Danza
Danza para los bárbaros
Hofesh Shechter lleva al Mercat de les Flors su última coreografía, «Barbarians», una nueva vuelta de tuerca a su rico lenguaje corporal
«Necesito salir de mi zona de confort, arriesgarme, experimentar y buscar nuevas facetas para crecer y expandir mi lenguaje», asegura el coreógrafo de origen israelí Hofesh Shechter. Su último montaje, «·Barbarians» es una buena prueba de ello. «Puede que sea una obra dispersa y desordenada, pero es honesta. Responde a la duda del artista de preguntarse quién soy yo», añade.
El Mercat de les Flors acoge hasta el 7 de febrero esta coreografía que incluye tres piezas y que reflexiona sobre la contradicción entre barbarie y amor. «Nace de la urgencia de entender la dicotomía que se presenta en los seres humanos de la necesidad de tenerlo todo bajo control y la incapacidad absoluta de lograrlo, empezando por algo tan simple y complejo al mismo tiempo como el amor», comenta Shechter.
El coreógrafo se ha rodeado de bailarines de confianza, reduciendo a lo esencial el cuerpo de baile, para intentar crear una coreografía libre, sin esquemas preconcibidos, dejando que el cuerpo se exprese por sí mismo. La obra la ensayaron de las 10 de la noche a las cinco de la madrugada para nublar un poco el juicio, dormir la razón y liberarse de cortapisas estéticas e intelectuales. «Siempre he pensado demasiado y esta vez he querido dejar de pensar y la única forma de conseguirlo era intentarlo», asegura el coreógrafo.
La primera parte, titulada «The barbarians in love», mezcla música del propio Shechter con clásicos barrocos. En la segunda, llamada «The bad», sube a escena a cinco bailarines vestidos en mallas doradas, «aunque a mí no me gustan ni las mallas ni el dorado, me parecen ridículos, pero me pareció interesante no hacer juicios a priori». La última pieza es un dueto de nombre significativo, «Two completely different angles of the same fucking thing». «Es una creación mucha información, lleno de mensajes, muy adecuado al público joven», comenta Francesc Casadesús, director del Mercat.
La música es otra vez clave en la obra de Shechter, que incluye piezas interpretadas por Jordi Savall. «Me encanta el barroco y también odio su rigidez y su orden, como si escondiesen algo detrás», comenta el coreógrafo.
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