Literatura
Javier Cercas: «No he buscado la trayectoria editorial que he tenido»
El autor de «El monarca de las sombras» fue ayer uno de los principales ponentes en el Foro Edita Barcelona
El autor de «El monarca de las sombras» fue ayer uno de los principales ponentes en el Foro Edita Barcelona.
–Hace ahora 30 años debutó con «El móvil». ¿Se atreve a hacer balance de lo que ha sido su relación con el mundo editorial en este tiempo?
–Mi relación con el mundo editorial no puedo decir que sea mala. Tuve un problema, pero en general mi relación no ha sido buena sino muy buena. He procurado tener una relación, le diría, que fuera más allá de lo profesional. Es de amistad, al menos de complicidad activa. Me interesa mucho lo que pasa con mis libros. Yo tengo muy poca relación con el mundo literario, apenas tengo amigos escritores y, claro, lo que me mantiene conectado con ese mundo son los editores. Son como mi punto de conexión con el mundo, con un mundo que es el mío. Pero es que me pasa lo mismo si voy a Italia o a Francia, donde tengo confianza en mis editores. Yo turismo no hago, así que me fío del editor.
–Ha tenido todo los tipos de editor: desde el muy pequeño (Sirmio), al independiente importante (Tusquests Editores) a un gran grupo (Penguin Random House). ¿Con cuál se siente más cómodo?
–No puedo decir que una cosa sea mejor que la otra. Esto es como aquello que decía Harrison Ford cuando le preguntaban por el cine independiente. «¿Independiente? Independientes somos Spielberg y yo que lo somos de todo el mundo», decía. Eso mismo es Penguin Random House, un gran grupo que funciona como una editorial normal y corriente. Ellos pueden decir que son independientes y no creo que lo haya más independiente que Claudio López Lamadrid, mi editor, y de eso estoy completamente seguro. Puedo decirle que a mi no me presiona nadie, salvo yo mismo y, si quiere, aquellos que me insultan y me llaman fascista.
–¿Lo normal es empezar la carrera de escritor en un pequeño sello? Ese ha sido su caso desde la aparición de «El móvil» en Sirmio.
–Creo que es una buena cosa empezar así. No he buscado la trayectoria que he tenido. Le contaré una anécdota estupenda. Poco antes de que publicara «Soldados de Salamina», le hablo de cuando tenía 37 años, tenía dos o tres amigos que eran escritores y uno de ellos era Roberto Bolaño, a quien no conocía nadie en ese momento y que tenía un sentido guerrillero de la literatura. Nos llamábamos cada día por teléfono. Un día me dice: «Javier, aquí hay una antología llamada “Páginas amarillas”, publicada por Lengua de Trapo». En ella estaban todos los escritores de mi generación. Y me dice Bolaño: «No estás, Javier. Tienes un enemigo muy serio. Aquí ha habido una mano negra». (Risas) Mi trayectoria, como dice, es la normal. No se me ocurrió, por ejemplo, enviar mis primeros libros a anagrama porque me parecía una editorial demasiado importante, además de por miedo a que me dijeran que no. Es que, ¿cómo se me podría ocurrir con 25 años enviarle algo a Penguin Random House o a Jordi Herralde? Ni borracho. Por eso creo que mi camino es el lógico y el hecho de haber sido un escritor marginal ha sido muy bueno para mi porque me ha permitido madurar. Yo, que era un tipo de Gerona, que es como vivir en las Antillas, y que tenía amigos que eran catalanes y poetas, no podía tener la menor relación con la vida literaria española. Es decir, cero patatero. Hasta que poco después conocí a Ignacio Martínez de Pisón, Enrique Vila-Matas y Bolaño. Eso me dio tiempo para madurar e ir haciéndome como escritor.
–Especulemos un poco. Si fuera hoy un editor, ¿qué le gustaría publicar?
–Algunos que están publicados y otros no. Yo adoraba, y ahora no los leo, a algunos de los escritores que editaba Jordi Herralde. Por ejemplo, Stanley Elkin es un escritor de primera categoría. También Richard Brautigan, del que se han publicado algunas cosas. Pero publicaría también escritores latinoamericanos o las novelas de Jardiel Poncela, alguien que escribía muy bien. Las novelas de Jardiel son escacharrantes y modernísimas, experimentales y locas. Me gustaría recuperar cosas como Silverio Lanza que escribió unos cuentos absolutamente modernos. Procuraría hacer estas cosas: lo antiguo y lo moderno. Jaume Vallcorba de alguna manera intentaba hacer eso. Porque lo moderno siempre está en lo antiguo. La única manera de ser original es releyndo la tradición.
–¿Cree que es verdad ese tópico que hay editores que son escritores frustrados?
–No lo sé. Se lo tendría que preguntar a ellos. A ver, es que editores hay buenos, malos y regulares, como también pasa con los escritores. Hay gente que habla de editores con ego. Bueno, pero es que con ego también hay escritores y periodistas. Cuando he hablado en el Foro Edita del escritor como editor frustrado, le puedo decir que siempre he querido ser escritor, pero también adoraba el cine. Pero es que ser cineasta lo veía imposible, igual que editor. Ahora, cuando llegué a Barcelona, la idea de ser editor me hubiera encantado. No sé si eso me hubiera hecho abandonar la vocación de escritor, lo dudo, pero es que no pude ser editor. Si Vallcorba me hubiera dicho ser editor, como un loco hubiera ido.
–Me gustaría proponerle algunos nombres de editores con los que ha trabajado y que me hiciera un pequeño retrato.
–Adelante.
–Jaume Vallcorba (Sirmio).
–Mi primer editor y un gran editor sin ninguna duda. Era un hombre con una visión de lo que tenía que ser una editorial y la cultura de un país, Cataluña y España.
–Juan Cerezo (Tusquets Editores).
–Es un editor excelente con quien me entendí muy bien. Es alguien muy competente con quien tuve muy buena relación. Es un muy buen lector que ha demostrado que vale.
–Claudio López Lamadrid (Penguin Random House).
–A Claudio lo conozco más como «publisher» que como editor. Claudio es un tipo que tiene una idea muy clara, algo que es su virtud, de la literatura que le interesa. Eso es lo primero que debe tener en cuenta un editor. Claudio tiene muy claro lo que le interesa y lo que no. Eso es algo que a mi me gusta mucho. Por eso su editorial es con la que me siento más cómodo. Claudio tiene una visión muy global de la literatura en español y eso es muy importante. Yo no soy un escritor español sino en español.
–Miguel Aguilar (Penguin Random House).
–Es realmente amigo mío y eso es muy valioso para mi. Tiene un sentido de la lengua extraordinario que yo aprecio mucho. También tiene una cultura muy amplia de muchas cosas, no solo literaria sino también política o historia. Tiene una bonhomía inhata. Me informa de lo que realmente pasa en el mundo, de lo que yo no tengo ni idea.
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