El desafío independentista

El Govern asegura que está a punto para recaudar todos los impuestos

Anuncia que puede construir una base de datos fiscales con las declaraciones de las empresas

Puigdemont, ayer, junto al cónsul de Estados Unidos en Barcelona, Marcos Mandojana, durante la recepción ofrecida al cuerpo consular
Puigdemont, ayer, junto al cónsul de Estados Unidos en Barcelona, Marcos Mandojana, durante la recepción ofrecida al cuerpo consularlarazon

Anuncia que puede construir una base de datos fiscales con las declaraciones de las empresas.

Los planes de la Generalitat de Cataluña para poner en marcha una hacienda propia continúan avanzando. A partir del 1 de julio, la administración catalana estrenará un nuevo sistema informático que permitirá recaudar todos los impuestos de los catalanes, aunque comenzará haciéndose cargo únicamente de la tasa sobre bebidas azucaradas. El objetivo, sin embargo, es ampliar sus tentáculos para recaudar también la tasa turística y los nuevos gravámenes sobre grandes superficies y emisiones de dióxido de carbono. Superadas estas pruebas, el Govern no alberga dudas de que el nuevo sistema, bautizado como Espriu, tendrá capacidad para gestionar los tributos de carácter basados en grandes censos de contribuyentes, tales como el IVA y el IRPF.

Fue el secretario de Hacienda de la Generalitat, Lluís Salvadó, quien anunció en Rac1 la próxima puesta en marcha de este sistema. Lo cierto es que los planes recaudatorios del Govern han suscitado enormes suspicacias en los últimos días, puesto que el dimitido senador de ERC, Santiago Vidal, aseguró que la administración catalana se había hecho con información de los contribuyentes catalanes de forma «ilegal». El Govern desmintió a Vidal y Salvadó trató de simplificar el procedimiento de la Agencia Tributaria Catalana en un futuro.

«La base de datos se construirá a partir de las declaraciones que harán las empresas que, en definitiva, son las que pagan los grandes impuestos que ahora recauda el Estado. No necesitaremos una base de datos específica», aseguró Salvadó, uno de los principales hombres de confianza del vicepresidente de la Generalitat, Oriol Junqueras. En este sentido, Salvadó añadió que «la agencia catalana ni tiene ni necesita los datos de la agencia española».

En realidad, la Generalitat trabaja desde hace tiempo en la formación de una base de datos que le permita manejar la caja de los impuestos. El número dos de Economía no tuvo inconveniente en explicar que estos datos fiscales en poder del Govern se han obtenido «con decenas de fuentes de información, pero siempre a partir de los tributos que ya gestionan y están amparados por la ley».

En todo caso, y para despejar dudas, Salvadó comentó que la Generalitat tiene previsto encargar una nueva auditoría a la Agencia de Protección de Datos de Cataluña para constatar que toda la información fiscal que tiene el Govern está «habilitada» para tenerla. Sea como fuere, el número dos de Economía asumió que para que las empresas dieran el paso de pagar a la Hacienda catalana, el «sí» en el referéndum debería ganar «por goleada».

Las explicaciones dadas por el Govern fueron puestas en entredicho tanto por el Gobierno como por técnicos de la Hacienda española. Según el ministro Cristóbal Montoro, «no tiene ningún sentido decir que a partir de no se qué fecha se va a pagar impuestos en otro lugar» y subrayó que «España es un Estado democrático, miembro de la UE» y «nadie puede interrumpir una dinámica de un Estado moderno, europeo y desarrollado como tal».

El portavoz de los Técnicos de Hacienda, José María Mollinedo, en declaraciones a Ep, cuestionó que el nuevo sistema informático que activará la Generalitat el 1 de julio pueda soportar impuesto masivos como IRPF o IVA. Aseguró, además, que para tener toda la información de todos los contribuyentes, la Generalitat necesitaría promulgar una ley que, probablemente, sería «recurrida» por el Gobierno o por las empresas a las que se les pidiera la información. Mollinedo también advirtió de que si las explicaciones de la Generalitat son ciertas, el sistema catalán está «sobredimensionado» y podría haber «dispendio».