Aeropuerto de El Prat

El Prat, frente a la encrucijada

Por tercer año consecutivo, el aeropuerto de Barcelona se enfrenta a otro posible caos aéreo con casi una semana de huelgas convocadas

Las aglomeraciones volverán a estar muy presentes en un aeropuerto cada verano en el punto de mira
Las aglomeraciones volverán a estar muy presentes en un aeropuerto cada verano en el punto de miralarazon

Por tercer año consecutivo, el aeropuerto de Barcelona se enfrenta a otro posible caos aéreo con casi una semana de huelgas convocadas.

El aeropuerto de Barcelona no gana para disgustos en la temporada estival. Las cifras no engañan y va viento en popa. Pero llega el verano y, por tercer año consecutivo, los sufridos barceloneses se enfrentan a una semana de espanto a causa de las múltiples huelgas convocadas. La lista es considerable. Desde Iberia, pasando por Ryanair, Aena y los taxis. Es decir, el marco perfecto para volver a ver la clásica estampa de colas en el aeropuerto. Para colmo, las huelgas, lejos de concentrarse en un solo día se sucederán a lo largo de toda la semana.

Ante este panorama, incluso la Agencia Catalana del Consumo ha preparado un dispositivo para garantizar los derechos de los pasajeros que salgan afectados. Consistirá en desplazar trabajadores de la agencia para informar a los usuarios de todas las dudas que tengan y para explicarles cuáles son sus derechos como pasajeros. Además, también se habilitarán mensajes en los paneles informativos para recordar a los usuarios otras vías informativas como son la web de la ACC, su aplicación móvil y el teléfono 012. La semana pasada ya empezó mal para Barcelona, cuando 15.000 pasajeros de Vueling se vieron afectados el pasado lunes por las cancelaciones que se produjeron en vuelos de esta compañía a causa de tormentas. El jueves pasado alguno de ellos todavía no había conseguido volver a la capital catalana. Pero eso solo fue una tormenta ante el calendario de huelgas que viene.

Así, los días 25 y 26 de julio toca la huelga de Ryanair. Los trabajadores de cabina de la compañía harán paradas en los aeropuertos de España, pero también en Portugal, Italia y Bélgica. No obstante, la notable presencia de la compañía irlandesa en El Prat hará de Barcelona uno de los principales focos del conflicto. Los 1.800 trabajadores españoles en las cabinas de Ryanair exigen que se les aplique la legislación laboral nacional (y no la irlandesa como hace la compañía), entre otras mejoras de las condiciones salariales y laborales así como una reducción de la alta temporalidad. Las negociaciones entre los trabajadores y la compañía han fracasado. La compañía aérea calcula que cancelerá (o aplazará) hasta 400 vuelos hacia o desde España, del total de 600 que afectarán a unos 100.000 pasajeros.

Iberia

Después, el 27 y 28 de julio y el 3 y 4 de agosto llega el turno de Iberia. Ha sido convocada por los trabajadores de tierra de la compañía. Es decir, el personal que se encarga de las operaciones para embarcar y desembarcar pasajeros así como cargar las maletas, y también del mantenimiento de los aviones.

Como discreto consuelo, la huelga prevista a partir del 31 de julio del personal de tierra de Aena ha sido desconvocada. Los paros afectaban a todos los aeropuertos de España y a más de 60.000 empleados, a la sazón, la más multitudinaria de las huelgas previstas. Tras una reunión, los sindicatos CCOO, UGT y USO decidieron desconvocarla.

Taxis

Por si todo esto fuera poco, el sindicato de taxistas Élite Taxi ha convocado una nueva huelga para el día 25 de julio contra la decisión del Ministerio de Fomento de recurrir el Reglamento del Consejo Metropolitano de Barcelona para licencias de vehículos de alquiler con conductor (VTC). Élite Taxi ha precisado en su cuenta de Twitter que realizarán «una movilización de apoyo al reglamento del Área Metropolitana de Barcelona» y para mostrar su rechazo «a cualquier iniciativa dispuesta a tumbarlo».

Lo cierto es que Fomento anunció que recurrirá el reglamento desarrollado por el Área Metropolitana de Barcelona que pretende regular y limitar la llegada de licencias VTC a la ciudad, alegando que éste invade las competencias estatales en esta materia.