Danza
Danza para tocar el cielo
Pep Ramis, con Mal Pelo, baila el solo «The mountain, the truth and the Paradise» en el Mercat
Pep Ramis, con Mal Pelo, baila el solo «The mountain, the truth and the Paradise» en el Mercat
Subió a lo alto de una montaña, pero cuando llegó a la cima, sintió deseos de ir más arriba.Por qué, Claire, por qué, no te parece precioso todo esto, se preguntó, pero no podía evitarlo, quería más. El aire húmedo le cosquilleaba la nariz y las nubes parecían tan cercanas que sentía que le alborotaban el pelo. Y aún así, no era suficiente. Empezó a correr de forma desesperada y saltar con los brazos extendidos, en una extraña danza, como si fuese posible agarrarse a las nubes y llegar un poco más arriba. Pero no, no podía, y si algo no podía soportar la pobre Claire, era no poder, no poder, ¡ella podía!
La chica acababa de cumplir 16 años y la habían convencido de que si lo deseaba con fuerza y trabajaba duro, podía conseguir cualquier cosa. Y deseaba con fuerza llegar más alto. A unos metros, vio un mendocino, un árbol de más de cien metros de altura, y decidió llegar a la copa y ver el mundo desde allí. Cuando mire abajo, seguro que me sentiré satisfecha, se dijo, fregándose las manos entre sí ansiosa por empezar.
Cogió carrerilla y saltó como un puma sobre aquel enorme tronco. Lo más difícil eran los primeros metros, desnudos de ramas, pero consiguió superarlos prácticamente sin esfuerzo, saltando de surco a surco como si fuese una ardilla. No, no, ¡soy una ardilla!, se dijo a sí misma, roja de emoción.
Cuando las ramas empezaron a extenderse por todas partes pudo relajarse un poco y subir con mayor seguridad. No tardó mucho en llegar a la copa, y sentir el viento congelado en las orejas. Aquello era precioso. Echó una ojeada a toda la cordillera, que se dibujaba borrosa como si fuese un mar verde enbravecido desde tan alto, y pensó, sí, sí, esto es suficiente. Pero no, «agggh», gritó, porque se estaba mintiendo, y no hay nada tan ridículo como mentirse a uno mismo. No, todavía quería ir más arriba, pero cómo. «Arrggh», volvió a gritar.
«Quieres hacer el favor de bajar de mi árbol, niña hiena, estás asustando a los armandos», oyó entonces detrás suyo y prácticamente se cayó desequilibrada por el susto. Se giró acongojada y vio en una de las ramas a su lado a un gracioso chiquillo, de unosquince años, cogido con fuerza por las piernas del árbol y moviendo los brazos como si manejase el cielo a su antojo. Claire calló y lo miró con curiosidad. Algo le hizo imitarlo. Entornó sus piernas alrededor de las ramas y dejó libres las manos. Aquella sensación de vértigo e inestabilidad la hizo sentir viva y por un segundo gritó, «sí, sí, estoy satisfecha», pero entonces perdió su punto de apoyo y empezó a caer. El niño la agarró justo a tiempo y con cara de cáctus gritó, «maldita sea, niña hiena, has asustado a los armandos».
A Claire le daban igual los armandos, no sabía quién eran los armandos, ni por qué aquel chavalín insistía en llamarla niña hiena. Sólo sabía que se sentía en deuda con aquel muchacho y le abrazó como si le debiese la vida. Se la debía. Le besó en la mejilla y empezó a bajar a tierra. Qué bien se sintió cuando notó la hierba bajo sus pies. Ahora sabía lo que tenía que hacer cuando se encontraba insatisfecha, levantar los brazos y bailar y, sobre todo, asustar a los armandos, porque ella era el niña hiena y lo podía hacer todo.
El Mercat de les Flors buscará este fin de semana ayudar a los amantes de la danza a sentir lo que es tocar el cielo con el último espectáculo de la compañía Mal Pelo, que integran Pep Ramis y María Muñoz. La aclamada pareja presentará su nuevo montaje, «The mountain, the truth and the Paradise», un solo en que Ramis se convertirá en bailarín portavoz en la montaña. «The Mountain, the Truth & the Paradise es un universo poético que se pregunta sobre el sentido de lo divino y de lo vulgar, sobre la espiritualidad y la ignorancia, sobre la belleza y la banalidad», comenta la compañía.
En una escenografía sencilla, en un espacio blanco y desnudo, Ramis se moverá como si se multiplicase. La precisión del gesto y su conjunción con el movimiento serán fundamentales para dibujar una dramaturgia que pendulará entre el humor irónicfo y punzante y la rigurosa belleza de la poesía. «Es un viaje cambiante, emocionante y lleno de estímulos», comenta Ramis, que se ha vaciado en esta versión de sí mismo y que le ha hecho reconocer que le encanta bailar solo.
María Muñoz hace aquí de directora, mano a mano con el dramaturgo Jordi Casanovas, que ha ayudado en moldear la dramaturgia, que también incluye texto, tanto de mal Pelo como del escritor italiano Erri de Luca. El resultado final responde a esa necedad de estar en la copa del árbol más alto del mundo y querer más. Claro que se quiere más, en la cima de un árbol no se puede bailar.
Coltrane y la danza
La compañía belga Rosas, creada por Anne Teresa De Keersmaeker, una de las mayores figuras de la danza contemporánea actual, regresa al Mercat de les Flors, con el coreógrafo catalán Salva Sanchis, con la reelaboración de «A Love Supreme», a partir de la composición homónima de John Coltrane. Creada en el año 2005 para un cuarteto de jóvenes bailarines, la pieza vuelve a girar ahora por todo el mundo con coreografía de De Keersmaeker y Sanchis y con los bailarines José Paulo dos Santos, Bilal El Had, Jason Respilieux y Thomas Vantuycom. La obra estará en Barcelona hasta el día 6 de mayo.
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