva y a los 92 años aún tiene la fuerza de voluntad de estudiar inglés, árabe o francés. No ha leído la novela todavía, y no sabe lo que dirá. Lo que sí sabe es que prefiere a otras. «Ella siempre me ha dicho que Montserrat Roig sí que le gustaba mucho», señaló Riera.
La escritora, que ha traducido ella misma el libro al castellano, está ahora su discurso de entrada en la RAE, y tiene como proyecto futuro una novela sobre los poetas de la generación de los 50.
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