Cargando...

Barcelona

Colau propone limitar los vuelos cortos en avión que puedan hacerse en tren

La alcaldesa quiere terminar con el diésel y apostar por las renovables

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, en la cumbre de ciudades contra al cambio climático de Copenhaguen larazon

La alcaldesa quiere terminar con el diésel y los plásticos de un solo uso

Un avión de Barcelona a Madrid emite 70 kilogramos de Co2 por pasajero. Contamina doce veces más que el AVE, que emite 6 kilogramos de Co2 por persona. El inconveniente es que el trayecto en tren es más caro que en avión. Pero ahora que Naciones Unidas advierte a los países que deben aumentar sus esfuerzos entre tres y cinco veces si quieren evitar una catástrofe climática, cada vez hay más voces que plantean limitar los vuelos cortos que se puedan hacer en tren. Una de estas voces es la de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, que en la cumbre que el C40 celebra en Copenhaguen, ha propuesto sustituir los vuelos cortos por un trayecto en tren siempre y cuando exista esta alternativa.

El C40 está integrado por un grupo de 94 ciudades comprometidas con el medio ambiente y con la lucha contra el cambio climático, entre las que se encuentran Madrid y Barcelona. Colau admitió que su propuesta no tiene buena Prensa, pero alega que «llevamos muchos años de cumbres y de declaraciones y es tiempo de actuar».

Como argumento sostiene que los vuelos son causantes de una buena parte de las emisiones de gases invernadero que dañan la atmósfera. Matiza que no está prohibiendo coger aviones, sin ir más lejos, a Copenhaguen ha ido y vuelto en avión. Lo que propone la alcaldesa de Barcelona es que «todos aquellos trayectos que se puedan hacer razonablemente en unas horas de tren, se tienen que sustituir por viajes en tren».

En España, esta medida afectaría «clarísimamente», apunta, a los viajes entre Madrid y Barcelona. Colau es partidaria de eliminar el puente aéreo entre ambas ciudades para reducir drásticamente las emisiones de CO2. Pese a que es consciente de que los precios que ofrecen las compañías aéreas son más competitivos.

La propuesta de Colau para limitar los vuelos no queda ahí. También habló de la posibilidad de limitar el número de vuelos que pueda tomar una persona, si con eliminar los vuelos cortos que se pueden hacer en tren no es suficiente para reducir la contaminación. Aunque admite que «son medidas que deben estudiarse bien para ver cómo se implementa». Otra idea es jugar con la fiscalidad.

Sus propuestas incómodas no acabaron ahí. La alcaldesa de Barcelona también pidió una fecha límite más pronto que tarde para poner fin al diésel. Habló de eliminar los plásticos de un sólo uso, como el que sirve para empaquetar comida con el pretexto de que «estamos contaminando el mar». Y pidió un cambio de modelo de la industria agroalimentaria porque las cosas, tal y como funcionan hoy en día, no son sostenibles. No es sostenible el viaje que hace una caja de fresones de Almería por toda Europa para acabar en un supermercado de Barcelona. Ni comer cerezas en noviembre. «La alimentación debe apostar por los productos de proximidad», defendió.

Tanto Colau como sus colegas alcaldes son conscientes de que solas no van a ningún lado, que necesitan la complicidad del Estado. «Las ciudades estamos liderando el cambio, pero los Estados tienen la capacidad legislativa para cambiar las reglas del juego globales», admite.

La alcaldesa de Barcelona está dispuesta a abanderar un cambio de paradigma real. Barcelona será la primera ciudad española en estrenar una gran Zona de Bajas Emisiones por la que no podrán circular los vehículos más contaminantes. Aunque Madrid estrenó antes un área libre de vehículos contaminantes, la Zona de Bajas Emisiones de Barcelona equivale a veinte veces la de Madrid Central. Pero para abanderar este cambio requiere además «una mínima estabilidad política». «En España llevamos un cierto tiempo de inestabilidad y de muchas elecciones. Necesitamos gobiernos que puedan aprobar presupuestos para financiar el transporte público, por ejemplo», lamentó.