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Exposición

Cuando Liszt toco «El gegant del Pi»

El Museu de la Música acoge en una exposición los grandes momentos sinfónicos de la ciudad Condal

Richard Strauss dirigiendo a la Banda Municipal en 1925
Richard Strauss dirigiendo a la Banda Municipal en 1925larazon

El Museu de la Música acoge en una exposición los grandes momentos sinfónicos de la ciudad Condal

En 1845, Franz Liszt llevaba ya siete años girando por toda Europa con sus recitales de piano. No tenía un auténtico hogar al que regresar, así que tampoco estaba cansado. El 19 de abril, el compositor entraba en el pequeño teatro de la plaça Reial de Barcelona para cerrar su estancia de dos semanas en la ciudad. Habían sido dos buenas semanas, tanto, que realmente pensó en quedarse mientras realizaba uno de sus famosos recitales de piano. Cuando acabó se sentía feliz y agradecido que empezó a pedir al público que le hiciese sugerencias de melodías con las que pudiese improvisar.

Después de divertirse con una jota o una cavatina de la ópera «Ernani» alguien le lanzó la partitura de «El gegant del pi». Durante 15 minutos convirtió la icónica canción infantil en un auténtico regreso al paraíso perdido. Y mientras improvisaba pensó que había reencontrado su auténtico hogar. Sintió el mismo calor, el mismo confort, protección, ilusión, esperanza y curiosidad de su niñez. Cuando acabó, por un segundo realmente pensó en quedarse en Barcelona, el lugar donde por 15 minutos volvió a ser un niño, pero en seguida comprendió que su hogar no tenía forma, sólo música y sucedía siempre allá donde él estuviera. Se despidió, eso sí, con una lágrima o dos de la vieja Barcelona.

EL Museu de la Música acoge en una exposición los grandes momentos sinfónicos que ha vivido Barcelona. En total, son 18 grandes días para una ciudad llena desde sus inicios de música. Coordinado por el director del Museu de la Música, Jaume Ayats, la muestra nos traslada a 1708 , año en que se especula se pudo escuchar la primera ópera en la Ciudad Condal. Se trata de una composición de Antonio Caldara, que se interpretó en la Llotja de Mar dentro de los fastos del casamiento entre Carlos VI y la princesa Isabel Cristina de Brunswick-Wolfenbüttel, que fue governadora general de Cataluña hasta 1713. No hay nada como estrenar algo para dar buen augurio a un matrimonio.

A partir de aquí los nombres ilustres son muchos. Como Chopin, que en el otoño de 1838 se instalaba en la cartuja de Valldemossa mientras esperaba a embarcarse hacia Mallorca y tratarse así su tuberculosis. Viajaba con la escritora George Sand y las hijas de ésta. En Barcelona compuso la Polonesa en do menor, opus 40 núm. 2 y la Mazurca en mi menor, opus 41, deajndo claro que Barcelona es un lugar ideal para destensar la imaginación y crear mundos.

Otro momento épico fue la estancia de Igor Stravinsky en la ciudad para dirigir en en Liceu sus suites de «El pájaro de fuego» y de «Pulcinella» y la ópera «El ruiseñor». El compositor regresó en múltiples ocasiones a la ciudad, la última de ellas en 1956. Además, la muestra habla de la visita de Arnold Shömberg o la de Benjamin Britten en 1936. Y acaba con el recordado concierto de Alicia de la Rocha para inaugurar el Auditori en 1999.

núm. 2 Aún así, cuando se marchó dejó escapar una lágrima o dos por la ciudad rdó que su único hogar era su música y continuó viviendo allí, en cualqueir lugar donde pudiese vivr de ella.

con uno de sus célebres recitales de piano en un singular libro que publica Temas de Hoy. En «Juegos reunidos feministas», con ilustraciones de Ana Galvañ, la autora propone una aproximación al feminismo sin censuras, pero desde una perspectiva divertida. Un libro que se ha escrito pensando tanto en un lector masculino como femenino, para reír y para pensar.

¿De dónde surge todo esto? Escalona, en declaraciones a este diario, explicó que «el libro fue un encargo que me hizo Temas de Hoy como editora externa. Se suponía que yo tenía que buscar a una autora y a una ilustradora para poder encargarme de la edición del libro que es lo que he hecho durante veinte años de mi vida». Pero la cosa cambió porque «en diversas reuniones de contenido los editores me acabaron diciendo que por qué no lo escribía yo. Ellos querían esa voz gamberra que empleo en muchas ocasiones. Temas de Hoy encontró a la ilustradora, a Ana Galvañ, que le dio vida al libro».

Cuando se le recuerda a la autora de «Juegos reunidos feministas» la máxima de Horacio, ella corrige al autor de estas líneas. «Esto es enseñar provocando algún enfado y alguna rabia. No se trata de hacer un libro complaciente. Lo que queremos es que provoca reacciones, incluso autocrítica porque es algo a lo que me he sometido mientras lo escribía. Es revisión del feminismo, tanto de comportamientos, prejuicios como ideas preconcebidas», asegura Escalona.

El objetivo también es que quien se acerque a las páginas de este libro de vocación interactiva pueda aproximarse al feminismo sin complejos. «El feminismo nos lo han explicado muy bien y hay grandes teóricas como también hay grandes libros que están escritos para personas que no quieran acercarse a la teoría feminista más dura. Lo que sí que hay es un entendimiento absolutamente absurdo de lo que es el feminismo, con una gran falta de comprensión lectora, así como de lo que es el término en sí mismo. Es prejuicio que viene de la propia raíz de la palabra. Hay gente que no se cree con una raíz como es “femenino” pueda hablar de lo universal de la palabra. Si es que feminismo es igualdad. Nos lo han enseñado muy bien, pero lo hemos leído muy mal», comenta la autora.

Por eso el libro busca de enseñar todo esto «a través del sentido del humor y del juego, una manera más de aclarar ciertos términos».