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Enrique Badosa: «La traducción es un negocio todavía poco considerado»

Es uno de esos grandes sabios. Acaba de cumplir 90 años y. está a punto de protagonizar un gran homenaje que tendrá. lugar el próximo 1 de junio en el Universitat de Barcelona.

Enrique Badosa
Enrique Badosalarazon

Es uno de esos grandes sabios. Acaba de cumplir 90 años y

está a punto de protagonizar un gran homenaje que tendrá

lugar el próximo 1 de junio en el Universitat de Barcelona.

–¿Cómo afronta estos primeros 90 años que acaba de cumplir?

–Con la absoluta esperanza, gracias a Dios, que sean los primeros.

–El próximo día 1 de junio tendrá lugar un gran homenaje a usted en la Universitat de Barcelona.

–Estoy auténticamente tan abrumado como agradecido.

–¿Se atreve hacer con estos 90 años un balance lo que es su obra? ¿Sabe cómo es el lector que ha leído su poesía, sus traducciones o sus trabajos como crítico literario?

–En absoluto. Puede haber leído mis trabajos de crítica, de comentarios, etc., y puedo pensar y me consta que me han seguido. En cuanto a los trabajos de poesía y traducción, nos movemos en un terreno que no tiene grandes adoradores y seguidores, pero eso no quiere decir que sean importantes, no los que yo hago, sino los que hace todo poeta y traductor. La traducción es un negocio todavía poco considerado cuando sin traducción no habría poesía. Es un problema. El traductor está mal pagado, algo que tampoco es culpa del editor. Si yo fuera economista, algo que gracias a Dios no soy, pondría seguramente calificativos muy duros no tanto para el traductor como para la sociedad en general.

–¿Recuerda cómo descubrió la poesía?

–No. En todo caso –y valga la vanidad– podría pensar cómo la poesía me descubrió a mí.

–Entonces le haré la pregunta así. ¿Cómo le descubrió la poesía?

–De niño. Por suerte en los que colegio donde estuve se nos enseñaba a leer y aprender de memoria poemas. Además en mi familia se leía poesía en alta voz. Había un personaje que era un tío mío que recitaba muy bien, tanto en catalán como en castellano. Aquello fue lo que me abrió un mundo verbal en el que me ha gustado estar siempre.

–¿Quiénes son sus poetas de cabecera?

–No tengo poetas de cabecera. El poema que en un momento dado me gusta, si no es en mi lengua de trabajo me atrevo a traducir, es temporalmente mi poeta de cabecera.

–Entre los nombres que usted ha traducido me gustaría destacar los nombres de J.V. Foix y Salvador Espriu.

–Pero también están los medievales catalanes, las odas de Claudel, poetas franceses, ingleses, italianos, alemanes... Tengo la satisfacción de haber publicado con éxito a Horacio. Para mí la traducción ha sido una pretendida metáfora de los poemas concebidos y realizados en otra lengua. Por otra parte, he dedicado especial atención a otra de mis lenguas que, aunque no escriba en ella, es mía y es el catalán. Por lo cual he traducido extensamente a Foix y Espriu.

–¿Cree que Foix y Espriu se conocen bien fuera de Cataluña?

–Se empiezan a conocer bien, en parte gracias a mis traducciones y al trabajo de otros poetas contemporáneos míos que los han traducido. Todo ello ha contribuido a que empiecen a sonar en el extranjero. De ahí que Foix y Espriu fueran tenidos en cuenta para el Premio Nobel.

–Con este trabajo como traductor usted ha creado puentes desde Cataluña.

–Habría que potenciar mucho más esos puentes hoy, tanto desde este lado del Ebro como del otro. A pesar de todo, la cultura sea de la clase que sea está hoy en un momento muy bajo en España. Esto es porque la vida es así. Se publica demasiado, pero se compra poco de lo bueno.

–¿Se relee?

–Solamente lo hago si tengo que hacer una lectura de mi obra o tengo que preparar una reedición. Lo cual no quiere decir que en alguna ocasión cuando abro un libro por casualidad me digo «te equivocaste» o «esto no está del todo mal».

–Me gustaría recuperar su faceta como crítico literario. ¿Qué le parece el trabajo que se hace actualmente en este terreno?

–Pues como en botica: hay de todo. Hacer una crítica es sencillamente decir lo bueno y lo malo de una obra, decir un sí o un no, algo que lleva mucha responsabilidad. No se puede improvisar. La crítica literaria es un vehículo imprescinble para las letras y, obviamente, hay críticos que se lo toman muy en serio y otros que no se lo toman tanto.

–¿Sigue escribiendo poesía?

–No. Llevo tres años sin escribir ni una línea y no sé por qué. De pronto aparece la musa y surge el mejor verso.

–Gracias por concederme la entrevista.

–Espero que vuelva a entrevistarme cuando cumpla otros 90 años. Le esperaré.

–Prometo venir a entrevistarlo.