Déficit público
La CUP pide que los Presupuestos incluyan las tasas que suspendió el TC
La bronca entre CDC y ERC por subir impuestos, se perfila como el menor de los dolores de cabeza que va a tener Oriol Junqueras, por mucho que el convergente Francesc Homs pusiera el grito en el cielo porque el conseller de Economía no comentara con el Govern que está estudiando subir el IRPF a las rentas de más de 110.000 euros, para compensar una rebaja a las rentas de menos de 30.000 euros. Aunque por delante queda una ardua negociación, la propuesta de presupuestos que ayer presentó la CUP no será fácil de asumir para la coalición de Junts pel Sí. La CUP quiere gestos de ruptura en unos presupuestos que la diputada Eulàlida Reguant bautizó como «los presupuestos libres de Montoro». Esto son unas cuentas «postautonomistas» que sirvan de herramienta para «acelerar la ruptura» que la CUP sitúa en 2017.
Para ser unos «presupuestos libres de Montoro», el Ministerio de Hacienda no puede, como hace ahora, incidir en la gestión de las cuentas de la Generalitat. Y para ello, el «único camino» que tiene Carles Puigdemont, según la CUP, es la «desobediencia». Mientras Junqueras busca fórmulas para compensar los tributos suspendidos por el Tribunal Constitucional, como subir la presión fiscal a las rentas altas, la CUP añade que además hay que incorporar impuestos suspendidos, como el que grava a las centrales nucleares, a los depósitos bancarios y a los pisos vacíos.
La desobediencia no acaba en un desafío al TC. La CUP no condiciona por ahora no pagar la deuda a aprobar los presupuestos de 2016. De momento, plantea una auditoría ciudadana y popular, que JxSí apoya, que lleve a generar una campaña de «no a la deuda». E insiste en que el impago de la deuda se debe enmarcar en la hoja de ruta del proceso constituyente. Además de cambios significativos en la estructura del tramo autonómico del IRPF, propone otras medidas incómodas para CDC, como una reformulación del impuesto de patrimonio hacia unos impuestos sobre grandes fortunas, la recuperación de donaciones y sucesiones y algún otro nuevo impuesto con audiencia política. Hace sólo dos días, Homs insistía en que no hay margen para subir impuestos y Puigdemont añadía que no quiere hacerlo. Pero el margen de maniobra es muy limitado. Entre gastos (24.000 millones) e ingresos (20.000) hay una brecha de 4.000 millones de euros.
El reto Junts pel Sí y la CUP de pactar unos presupuestos que permitan desarrollar en un contexto de contención del gasto, el plan de choque social, que Reguant desdeñó al recordar que apenas cuanta con 270 millones de euros «miserables». La diputada de la CUP exigió unos presupuestos de inflexión en el gasto social, tras años de recortes. Mientras los miembros de la CUP explicaban qué entienden por presupuestos de la ruptura, «in situ» tomaba nota del secretario general de la conselleria de Economía, Josep Mª Jové, la convergente Maria Senserrich o el diputado podemita Albano Fanchin.
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