Partidos Políticos

La CUP dejará caer a Puigdemont si no hace un referéndum unilateral

El president dice que no hubiera asumido el cargo si hubiera intuido la deslealtad de sus socios

Puigdemont, meditabundo, no pudo disimular ayer su decepción en el Parlament por la deslealtad de la CUP
Puigdemont, meditabundo, no pudo disimular ayer su decepción en el Parlament por la deslealtad de la CUPlarazon

El president dice que no hubiera asumido el cargo si hubiera intuido la deslealtad de sus socios

Un día después de volar por los aires el pacto de estabilidad entre Junts pel Sí y la CUP como consecuencia del veto de la formación anticapitalista a los presupuestos de la Generalitat, Carles Puigdemont se esforzaba ayer en mantener el tipo en el Parlament. El presidente de la Generalitat ha concluido que no le queda otro remedio que introducir cambios en la hoja de ruta soberanista para seguir adelante con una errática legislatura cuyo final parece próximo. No piensa renunciar al objetivo de conducir a Cataluña a las puertas de la independencia, pero sí que está dispuesto a desacelerar el camino y a introducir nuevos contenidos.

Nadie –ni la propia CDC– se atreve a descartar que la cuestión de confianza a la que Puigdemont se someterá en el Parlament a finales de septiembre se lleve por delante la legislatura desencadenando nuevas elecciones, pero el presidente de la Generalitat hará lo posible para salvar el cuello. La CUP le ofreció una vía para hacerlo consistente en asumir el compromiso de convocar un «referéndum unilateral de independencia» (RUI). El Govern tomó con desdén la propuesta de la CUP, puesto que la conclusión a la que ha llegado en Junts pel Sí es que «su palabra no vale».

Puigdemont, no obstante, trató de mantener las formas con la formación anticapitalista ya que, al fin y al cabo, sus 10 escaños en el Parlament continúan valiendo su peso en oro para un president que no piensa desistir del objetivo de la independencia de Cataluña. La diputada de la CUP Mireia Boya se ofreció a «rehacer los puentes» entre ambas formaciones y Puigdemont, con aire de resignación, le replicó que «los mejores puentes son aquellos que no se dinamitan».

Tal es la resignación y el desencanto que Puigdemont se sinceró en una entrevista a primera hora de la mañana ante los micrófonos de Catalunya Ràdio. «Si me hubieran advertido al inicio de que el acuerdo tenía que mutar, yo no me habría metido, así de claro. No creo ni que Artur Mas me lo hubiera propuesto», afirmó.

Mas, por su parte, también manifestó su decepción con el veto a los presupuestos y asumió que ha dejado «gravemente tocado» el Govern. El líder de CDC no descartó que la beligerancia de la CUP vaya en aumento y que en septiembre, con la cuestión de confianza, acaben de hundir el barco de Junts pel Sí. «Si la CUP hace de CUP, es muy probable que acabe siendo así», dijo.

Puigdemont también contempla la posibilidad de no superar la cuestión de confianza. Su estrategia, en todo caso, consistirá en abrir conversaciones con todos los grupos pero sin el objetivo de cerrar un acuerdo. Acudirá a la Cámara con un plan de gobierno modificado y confiará en que algún grupo parlamentario le permita seguir adelante con su acción ejecutiva.

Pendiente del Estado

Durante la sesión de control en el Parlament, el presidente catalán negó que la intención de la cuestión de confianza sea un mero «juego táctico» relacionado con el resultado de las elecciones del 26-J, aunque Puigdemont apuntó que estará abierto a escuchar propuestas de referéndum desde el Estado por «pocas expectativas» que albergue.

Ante las demandas del resto de la oposición para que aproveche la cuestión de confianza para modificar la hoja de ruta soberanista, el presidente de la Generalitat aclaró que su planteamiento «no diferirá» del que ya le llevó a ser investido presidente hace medio año. De esta manera, Puigdemont descartó prácticamente al PSC como posible socio de futuro.